Las inundaciones que castigan a la región pampeana desde hace semanas muestran un panorama crítico en Buenos Aires La combinación de lluvias intensas, napas en ascenso y una red vial rural deteriorada complican la producción agrícola y ganadera en el corazón productivo del país. Desde CARBAP y las rurales locales advierten por pérdidas que podrían extenderse durante 2026. Nación homologó la emergencia agropecuaria para Buenos Aires, Entre Ríos y Río Negro.

La situación hídrica en Buenos Aires atraviesa uno de sus momentos más delicados de los últimos años. De acuerdo con datos difundidos por CARBAP y entidades zonales, 5,8 a 6 millones de hectáreas muestran niveles de anegamiento o saturación de suelos que ya afectan la dinámica productiva.
Los partidos del oeste y centro bonaerense, como Pehuajó, Carlos Casares, Bolívar, Daireaux, Trenque Lauquen y 25 de Mayo, encabezan los reclamos. En esas áreas, productores señalan pérdidas en pasturas, verdeos, hacienda aislada, caminos intransitables y lotes de trigo y cebada que no podrán cosecharse con normalidad.
La entidad ruralista proyecta un impacto económico que podría superar los US$ 2.000 millones, debido a hectáreas que quedarán fuera de producción durante buena parte de 2026. “La acumulación de lluvias de los últimos meses se suma a un sistema de drenaje colapsado; muchos campos están bajo agua desde hace semanas”, señalan técnicos que recorren la zona.

Ante este escenario, el Gobierno nacional homologó la emergencia agropecuaria para Buenos Aires, Entre Ríos y Río Negro, un paso que habilita beneficios impositivos y financieros para los productores afectados. Sin embargo, en los pueblos rurales advierten que la prioridad inmediata pasa por restaurar la transitabilidad de los caminos, clave para mover hacienda, abastecer tambos y sostener la logística diaria.
Aunque las últimas jornadas mostraron cierta mejora climática, el pronóstico sigue siendo incierto. Nuevos frentes de tormenta podrían complicar aún más la situación en zonas donde el agua no logra escurrir. En el campo coinciden en que el impacto final de estas inundaciones se sentirá no solo en la campaña actual, sino también en las decisiones productivas del año próximo.



