Lejos de ser una tecnología exclusiva para grandes extensiones, los drones agrícolas se consolidan como aliados estratégicos en siembras, aplicaciones, mapeos y conteo de ganado en producciones de cualquier escala. Matías Blando, de Maguata Drones Agrícolas destaca que son un complemento de las maquinarias tradicionales y que permiten ahorrar costos, ganar eficiencia y facilitar tareas que antes parecían imposibles.
El uso de drones en el agro argentino ya no es novedad, pero sí atraviesa una etapa de expansión acelerada. Pulverizaciones precisas, aplicaciones de fertilizantes, siembras puntuales, mapeos multiespectrales y hasta el conteo de hacienda forman parte de los servicios que esta tecnología puede ofrecer.
En diálogo con ZonaCampo, Matías Blando, de Maguata Drones Agrícolas, explicó que lo fundamental es entender a los drones como un complemento de la maquinaria convencional:
“Muchos creen que el drone viene a reemplazar al mosquito, pero no es así. Es una herramienta complementaria. Sirve para trabajar en sectores donde la máquina no llega, hacer manchoneos o cubrir cabeceras. Lo importante es que no hay pisoteo de cultivos y se puede llegar prácticamente a cualquier lote”.
Más que agricultura: el aporte de los drones en ganadería
Si bien los drones son conocidos principalmente por las pulverizaciones, su uso en ganadería es cada vez más valorado. Con equipos de fotografía y video, se puede hacer conteo de hacienda, recorridas rápidas de los campos —incluso en zonas anegadas— y control de rodeos sin necesidad de recorrer largas distancias a caballo o en camioneta.
“En campos con muchas cabezas, el drone es clave para contar animales. Pero en campos más chicos también simplifica la rutina. Desde tu casa podés recorrer 8 o 9 kilómetros en minutos, controlando al rodeo sin moverte del lugar”, destaca Blando.
Ahorro económico y eficiencia comprobada
Uno de los mayores beneficios de los drones es la precisión en el uso de insumos. El mapeo multiespectral permite identificar malezas y aplicar solo en las zonas necesarias.
Blando comparte un ejemplo concreto:
“En un lote de 46 hectáreas, tras el mapeo detectamos que solo 8 hectáreas tenían malezas. Aplicamos únicamente allí y el productor se ahorró entre 1300 y 1500 dólares. Es decir, la inversión se justifica sola”.
Tecnología accesible y adaptable
Otro mito a desarmar es que los drones son solo para grandes extensiones. Por el contrario, resultan muy útiles en lotes chicos, donde muchas veces las maquinarias no trabajan. También son prácticos para siembras de pasturas y tareas de precisión que hacen la diferencia en la rentabilidad del campo.
La autonomía de los equipos, la incorporación de sensores de última generación y la mejora constante del software hacen que los drones agrícolas sean cada vez más confiables. Y lo más importante: están al alcance de productores medianos y pequeños, que pueden contratarlos como servicio sin necesidad de una gran inversión inicial.
Complemento, no reemplazo
El mensaje que subraya Maguata Drones Agrícolas es claro: el drone no sustituye, sino que acompaña.
“La clave es animarse a probar. Nadie que haya contratado un servicio de drones se arrepintió. Es una tecnología que llegó para quedarse y que hace más eficiente el trabajo en el campo”, concluye Matías.
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