En el 4° Congreso Federal Ganadero de Rosgan, Argentina, Uruguay y Brasil expusieron sus experiencias sobre la fiebre aftosa, contrastando estrategias de vacunación y modelos sin vacunación. El análisis incluyó costos, riesgos y visiones de mercado en un momento histórico: Brasil fue reconocido recientemente como libre sin vacunación, mientras otros países ajustan sus políticas sanitarias.

El debate sobre la vacunación contra la fiebre aftosa en Sudamérica ya no es solo técnico: es estratégico. Con países como Brasil que avanzan hacia el estatus libre sin vacunación y otros como Argentina que buscan reducir costos sin renunciar al control, la región vive un momento clave. La elección entre seguir vacunando o arriesgarse con un modelo sin inmunización debe considerar no solo el precio de las vacunas, sino también la capacidad de respuesta ante brotes, el financiamiento institucional, la confianza del mercado y la estabilidad de la cadena ganadera. En ese desafío, el consenso público-privado y la cooperación regional serán fundamentales para consolidar un modelo sanitario sostenible y competitivo.
Panorama regional y avances sanitarios
Sudamérica ha conseguido un avance notable: más del 65 % del ganado bovino se encuentra en zonas declaradas libres de fiebre aftosa sin necesidad de vacunación.
Recientemente, Bolivia y Brasil recibieron el reconocimiento oficial por parte de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) como libres sin vacunación, un hito sanitario y comercial para la región.
PANAFTOSA, brazo veterinario de la OPS/OMS, monitorea la transición de varios países hacia este estatus con una guía técnica aprobada hace años, pero el ritmo y el modelo adoptado varía según cada nación.
Argentina: ajustes para reducir costos sin comprometer la sanidad
El gobierno argentino aprobó una nueva estrategia para 2026. Según la Resolución 711/2025 del Senasa, dejarán de vacunarse ciertos animales jóvenes (vaquillonas, novillos, toritos), lo que implicaría un ahorro de 16 millones de dosis, equivalentes a unos 25 millones de dólares para los productores.
Además, se implementará un sistema digital para registrar la vacunación (Sistema de Gestión Sanitaria, SIGSA), lo que debería agilizar trámites y reducir errores.
Visión del sector ganadero argentino
Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa Nacional de Carnes, afirmó que “la vacunación es el método que hoy conviene” debido a la forma de producir y al riesgo que implicaría un posible brote. Tomar tres meses sin poder exportar podría ser un golpe muy duro para muchos productores.
También advirtió que el verdadero problema no es solo biológico, sino institucional: la capacidad de respuesta frente a un brote depende tanto del servicio sanitario público como del privado. Chiesa criticó decisiones pasadas donde, dice, se ocultaron brotes en lugar de actuar con transparencia.
Experiencia uruguaya: vacunación constante sin limitar mercados
Rafael Ferber, presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), recordó que el país sufrió un brote en 2000, pero logró recuperarse y mantener exportaciones incluso con vacunación.
En números, Uruguay factura miles de millones en exportaciones cárnicas y gasta relativamente poco en vacunas: unos 32 millones de dólares al año, que para ellos es un precio razonable frente a los riesgos que traería abandonar la inmunización.
Ferber también cuestionó que dejar de vacunar para “mejorar mercados” tiene poco sentido cuando ya exportan productos premium a destinos como Japón.
Brasil: el salto hacia el modelo sin vacunación
El vicepresidente de la CNA brasileña, Gedeao Silveira Pereira, explicó que Brasil logró su estatus sin vacunación gracias a un modelo mixto de vigilancia activa, participación del productor y financiamiento solidario.
En Brasil funciona un fondo llamado Fundesa, alimentado por los propios ganaderos y una reaseguradora suiza. En caso de brote, este fondo permite una rápida respuesta sin depender exclusivamente del Estado.
Para dar un marco de seguridad, también se contrató un seguro (unos 10 millones de dólares) que refuerza la capacidad financiera frente a emergencias.
No obstante, persiste una vulnerabilidad: Brasil aún no tiene un banco de antígenos (vacunas de reserva) fuera del país, lo que podría dificultar la respuesta rápida ante un foco inesperado.
Riesgos, desafíos y el costo político-económico
Según los ganaderos reunidos en el congreso, el riesgo principal no es solo la aparición del virus, sino que un brote podría paralizar exportaciones durante meses, con pérdidas millonarias.
Por otra parte, están los costos reales de la vacunación. En Argentina, productores denuncian que el precio por dosis es mucho más alto que en otros países sudamericanos: mientras que en Brasil una vacuna cuesta alrededor de US$ 0,50, en Argentina puede superar los US$ 2 por unidad.
También hay tensión institucional: si se abandona la vacunación y el control pasa todo al Estado, algunos productores temen que disminuya su participación o capacidad de respuesta, lo que debilitaría la cadena de alerta temprana.
Mirada al futuro y oportunidades para el Mercosur
El debate no es solo sanitario, sino también estratégico para la competitividad de la carne sudamericana en mercados exigentes. Algunos productores ven en el estatus “libre sin vacunación” una puerta a mercados premium, mientras que otros advierten que los riesgos pueden ser demasiado altos.
En este sentido, el Mercosur podría consolidar políticas compartidas: colaborar en vigilancia, bancos de antígenos, fondos comunes de respuesta a brotes y mecanismos de indemnización para productores afectados.
Además, la digitalización de registros sanitarios (como el SIGSA argentino) podría replicarse en la región para mejorar la trazabilidad y la transparencia, fortaleciendo la confianza internacional.



