Con una capacitación a municipios del centro bonaerense, la ciudad fue sede de la presentación oficial de la disposición que habilita la caza plaguicida. Alertan que no alcanza con cazar: se necesita monitoreo, trazabilidad y más infraestructura.

Este jueves, Olavarría fue sede de una jornada para enfrentar una de las problemáticas ambientales y productivas más complejas del territorio bonaerense: el avance del jabalí europeo. Autoridades del Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires presentaron en el Centro de Convenciones local la Disposición N° 313/2025, que habilita la caza plaguicida de esta especie invasora en toda la provincia, con el objetivo de reducir su impacto sobre la biodiversidad y las actividades agropecuarias.
La apertura estuvo encabezada por funcionarios del municipio local y referentes del Ministerio provincial, entre ellos integrantes de las direcciones de Ganadería, Control Vegetal, Instrucción Sumarial y Auditoría Alimentaria. Participaron representantes de más de una docena de municipios del centro bonaerense y de instituciones como INTA, Sociedad Rural, ACA y la Comisión de Lucha contra las Plagas.
La jornada buscó difundir el alcance del nuevo plan integral impulsado por la Provincia, que incluye monitoreo, permisos oficiales, control sanitario y comercialización segura de las piezas, además de la conformación de un Comité de Gestión interinstitucional.

El caso Olavarría: una región vulnerable
Olavarría no es ajena al problema. En los últimos años se ha registrado una creciente presencia del jabalí europeo en zonas rurales del partido, particularmente en áreas ganaderas. Desde la Dirección de Desarrollo Agropecuario local explicaron que se está realizando un mapeo de zonas críticas y evaluando daños, en articulación con la Subsecretaría de Protección Ciudadana.
Según datos oficiales, el 70% de la actividad económica del distrito corresponde a la ganadería, lo que, junto con la disponibilidad de agua y refugio, crea condiciones propicias para la instalación y reproducción de esta especie.
Según informaron, el municipio ya venía trabajando con capacitaciones para cazadores y mantiene un vínculo fluido con autoridades provinciales en busca de una respuesta efectiva.

Más que una caza: una estrategia integral
Aunque la nueva disposición representa un paso importante, especialistas advierten que la caza por sí sola no alcanza. Ignacio Celedón, veterinario y experto en calidad agroalimentaria, sostiene que el jabalí ya se ha transformado en una especie mucho más peligrosa que la que se introdujo hace más de un siglo como animal cinegético.
“No es solo jabalí, ya son cerdos cimarrones: más grandes, más agresivos y más prolíficos”, explica. Una hembra puede tener hasta 28 crías por año, y su capacidad de adaptación le permite instalarse en casi cualquier entorno del país. En la actualidad, el jabalí europeo ya ocupa más de 10 millones de hectáreas, incluyendo regiones del sur bonaerense, el centro y el Delta.
Celedón señala que el control debe incluir cazadores registrados, trazabilidad sanitaria, uso de trampas para capturar hembras y crías, y avanzar incluso en la habilitación de frigoríficos que permitan el aprovechamiento de la carne, un recurso que hoy se pierde por falta de infraestructura.
Además, subraya una debilidad de la nueva normativa: la exclusión de áreas protegidas, que en la práctica se convierten en refugios donde los jabalíes se reproducen sin control. “Hay que pensar en cacerías responsables dentro de reservas, con permisos y monitoreo”, propone, tomando como ejemplo lo que ocurre en el Parque Nacional El Palmar.

Un desafío que excede a lo rural
El avance del jabalí europeo es hoy una amenaza ambiental, productiva y sanitaria. Su presencia genera pérdidas económicas, afecta la biodiversidad local, provoca accidentes viales y podría estar vinculado con la transmisión de enfermedades como triquinosis, leptospirosis o tuberculosis bovina.
Por eso, desde los distintos niveles del Estado, técnicos y productores coinciden en que la caza plaguicida es una herramienta necesaria, pero no suficiente. El verdadero desafío será articular políticas públicas sostenidas en el tiempo, con participación activa de los municipios, las comunidades rurales y el sector productivo.



