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Cuarentena en el campo en la voz de las mujeres rurales

Luciana Pedernera entrevistó a tres mujeres, que nos cuentan como se vive esta pandemia desde la casa hacia afuera, en el campo

Luciana Perdernera (ZonaCampo) 

Mientras la ciudad, la provincia y el país, recorren los días más intenso a nivel social y económico en base al decreto de cuarentena obligatoria por el covid-19, el campo sigue trabajando para autoabastecerse y abastecer al pueblo. En la voz de las mujeres rurales, te contamos como de se vive esta pandemia mundial desde la casa hacia afuera, el campo.


En La Tranquila, estancia en la zona de Pourtale, a 50 km de Olavarría se encuentra María Eugenia Bustos, peón de campo "acá es todo más llevadero, creo que no estamos muy alejados de la realidad ni tampoco somos inmune". Sobre la ruta puede observar que solo pasan camiones jaulas y de cereales. Mientras responde mis preguntas –del otro lado del celular-se encuentra cocinando, de a ratos sobre su corazón cae una desazón de nostalgia por el olvido y dice "es difícil porque siempre nos tilden de oligarcas y nos dicen cosas feas cuando ayudamos en silencio, nos ponemos la capa ysalimos a pelearla".


En la estancia hay tres casas, Marita aclara que "tratamos de ir a la ciudad una sola vez a la semana porque mi papa y yo somos pacientes de riesgo", por ende, la persona encargada de ir a la ciudad a hacer las compras en el supermercado para las tres casas es su mamá. "Después repartimos todo. La carne, algunas verduras y la leche la producimos nosotros, no tenemos que comprar", algo que resalta como una ventaja.


Aunque a veces las cosas se complican porque son muchos María Eugenia manifiesta que "estamos todos unidos para que todo esto pase y lo pasemos de la mejor manera, a veces se nos hace difícil la convivencia con el tema delos deberes, de estar uno arriba del otro, de que uno pide ayuda, el otro también, de que estamos impacientes. Pero bueno, se puede convivir y disfrutar puede disfrutar".


El trabajo en el campo sigue, la pandemia de covid-19 agarro al sector en plena cosecha y siembra, en este contexto indica "me duele el hecho de que no nos vean, de que no nos tengan en cuenta, los trabajadores de la salud son intachables, pero viven y se alimentan gracias a la materia prima del campo. Me dolió eso de que por ahí pelean por un heroísmo y no, somos todos uno, el campo es el motor de todo, sin el campo no se puede vivir, porque la industria no le va a producir los alimentos".


Finalmente,Marita concluyo que "aplaudo yo a mis colegas porque no podemos parar, la gente que vive la ciudad, necesita que los alimentos le lleguen, entonces la cosecha se tiene que levantar, la hacienda se tiene que mover".


Nancy Suarez, se encuentra en un campo a 6 km de Urdampilleta y a causa de la cuarentena obligatoria decidió cambiar su rutina "estamos en el campo donde trabaja mi marido que si bien la casa no está del todo en condiciones decidimos venirnos todos acá por este tiempo y cerramos la casa en Urdampilleta". En la familia de Nancy es Leo, su marido, quien sale al pueblo a buscar cosas para abastecerse.


Nancy tiene a Julián que va a la escuela secundaria en el CEPT N° de Espigas y Amparo que va a la escuela de Urdampilleta, ambos con muchas tareas escolares, algunas llegaron en formato de papel y otras fueron enviadas por WhatsApp. Ella aclara que "con Amparito se nos complica mucho con matemática, pero bueno, hacemos lo que podemos los padres. Para Julián ha sido más liviano por el sistema que tiene le Cept con la alternancia". En esta línea clara que todas las tareas de Julián llegaron por WhatsApp "quizá eso fue una complicación que tuvieron muchos –yo no- porque acá en el campo hay internet".


De toda esta situación Nancy rescata el aprendizaje que está dejando sobre sus vivencias "en lo económico te das cuenta que podes prescindir de muchas cosas y que vivís igual. Si bien yo estuve toda la vida en el campo, esto es distinto a cuando vas cualquier día o a cualquier hora, pero ahora hay restricción". Por otro lado, habla de los vínculos familiares "estamos acostumbrados al contacto por teléfono y no vernos siempre. Yo creo que hay gente que está acostumbrada a ver todos los fines de semana en este momento la esta pasando muy mal. Para nosotros ha sido más llevadero, estoy a 110 km de mi viejo, a 100 km de mi hermana a 170 km la familia de Leo, entonces no nos vemos siempre".


Para cerrar comenta "pensamos con Leo si esto hubiese ocurrido unos cuantos años atrás cuando no existían los celulares, hubiera sido un caos. En este momento el celular se transformó en un alivio increíble para la gente de campo".


A 47 km de Tapalque en el Arrayan de Rivas esta Natalia Bazán, quien decidió llevarse al campo con ella a su mamá "Marucha" por ser paciente de riesgo "me traje a mamá porque por ahí se va a comprar una verdurita y no tiene que salir", -entre risas-continua: "la tengo media secuestrada, es para estar más tranquilos".


Si bien Nati considera que el riesgo está en todos lados cree que en el campo están un poco mejor. Expresa que "vamos a Tapalque si necesitamos algo". Como medidas de higiene aporta que cada vez que vuelven de Tapalque renuevan la vestimenta al ingresar a la casa y se higienizan bien las manos.


Dos de sus hijos van a la escuela secundaria en el CEPT N° 8 de Espigas a quienes al igual que Julián –hijo de Nancy- les ha llegado la tarea víaWhatsApp y comenta que "tratan de hacer todo por ahí, porque no tenemos otro medio". Él hijo más chico de Natalia va a una escuela rural –cerca del campo- a quien también le han mandado actividades por WhatsApp,pero "la maestra antes de que empezara todo esto vino le trajo deberes". En un suspiro de alivio y llenándose de pensamientos positivos resalta "ahí la vamos llevando si dios quiere entre todos vamos a salir adelante".


Para terminar, coincide con Marita y Nancy, "Gracias a dios acá en el campo no es tanto, tenemos un poco más de libertad".

 


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En La Tranquila, estancia en la zona de Pourtale, a 50 km de Olavarría se encuentra María Eugenia Bustos, peón de campo "acá es todo más llevadero, creo que no estamos muy alejados de la realidad ni tampoco somos inmune". Sobre la ruta puede observar que solo pasan camiones jaulas y de cereales. Mientras responde mis preguntas –del otro lado del celular-se encuentra cocinando, de a ratos sobre su corazón cae una desazón de nostalgia por el olvido y dice "es difícil porque siempre nos tilden de oligarcas y nos dicen cosas feas cuando ayudamos en silencio, nos ponemos la capa ysalimos a pelearla".


En la estancia hay tres casas, Marita aclara que "tratamos de ir a la ciudad una sola vez a la semana porque mi papa y yo somos pacientes de riesgo", por ende, la persona encargada de ir a la ciudad a hacer las compras en el supermercado para las tres casas es su mamá. "Después repartimos todo. La carne, algunas verduras y la leche la producimos nosotros, no tenemos que comprar", algo que resalta como una ventaja.


Aunque a veces las cosas se complican porque son muchos María Eugenia manifiesta que "estamos todos unidos para que todo esto pase y lo pasemos de la mejor manera, a veces se nos hace difícil la convivencia con el tema delos deberes, de estar uno arriba del otro, de que uno pide ayuda, el otro también, de que estamos impacientes. Pero bueno, se puede convivir y disfrutar puede disfrutar".


El trabajo en el campo sigue, la pandemia de covid-19 agarro al sector en plena cosecha y siembra, en este contexto indica "me duele el hecho de que no nos vean, de que no nos tengan en cuenta, los trabajadores de la salud son intachables, pero viven y se alimentan gracias a la materia prima del campo. Me dolió eso de que por ahí pelean por un heroísmo y no, somos todos uno, el campo es el motor de todo, sin el campo no se puede vivir, porque la industria no le va a producir los alimentos".


Finalmente,Marita concluyo que "aplaudo yo a mis colegas porque no podemos parar, la gente que vive la ciudad, necesita que los alimentos le lleguen, entonces la cosecha se tiene que levantar, la hacienda se tiene que mover".


Nancy Suarez, se encuentra en un campo a 6 km de Urdampilleta y a causa de la cuarentena obligatoria decidió cambiar su rutina "estamos en el campo donde trabaja mi marido que si bien la casa no está del todo en condiciones decidimos venirnos todos acá por este tiempo y cerramos la casa en Urdampilleta". En la familia de Nancy es Leo, su marido, quien sale al pueblo a buscar cosas para abastecerse.


Nancy tiene a Julián que va a la escuela secundaria en el CEPT N° de Espigas y Amparo que va a la escuela de Urdampilleta, ambos con muchas tareas escolares, algunas llegaron en formato de papel y otras fueron enviadas por WhatsApp. Ella aclara que "con Amparito se nos complica mucho con matemática, pero bueno, hacemos lo que podemos los padres. Para Julián ha sido más liviano por el sistema que tiene le Cept con la alternancia". En esta línea clara que todas las tareas de Julián llegaron por WhatsApp "quizá eso fue una complicación que tuvieron muchos –yo no- porque acá en el campo hay internet".


De toda esta situación Nancy rescata el aprendizaje que está dejando sobre sus vivencias "en lo económico te das cuenta que podes prescindir de muchas cosas y que vivís igual. Si bien yo estuve toda la vida en el campo, esto es distinto a cuando vas cualquier día o a cualquier hora, pero ahora hay restricción". Por otro lado, habla de los vínculos familiares "estamos acostumbrados al contacto por teléfono y no vernos siempre. Yo creo que hay gente que está acostumbrada a ver todos los fines de semana en este momento la esta pasando muy mal. Para nosotros ha sido más llevadero, estoy a 110 km de mi viejo, a 100 km de mi hermana a 170 km la familia de Leo, entonces no nos vemos siempre".


Para cerrar comenta "pensamos con Leo si esto hubiese ocurrido unos cuantos años atrás cuando no existían los celulares, hubiera sido un caos. En este momento el celular se transformó en un alivio increíble para la gente de campo".


A 47 km de Tapalque en el Arrayan de Rivas esta Natalia Bazán, quien decidió llevarse al campo con ella a su mamá "Marucha" por ser paciente de riesgo "me traje a mamá porque por ahí se va a comprar una verdurita y no tiene que salir", -entre risas-continua: "la tengo media secuestrada, es para estar más tranquilos".


Si bien Nati considera que el riesgo está en todos lados cree que en el campo están un poco mejor. Expresa que "vamos a Tapalque si necesitamos algo". Como medidas de higiene aporta que cada vez que vuelven de Tapalque renuevan la vestimenta al ingresar a la casa y se higienizan bien las manos.


Dos de sus hijos van a la escuela secundaria en el CEPT N° 8 de Espigas a quienes al igual que Julián –hijo de Nancy- les ha llegado la tarea víaWhatsApp y comenta que "tratan de hacer todo por ahí, porque no tenemos otro medio". Él hijo más chico de Natalia va a una escuela rural –cerca del campo- a quien también le han mandado actividades por WhatsApp,pero "la maestra antes de que empezara todo esto vino le trajo deberes". En un suspiro de alivio y llenándose de pensamientos positivos resalta "ahí la vamos llevando si dios quiere entre todos vamos a salir adelante".


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