Carneadas y prevención: el riesgo invisible de la triquinosis

Con la llegada del invierno y el aumento de las faenas caseras en zonas rurales, crece también el riesgo de una enfermedad silenciosa y peligrosa: la triquinosis. El Senasa advierte sobre la importancia de realizar controles oficiales para garantizar alimentos seguros.

Durante los meses fríos, en muchos rincones del país se vive una de las costumbres más arraigadas del campo: la carneada. Ya sea para consumo familiar o comunitario, faenar un cerdo suele ser motivo de encuentro y trabajo compartido. Pero esta práctica, tan habitual como valiosa, también implica un riesgo si no se toman los recaudos necesarios: la posibilidad de contagio de triquinosis.

La triquinosis (o triquinelosis) es una enfermedad parasitaria causada por larvas del género Trichinella spp., que pueden alojarse en el músculo de los animales y pasar al ser humano a través del consumo de carne infectada mal cocida o sin los controles sanitarios adecuados. Sus síntomas en personas varían desde fiebre, dolores musculares y gastrointestinales hasta problemas más graves que requieren hospitalización.

¿Por qué es tan peligrosa?
Según advierte el Senasa, uno de los mayores riesgos es que los animales infectados no presentan signos clínicos visibles. Es decir, al momento de faenar, un cerdo puede parecer completamente sano y, sin embargo, estar parasitado.

Por eso, en esta información que publicó recientemente el organismo sanitario, se insiste en que la única prueba autorizada para detectar la triquinosis es la Técnica de Digestión Artificial. Este análisis de laboratorio se realiza sobre una muestra de músculo (generalmente del diafragma) y permite confirmar la presencia o ausencia del parásito. Ni el color de la carne, ni el olor, ni ninguna observación externa puede garantizar la inocuidad del alimento.

¿Cómo prevenirla?
La prevención de la triquinosis implica una serie de pasos indispensables:

  • Realizar el análisis en un laboratorio oficial o habilitado, antes de consumir cualquier parte del animal faenado.
  • Cocinar bien la carne, evitando especialmente el consumo de chacinados o embutidos caseros sin tratamiento térmico adecuado.
  • Evitar alimentar a los cerdos con restos de alimentos crudos, que pueden estar contaminados.
  • Mantener una buena higiene durante todo el proceso de faena y elaboración de productos.
  • Además, si la carne va a ser comercializada, debe provenir de establecimientos habilitados y contar con su correspondiente control sanitario.

Una costumbre que se disfruta más cuando es segura
La carneada, como tantas prácticas rurales, es parte del patrimonio cultural de muchas familias del interior. Pero no por eso debe dejar de ser segura. Con una muestra enviada al laboratorio, se puede evitar un problema de salud grave para quienes producen, comparten y consumen estos alimentos.

Como dice el propio Senasa: Evitá riesgos, protegé tu salud y la de los demás.

 

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