La ganadería pisa el acelerador: precios firmes, récord de inversiones y un sector que exige financiamiento a la altura del desafío

Con una reposición que moviliza miles de millones de dólares, un novillo en alza y un endeudamiento que crece al ritmo del mercado, la ganadería argentina atraviesa uno de sus momentos más dinámicos. El sector invierte como hace años no lo hacía, pero reclama herramientas financieras adaptadas a ciclos largos y a costos que no paran de subir.

La ganadería cierra el año con señales claras de expansión. Las inversiones destinadas a reposición, manejo del rodeo e infraestructura productiva consolidaron un movimiento histórico, impulsado por una mayor intención de crecimiento en los sistemas criadores, recriadores y de engorde. La apuesta es fuerte: ampliar rodeos, mejorar índices y sostener el ritmo productivo en un mercado que presiona con precios firmes.

Pero ese envión convive con una tensión creciente. La hacienda subió de manera pronunciada en los últimos meses y el endeudamiento promedio del sector se incrementó significativamente, dejando en evidencia una necesidad que ya no puede postergarse: líneas de financiamiento diseñadas para la dinámica ganadera.


Los productores plantean que los esquemas tradicionales de crédito quedan desfasados frente al ciclo biológico de la actividad, donde los plazos de retorno son más largos y las decisiones de inversión tienen impacto productivo a años vista.

El escenario se complejiza con la firmeza del novillo para faena, cuyo valor escaló hasta ubicarse en niveles que repercuten en toda la cadena. Para los invernadores y feedlots, reponer se volvió más costoso; para la industria, abastecerse implica mayores desembolsos; y para los criadores, cada vientre ganado o perdido tiene un impacto económico creciente. La reposición, motor central del negocio, hoy demanda más capital y una estructura financiera capaz de acompañar esa exigencia.

Frente a este contexto, la toma de créditos en dólares mostró un aumento significativo, reflejando la búsqueda de alternativas para no frenar la producción. Buena parte de esos fondos se destina directamente a compra de animales, lo que acelera la renovación de los rodeos y permite sostener la competitividad en un mercado cada vez más dinámico.

El resultado es un final de año con contrastes marcados: por un lado, una ganadería que invierte como hace tiempo no lo hacía y que confirma su potencial; por el otro, precios firmes, costos crecientes y un financiamiento que necesita modernizarse para no convertirse en un freno. La oportunidad está sobre la mesa: acompañar este ciclo expansivo con herramientas crediticias robustas, flexibles y alineadas a la realidad productiva del campo argentino.