El newsletter de la firma analiza los acontecimientos en torno a la actividad ganadera, la agrícola y la administrativa en los últimos dos meses. Incertidumbre en ganadería, grandes perspectivas para la agricultura si el clima acompaña y un nuevo paradigma sin inflación a la hora de administrar una empresa.
La empresa azuleña El Criterio Gerenciamiento Agropecuario publicó la edición nro. 15 de su informe bimestral de agronegocios, correspondiente a los meses de octubre y noviembre de 2024, repasando los eventos más relevantes del período para el sector agropecuario.
Esta edición, así como todas las anteriores, están disponibles para lectura online o descarga en PDF ingresando a la web de la firma https://elcriterio.com.ar/informes/informe-de-agronegocios/.
Dialogamos con tres de los integrantes del equipo, Juan Cruz Pérez, Matías Rodríguez (ambos Lic. en Adm Agraria) y el MV Luis Rodríguez Kelly, que repasaron los contenidos principales en torno a los tres ejes productivos del trabajo: Ganadería, Agricultura y Administración.
Momentos de incertidumbre para la ganadería
El sector ganadero argentino cerró el bimestre octubre-noviembre 2024 con señales mixtas. Las lluvias de primavera trajeron un alivio importante al mejorar las condiciones forrajeras, pero los precios en el mercado local siguen preocupando a los productores, especialmente en la categoría de terneros. Según Matías Rodríguez, «los precios del ternero de 160-180 kg se han mantenido en torno a los $2800/$3400 por kilo, lo cual es bajo considerando las buenas condiciones de los campos». Esta falta de dinamismo es inusual, dado que en épocas de mayor oferta forrajera se esperaría un mayor interés en la compra.
En contraste, el panorama internacional es algo más alentador. Los precios de exportación hacia China han aumentado un 3% tras meses de estabilidad, lo que abre mejores perspectivas para la carne argentina. Luis Rodríguez Kelly destaca que «la implementación del sistema de trazabilidad individual electrónica, que será obligatoria a partir de 2026, posicionará mejor a la producción local en los mercados más exigentes». Esto podría ayudar a estabilizar la situación, aunque todavía no se ve un impacto significativo en los precios internos.
Uno de los segmentos que ha mostrado un comportamiento positivo ha sido el de la vaquillona preñada, con precios que rondan los 1000-1100 dólares por cabeza. «Este repunte podría estar relacionado con la mejora de las condiciones forrajeras y la expectativa de recuperación del rodeo en el largo plazo», agrega el veterinario.
Mientras tanto, las vacas para faena han sufrido una caída importante en sus valores, con precios entre $1200 y $1350 por kilo, lo que refleja un enfriamiento en la demanda y una mayor oferta de animales listos para faena, según explica Juan Cruz Pérez Arias.
En resumen, aunque las condiciones climáticas han mejorado y el mercado internacional muestra algunos signos positivos, la ganadería argentina enfrenta un escenario de incertidumbre, con precios estancados en varias categorías y la necesidad de señales claras que permitan prever una recuperación sostenida en el corto plazo.
Perspectivas para la agricultura en la campaña 2024/2025
El sector agrícola argentino entra en la campaña 2024/2025 con expectativas de una cosecha récord, impulsada por condiciones climáticas mayormente favorables y un panorama alentador en la producción de cultivos clave como el trigo, la cebada, la soja, el maíz y el girasol. Se espera que la superficie sembrada de soja alcance los 17,5 millones de hectáreas, con una producción estimada de hasta 52 millones de toneladas, mientras que el maíz proyecta una producción similar con 8 millones de hectáreas sembradas.
Juan Cruz Pérez Arias señala que «a pesar de las dificultades en el mercado internacional, la agricultura argentina ha logrado mantenerse competitiva gracias a una buena planificación y condiciones climáticas que, salvo algunas zonas afectadas por la sequía invernal, han sido óptimas para los cultivos de fina». Las estimaciones para el trigo rondan entre 19 y 19,5 millones de toneladas, lo que representa un aliciente para el sector.
En cuanto a los precios internacionales, el panorama sigue siendo volátil, afectado por factores externos como la revalorización del dólar tras la victoria de Trump, que podría encarecer las exportaciones para países no dolarizados. Sin embargo, Matías Rodríguez resalta que «los precios locales se han mantenido por encima de la paridad gracias a la intervención del mercado cambiario y la demanda interna, lo que ha permitido mitigar el impacto de la caída en los precios globales».
A medida que la campaña avanza, los productores deberán enfrentar un entorno económico desafiante, pero con una proyección de rendimiento histórico, estimándose que las exportaciones agrícolas podrían generar alrededor de 35.500 millones de dólares para la economía argentina. «Si el clima sigue acompañando, podríamos estar frente a la segunda mayor producción de granos en la historia del país», concluye Pérez Arias.
Desafíos de la administración en el contexto actual
La reciente mejora climática, con lluvias que alivian la presión sobre la producción agropecuaria, ha traído cierto respiro temporal a las empresas del sector. No obstante, el alivio es transitorio. Persisten las preocupaciones sobre los precios de los granos y la esperada reducción de retenciones, que aún no ha llegado. Luis Rodríguez Kelly subraya que «muchas empresas se encuentran con una rentabilidad en terreno neutro o negativo, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad del sector frente a las fluctuaciones globales».
En cuanto al entorno macroeconómico, el gobierno ha logrado mantener la estabilidad sin recurrir a grandes devaluaciones o reducciones significativas en los impuestos. Esto ha evitado grandes sacudidas en el sector, pero también ha dejado a las empresas sin sorpresas positivas que pudieran mejorar su rentabilidad. «La inflación, aunque por debajo del 3% mensual, sigue siendo una preocupación, ya que se espera que la anual sea del 20%», menciona Juan Cruz Pérez Arias.
Frente a este panorama, las empresas agropecuarias deben centrarse en la eficiencia y la eficacia para mantener su competitividad. La eficiencia implica lograr los objetivos utilizando la menor cantidad de recursos posibles, mientras que la eficacia se refiere a tomar decisiones oportunas, como la venta de granos o la compra de insumos en los momentos adecuados. Matías Rodríguez destaca que «la capacidad de adaptación será clave para el éxito de las empresas, dado el entorno de márgenes ajustados».
Según el equipo de profesionales de El Criterio, las empresas deberán adaptarse a un contexto en constante evolución, desde cambios tecnológicos hasta las preferencias de los consumidores. Estrategias como la compra anticipada de insumos, el uso de créditos para renovar maquinaria y la capacitación del personal pueden ser vitales para mantenerse competitivas. Asimismo, la escala de producción jugará un rol determinante en la rentabilidad, ya que en un escenario de márgenes ajustados, la eficiencia a gran escala podría marcar la diferencia.