Generalmente, se entiende por desarrollo territorial al proceso reactivador de la economía y dinamizador de la sociedad, que tiende a aumentar el bienestar y la calidad de vida de los habitantes de un determinado ámbito geográfico.

Todo proceso de desarrollo endógeno se vincula al desarrollo territorial de una manera inevitable: el desarrollo territorial debe nutrirse de los esfuerzos endógenos de las comunidades locales, pero al mismo tiempo debe aprovechar aquellas energías exógenas que pueden sintonizarse en clave territorial y que contribuyen a generar beneficios notorios en la población local. 

Los agentes territoriales que expresan el liderazgo del proceso en cada lugar, tienen como base una tarea innovadora, debe escuchar y descubrir las necesidades de la población para luego pensar de modo participativo nuevas maneras de responder a las demandas sociales. 

Dimensión ambiental y Desarrollo Territorial

Según Francisco Alburquerque la «dimensión ambiental», se aborda desde el respeto al medio ambiente, o el «balance» entre «desarrollo» y «ecología». También es común hacer referencia a una serie de acciones o iniciativas más concretas como la protección de áreas naturales, el manejo de cuencas, mejores prácticas y técnicas de producción, el ordenamiento territorial y del suelo, entre otras. Todos estos enfoques están incluidos dentro de la «dimensión ambiental», cuyo objetivo principal es la sustentabilidad, mediante la implementación de un proceso de desarrollo sostenible, que es aquél capaz de satisfacer las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para atender a sus propias necesidades. 

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