Campaña desafiante si las hay, la zona central de la provincia de Buenos Aires pasó de una sequía preocupante a lluvias que en algunas partes alcanzaron el promedio anual en una o dos semanas. La planificación de recursos forrajeros marca una diferencia sustancial en la manera de transitar el proceso.

Después de la sequía, las lluvias. En muchos lugares, en ambos casos pasando de una situación extrema a otra, impactando marcadamente en la producción de forrajes y reservas. Pasamos de riesgo de pérdida por falta de agua, a acumulados equivalentes al promedio anual en el curso de un par de semanas.
El ingeniero agrónomo Juan Pablo Peyrán, de la firma Agro Gestión Olavarría y parte del staff técnico del feedlot Vita S.R.L. nos dio su perspectiva de la situación, que tiene tintes muy dispares en función del escurrimiento o no del agua en los campos, la pendiente, erosión y otros factores.
“Va a haber que esperar que termine de escurrir y bajar el agua, en zonas donde hay pendientes ha habido erosión de suelo, lo cual acarrea una pérdida de nutrientes, de materia orgánica, de fertilidad, edáfica… sería recomendable analizar y ver cómo remediar un poco todo eso”, explica Peyrán.
“Si bien es algo más a largo plazo, sin duda este acontecimiento va a traer alguna consecuencia a nivel productivo, hay que estar atentos y en la medida de lo posible, ir corrigiendo”, agrega, poniendo como ejemplo la zona en que desarrolla su actividad (Olavarría) en que se pasó de un enero muy cálido y con déficit de agua, riesgo de pérdida de cultivos, para luego cerrar febrero con zonas totalmente anegadas.
“Cada productor tendrá que ver cuales son las herramientas a su alcance para poder reinventarse y transitar lo que queda del año. En algunos casos algunos productores se la jugaron con siembras tempranas de verdeos y pasturas, incurriendo en riesgos por condiciones hídricas deficientes, y en los campos en que el agua ha escurrido lento, se ven los lotes muy bien”
“En muchos otros casos, se cambió la decisión de sembrar verdeos a sembrar pasturas, con condiciones óptimas, tenemos todavía temperatura cálida y muy buenas condiciones de humedad en el suelo. Creo que este año el porcentaje de superficie destinada a pastura va a aumentar mucho. Por el contrario, nos estamos alejando de la fecha ideal para la siembra de verdeos”, remarca.
La buena situación de campos con escurrimiento gradual, que atraviesan un otoño óptimo, contrasta con la de zonas más marginales donde el suelo todavía está anegado, con el agua en superficie, reduciendo la superficie aprovechable. En casos así, remarca la importancia crucial de la planificación de reservas, tanto para este año que viene siendo muy crítico, como para todos los años en general, ya que la situación de productores con y sin planificación de reservas es sustancialmente diferente.
“En los campos de la empresa estamos bastante bien provistos de reservas, tenemos casi 150 hectáreas destinadas a silaje de maíz picado de planta entera. Hemos hecho varios cortes de pasturas propias de alfalfa con festuca y nos hemos provisto de una buena cantidad de rollos. También tomamos la decisión de hacer verdeos tempranos y nos encontramos en muy buenas condiciones para atravesar el año”, subraya.
Como cierre, Juan Pablo Peyrán llama la atención a un problema asociado a las buenas condiciones de temperatura y humedad: la proliferación de malezas, especialmente en lotes con aptitud agrícola. “Vamos a tener problemas de malezas resistentes como nabo, yuyo colorado, raigrás perenne en casi todos lados, además de problemas puntuales en lotes que recomiendo a cada productor abordar sin demoras con su asesor privado”, concluye.






