Con lluvias oportunas, genética mejorada y una sanidad sobresaliente, el trigo argentino atraviesa una de sus mejores campañas de los últimos años. En Buenos Aires, la principal provincia triguera, se esperan rindes cercanos a los 40 qq/ha, aunque el exceso hídrico en el centro y norte genera focos de preocupación.

El trigo 2025 avanza a paso firme y promete una campaña histórica. Desde el INTA Marcos Juárez, los ensayos muestran resultados que podrían duplicar los promedios históricos.
“En mis 20 años en el INTA, nunca vi una campaña con este nivel de desarrollo y sanidad”, destacó Dionisio Gómez, responsable de la red de ensayos de trigo del instituto.
Las lluvias de invierno —70 mm en julio y 170 mm en agosto— generaron un perfil de suelo con excelente recarga, lo que impulsó un crecimiento vigoroso y una sanidad inusual. A eso se sumó la genética moderna, que permitió aprovechar al máximo la humedad y mantener controladas enfermedades como royas y manchas foliares.
Los técnicos del INTA remarcan que, pese a la alta humedad, “el monitoreo constante y la oportunidad de las intervenciones” fueron clave para conservar la hoja bandera —la que define el llenado del grano— en óptimo estado.
Buenos Aires, la gran protagonista
De acuerdo con datos recientes de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y la Secretaría de Agricultura, la provincia de Buenos Aires vuelve a posicionarse como la principal provincia triguera del país, con un área sembrada de 2,6 millones de hectáreas y rendimientos esperados de alrededor de 40 qq/ha.
El avance de cosecha a nivel nacional ya supera el 11 %, y los rendimientos en el norte bonaerense y en el NEA se ubican “muy por encima de las expectativas iniciales”.
En zonas del sudeste de Córdoba y norte de Buenos Aires, incluso se registran techos de hasta 110 qq/ha, algo inédito en los últimos años.
Sin embargo, no todo es balance positivo. El centro-oeste y norte bonaerense —particularmente los partidos de 9 de Julio, Carlos Casares, Pehuajó y Trenque Lauquen— enfrenta excesos hídricos que afectaron caminos, demoras de cosecha y encharcamientos en los lotes más bajos.
Según la BCR, “más de 400 mil hectáreas quedaron fuera del área efectiva por anegamientos, de las cuales más de 200 mil corresponden a Buenos Aires”.
Aun así, las zonas altas de la provincia muestran un panorama inmejorable: suelos con buen drenaje, desarrollo uniforme y excelente sanidad de espigas.
Rendimiento, calidad y logística: los nuevos desafíos
Con rindes que podrían superar los 50 qq/ha en la zona núcleo, el desafío ahora pasa por sostener la calidad comercial y garantizar la salida del grano.
El INTA advierte que los altos rendimientos pueden diluir los niveles de proteína si no hubo una adecuada fertilización nitrogenada. Por eso, el foco técnico está en mantener el equilibrio entre cantidad y calidad panadera.
Además, el enorme volumen proyectado genera interrogantes logísticos: la disponibilidad de camiones, el estado de los caminos rurales y la saturación en puertos podrían convertirse en cuellos de botella.



