La campaña 2024/25 de maíz cerró con 49 millones de toneladas y en paralelo, el trigo muestra un panorama alentador, con más del 97% de los lotes en condiciones buenas a excelentes.

El agro argentino transita semanas de definiciones entre el cierre de la cosecha fina y el inicio de la gruesa. Mientras el maíz culminó su ciclo con una producción en línea con lo esperado y ya se avanza en la siembra de maíces tempranos, el trigo se perfila con un estado sanitario y productivo que alimenta expectativas positivas de cara a la próxima recolección.

De acuerdo con la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la campaña de maíz 2024/25 finalizó con 49 millones de toneladas, un volumen que confirma el peso de este cereal en la matriz agrícola nacional. En simultáneo, comenzaron las labores de implantación para el ciclo 2025/26, que prevé un área de 7,8 millones de hectáreas. Según reportes de Reuters, hasta el momento se lleva sembrado alrededor del 3,8% de la superficie estimada.

Por otro lado, el trigo 2025/26 avanza con perspectivas alentadoras. Fuentes de noticiasagropecuarias.com señalan que el 97,5% de los lotes implantados se encuentran en condiciones que van de buenas a excelentes, un dato clave considerando la importancia estratégica del cereal tanto para el mercado interno como para las exportaciones. La cosecha comenzaría en noviembre, con expectativas de buenos rindes si el clima acompaña en las próximas semanas.

En este contexto, la combinación de un maíz que cierra en valores sólidos y un trigo que proyecta un ciclo favorable refuerza el optimismo del sector agropecuario. Sin embargo, productores y analistas coinciden en que los próximos meses serán determinantes: las condiciones climáticas y las políticas de incentivo a las exportaciones marcarán la diferencia en el desempeño final de ambas campañas.