Las precipitaciones en el centro de la provincia de Buenos Aires han superado ampliamente el promedio para esta época del año, con registros que en algunas zonas superaron los 400 mm en pocos días. El punto de vista de los Ingenieros Agrónomos Ricardo Silvestro y Germán Ramongassie, del productor Fernando Luis, del MV Sergio Comai y del dirigente rural Daniel Ayçaguer sobre el impacto en cultivos, ganadería, pasturas e infraestructura

En los últimos siete días, las lluvias en el centro de la provincia de Buenos Aires han sido excepcionales. Con acumulados que en varias localidades superan los 400 mm, a los que podrían sumarse más en los próximos días, los valores alcanzan casi la mitad de la media anual en una sola semana. Estos excesos hídricos generan distintas reacciones entre los productores, que ven impactos tanto positivos como negativos según la actividad que desarrollan.

ZonaCampo entrevistó a los Ingenieros Agrónomos Ricardo Silvestro y Germán Ramongassie, al MV Sergio Comai, al productor Fernando Luis y al dirigente rural Daniel Ayçaguer para conocer su opinión sobre el impacto de las lluvias de las últimas dos semanas en cultivos, ganadería, pasturas e infraestructura

El impacto en pasturas y verdeos

El Ingeniero Germán Ramongassie de la Cooperativa Agraria de Olavarría explicó que el efecto de las lluvias en los verdeos ha sido dispar. “En algunas zonas, la primera tanda de agua permitió la emergencia de regrases anuales, pero luego la sequía prolongada hizo que se perdieran. En otras áreas donde había mayor escasez de agua, las precipitaciones fueron muy beneficiosas y ahora hay verdeos que están saliendo en excelentes condiciones. Se están viendo avenas y regrases naciendo recién ahora, lo que es positivo”, señaló.

Además, destacó que el suelo entrará bien cargado de humedad para el invierno, aunque las lluvias han retrasado algunas labores de siembra y la preparación de los lotes. “Nos está demorando la implantación de verdeos de avena, pero lo importante es que vamos a entrar con un perfil de agua óptimo para los cultivos de fina. Eso sí, si las lluvias siguen siendo tan abundantes, podrían impedir la realización de las labores necesarias para estos cultivos”, advirtió.

Cultivos de gruesa: entre la esperanza y el riesgo

El Ingeniero Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS describe el impacto de las lluvias en función de la fecha de siembra de los cultivos.

“El maíz temprano, que floreció en diciembre, logró buena fecundación gracias a los perfiles de suelo cargados con las lluvias de noviembre y diciembre. En esos lotes habrá cosecha. Sin embargo, los maíces sembrados en fechas intermedias, entre mediados de octubre y fines de noviembre, son los que más sufrieron en zonas con estrés hídrico, mostrando grandes problemas de fecundación y baja expectativa de rendimiento”, explica.

Para los maíces tardíos que florecieron después de febrero, las lluvias recientes llegaron justo a tiempo para formar algo de grano, aunque estuvieron muy estresados. “El rendimiento dependerá de los ambientes: los suelos profundos, con mayor capacidad de retención de agua, permitieron mejores condiciones para el cultivo”, agrega.

Sobre la soja, destaca que la de primera fue la más afectada en zonas donde faltó agua. “Durante el periodo crítico de enero y febrero, los golpes de calor y la falta de precipitaciones provocaron aborto de vainas y hojas. En algunas zonas, se está viendo una recuperación, pero hay que ver cuánto logra reponer”, afirma. En cambio, la soja de segunda muestra un panorama alentador: “Gracias a la buena precipitación de diciembre, tuvo una excelente implantación. Soportó bien el estrés hídrico por su baja demanda de agua y ahora, con estas lluvias, tiene un gran potencial si la temperatura acompaña”, concluye.

Finalmente, advierte sobre la acumulación de agua en zonas bajas. “Con estos volúmenes de lluvia, algunas zonas podrían quedar anegadas por tiempo prolongado, lo que podría provocar la pérdida de cultivos”, advierte. También menciona que será clave evaluar las condiciones del suelo para la cosecha.

Ganadería: beneficios y desafíos

El veterinario Sergio Comai, de la Fundación de Sanidad Ganadera de Olavarría, resalta que, en el corto plazo, los campos ganaderos pueden beneficiarse con mayor disponibilidad de agua y forraje. “El problema es cuando el agua se estanca y las aguadas naturales se contaminan, lo que puede derivar en problemas sanitarios como la aparición de fasciolasis o afecciones podales”, advierte.

Además, señala que los mayores inconvenientes causados por estas lluvias están relacionados con la transitabilidad. “La cantidad de agua acumulada complica el acceso a los campos, lo que genera dificultades para el movimiento de hacienda hacia las ferias, el inicio de la campaña de vacunación contra la aftosa y la circulación de maquinarias. A su vez, los cortes de luz afectan la operatividad de los tambos y la infraestructura rural, con el agravante de que el personal de las cooperativas no puede acceder para reparar los daños. Todo esto se da justo en el inicio del ciclo lectivo, lo que dificulta la llegada de los chicos a las escuelas rurales”, puntualiza.

El análisis de un productor: Fernando Luis y los datos del clima

Fernando Luis, productor ganadero en la zona de 16 de Julio, en el partido de Olavarría, acompaña su testimonio con datos estadísticos que lleva recopilando durante años. Según sus registros, “el promedio de lluvias anuales se mantiene estable, aunque con extremos significativos. El balance entre semestres es más variable y, a grandes rasgos, explica los resultados de la fina o la gruesa respectivamente. En la ganadería, sin embargo, es más difícil establecer un patrón claro”, señala.

Luis destaca que los días de lluvia por año podrían ser un mejor predictor del comportamiento climático que los milímetros acumulados. “Nuestro clima es variable en sus extremos, pero no en sus promedios. No parece haber un ‘cambio climático’ en este sentido, sino que el clima de la región siempre ha sido irregular por naturaleza. Excesos como los de estos días han sucedido antes y seguirán ocurriendo”, reflexiona.

Para afrontar mejor estos eventos, Fernando considera fundamental valorar la producción mixta, respetar los límites que marcan los suelos y ser cautelosos con las intensificaciones productivas.

La mirada institucional

Desde la Sociedad Rural de Olavarría, su presidente, el MV Daniel Ayçaguer, reafirma la preocupación del sector por la falta de infraestructura para manejar estos excesos hídricos. “Los caminos rurales están sufriendo mucho, lo que dificulta la logística de producción. Es fundamental que las autoridades locales tomen medidas para mejorar el mantenimiento y el drenaje de las vías”, subraya.

Sobre la situación climática, señala: “Todos los excesos son malos, pero mucho peor es lo que estábamos pasando con la sequía. Había maíces que se estaban secando y que rendirán hasta 4.000 kilos menos por hectárea. Los excesos de agua y de sequía son igualmente negativos”, enfatiza.

El evento de lluvias extraordinarias deja en evidencia la necesidad de estrategias de adaptación a un clima que, aunque variable en sus extremos, sigue un patrón histórico. Con una mirada integral que contemple la rotación de cultivos, la diversificación productiva y una mejor planificación de infraestructura, el sector agropecuario podrá minimizar los efectos negativos y capitalizar las oportunidades que estas precipitaciones pueden traer.