Los beneficios económicos y ambientales que acarrean, cuando se los usa adecuadamente, hace que cada vez más productores los elijan
Miguel Viñuales (ZonaCampo)
"El uso de cultivos de cobertura no es nada nuevo, es una práctica muy antigua. Ahora se los está empezando a usar de otra manera, con mayor precisión, y se los empezó a llamar cultivos de servicio porque sus aportes van mucho más allá de la simple cobertura del suelo", explicó a ZonaCampo el ingeniero agrónomo Gonzalo Fuentes.
Son cada vez más frecuentes las fotos y publicaciones en las redes sociales de lotes donde alguna avena, vicia, o ambas, o muchas otras variantes, forman un colchón verde en medio de la rotación principal de cultivos. Las combinaciones son muchas, y el uso requiere de cierta planificación y cuidados para lograr los objetivos.
"Hay que estarles un poco encima, planificar, manejar bien los tiempos, contar con asesoramiento técnico. Los beneficios son muchos, generan una cobertura impresionante, tapan el suelo, compiten con las malezas. Pero si se te pasan, también terminan usando agua y nutrientes que necesitamos para el cultivo principal, por eso el manejo requiere planificar y estar atento", mencionó el profesional.
El uso "antiguo" de estos tapices vegetales como cobertura o abono verde acotaba bastante su función. La práctica surgió fundamentalmente para cubrir baches en lugares expuestos a erosión hídrica o eólica, o bien donde se usan rotaciones que dejan la tierra desnuda durante mucho tiempo con pérdida de agua y enmalezamiento. En este último caso, el aumento de la resistencia a herbicidas aceleró la implementación de cultivos de servicio, y el beneficio es inmediato.
"Hay muchas variantes, tanto de gramíneas como de leguminosas, incluso combinaciones, que aportan sus propios beneficios según la necesidad que se tenga. Por ejemplo, lugares donde con unos pocos milímetros se encharca, tenés un problema de infiltración que el tipo de raíz que tienen las gramíneas permite solucionar. Lo habitual es avena, triticale, centeno, aunque se puede utilizar también trigo, raigrás, cebada", indicó.
"Entre las leguminosas se suele utilizar la vicia sativa y villosa, tréboles blanco, rojo, algunas variedades anuales, y en algunos lugares usan crucíferas como el nabo, la flor amarilla, etc. Estas especies tienen características diferentes a las gramíneas, realizan otros aportes", agregó.
"Entonces, además de la cobertura para fijación de suelo, reducir pérdidas de humedad y evitar que la luz llegue a las malezas, en el caso de las gramíneas se mejora la inflitración. Otro gran beneficio es el cambio en el dinamismo de los nutrientes. Cuando se degrada un rastrojo se liberan nutrientes que, si no hay nada que los aproveche, se terminan lavando o perdiendo. El cultivo de servicio lo captura y luego lo vuelve a liberar cuando se lo interrumpe de manera mecánica o química, es decir, lo difiere y lo pone a disposición del nuevo cultivo comercial que tenemos en la rotación", remarcó.
"Por eso es que tenemos gran variedad, si venimos de trigo para maíz, usamos leguminosas para fijar nitrógeno que luego liberan rápidamente tras la interrupción, y el maíz lo toma. Tapamos el suelo y las malezas, fijamos nitrógeno para lo cual previamente hay que inocularlo, evitamos erosión hídrica y eólica, y finalmente, si hicimos bien todo, nos evitamos el costo de la urea para el maíz y aplicar mayores dosis de herbicida para el control de malezas, al menos una parte", enfatizó.
Son todos estos beneficios económicos y ambientales lo que han vuelto la mirada de los productores y técnicos a este tipo de práctica, que está más relacionada con el ingenio y la tecnología de procesos, que a las prácticas agrícolas basadas en insumos. No obstante, la utilización de cultivos de servicio no es algo exclusivo de la agroecología, sino que de alguna manera la herramienta funciona como puente entre los dos sistemas, aportando para llegar a la mejor síntesis posible, sobre todo en momentos como el actual donde la sensibilidad social respecto del uso de agroquímicos es muy alta.
Según Gonzalo Fuentes, la adopción por parte de los productores viene también de la mano de la actitud propia del agricultor, además que los técnicos intentan simplificar las cosas incorporando los materiales más económicos a disposición. "El productor agrícola suele ser abierto a la incorporación de nuevas prácticas, por ahí primero pregunta, va a ver un lote de un vecino, pero después la utiliza. Arrancan con una parte, con la mitad de un lote, y si les sale bien, lo incorporan", indicó.
"Dentro de la amplia variedad de opciones, se suele proponer que se utilice la más barata, la que esté más a mano. Si lo ideal sería un centeno, pero tenemos avena en el galpón, usamos eso. Lo mismo, en el caso de leguminosas, junto con el trigo sembramos trébol usando cajón alfalfero y te ahorrás una pasada, por ejemplo.Lo que es importante es el asesoramiento y el monitoreo, hay que estar encima de los tiempos para que el cultivo de servicio pueda aportar lo que buscamos. Requiere un poco más de cuidado que dejar el rastrojo, pero los beneficios son muchos, por eso cada vez más productores los utilizan", concluyó.