Pocos animales debe haber, tan queridos por el hombre y mujer de campo, como el caballo que montan. La terapeuta Elena Gil nos cuenta una faceta diferente de este compañero fiel.
Miguel Viñuales (ZonaCampo)
Quizás el perro se acerque un poco, incluso puede que llegue a disputarle el primer puesto. Lo que sí es cierto, es que al tercero le sacan una legua o más. Porque no hay postal rural más representativa que la imagen de un hombre o mujer de campo, yendo a caballo al alba en compañía de varios border collie, a realizar alguna tarea.
Elena Gil prácticamente nació y se crió en el campo, y como tal, su relación con la tierra, los cultivos y los animales, fueron parte de su vida cotidiana, y dentro de los marcos habituales de cualquier persona de campo. Pero hace algunos años una serie de circunstancias le mostraron otra faceta de la vida rural, en particular, de las cualidades naturales de los caballos y su compleja y profunda relación con el ser humano. Este cambio la llevó a dedicarse a tiempo completo a su actual actividad, Constelaciones Sistémicas Asistidas por Caballos.
Las Constelaciones, en general, son una forma de terapia en la cual una o varias personas traen una problemática, cuyas causas no se perciben de manera consciente pero pueden ser detectadas a través de ciertos elementos o sujetos más sensibles, que ocupan roles dentro de un campo energético que se genera durante el proceso, y muestran a la persona ciertas pistas que el terapeuta detecta y ordena para que el consultante pueda procesar.
ZonaCampo: ¿En qué consisten las Constelaciones asistidas por caballos?
Elena Gil: Es similar a las Constelaciones Familiares que se trabajan en ámbitos más bien urbanos, pero en este caso quienes representan los roles no son otras personas u objetos, sino los caballos. Cuando una persona tiene un problema que quiere trabajar, se genera un campo mórfico donde confluyen energías que ahora conocemos gracias a la cuántica. Los caballos, que son tan perceptivos por naturaleza, saben captar esas energías y las muestran gestualmente. En lo que yo me he capacitado es en interpretar esa gestualidad y lo que están diciendo.
ZonaCampo: ¿Es un trabajo grupal, siempre?
Elena Gil: Generalmente se hace en grupo. También se puede hacer en forma individual, pero yo prefiero hacerlo grupalmente, no más de siete personas, para que las personas vean que los mismos caballos, con cada persona se comportan de diferente manera. De todas maneras, el trabajo siempre es individual, uno lleva a cada persona con los caballos y ahí se hace el trabajo de intentar pasar su problemática de la parte inconsciente a la consciente, ver por qué le pasa tal o cual cosa. A partir de ahí, con las técnicas propias de la constelación, se empieza a buscar, a preguntar, y los caballos representan los roles o los actores involucrados en el tema.
ZonaCampo: Que perspectiva diiferente, por decirlo de algún modo, para alguien no acostumbrado a estos temas. ¿Cómo es esto de que los caballos actúan?
Elena Gil: Empiezan a representar figuras y situaciones entre ellos, tal como lo vive profundamente la persona. Puede que uno represente a la madre, otro al padre, otro a la persona misma que consulta, incluso a terceros que no conoce, familiares fallecidos, y a medida que la persona va hablando de la situación, los caballos van mostrando cosas. Por ahí alguien menciona que su mamá era muy distante, y el caballo muestra con un movimiento que no, que esa es solo su percepción, y que en realidad la madre no es lo que ha pensado toda la vida de ella, pero nunca lo había podido ver antes.
ZonaCampo: Suena movilizador, en el sentido de que si uno va predispuesto a aceptar lo que está sucediendo, puede que le caigan algunas fichas imprevistas…
Elena Gil: La resolución del problema la tiene siempre la persona, los caballos le muestran las cartas que le han tocado en la vida, después depende de cada uno ver cómo las va a jugar. Brinda muchas herramientas para ver cómo caminar, cómo transitar ese problema. También pasa que los caballos se acercan espontáneamente a una persona cuando aún estamos en grupo y es como que le transmite esa energía, ese cuidado, que yo respeto mucho y detengo cualquier cosa que estamos haciendo porque el caballo viene a curar, a sanar. Tengo ocho caballitos, de los cuales tres son mansos, y los otros cinco son potros. Están castrados, pero no tienen ninguna experiencia de lo que es tener un ser humano encima. Para ellos, los seres humanos somos los que vamos a visitarlos para que nos curen.
ZonaCampo: Y a usted, que viene del mundo tradicional del campo ¿Cómo fue que le cayó ésta ficha?
Elena Gil: Vengo de toda la vida vinculada a los caballos, mi padre los amaba, uno de mis hijos incluso se dedica a doma racional. Pero yo siempre los quería por ser parte de la naturaleza, nada más, inclusive los que tenemos en casa no hacían nada, porque no tenemos hacienda. Los teníamos para cuando venían mis nietos, nada más. Estaban con nosotros, nos pasábamos el tiempo con ellos, pero sin entender que cuando se acercan nos están diciendo cosas, según como estamos nosotros, si estoy mal, o preocupada, o enojada, el caballo lo capta y lo expresa como si fuera mi espejo. Y un día vino a mi casa un médico psiquiatra de La Plata, el Dr. Juan Pablo Ricciardi, que trabaja en terapia con animales, y él fue quien me dijo de la terapia con caballos, y donde poder ir a capacitarme.
ZonaCampo: ¿Usted se imaginaba como terapeuta, era una vocación?
Elena Gil: Yo la verdad lo empecé a hacer para tener una opción más con mis nietos, porque a algunos les gustaba andar a caballo y a otros no, entonces quise ver qué podía transmitirles yo con ellos. Y la verdad es que fue descubrir un mundo, fueron varios cursos que fui haciendo de interpretación del leguaje del caballo, de sus gestos, sanación con caballos, coaching, hasta que llegué a esta formación específica en Constelaciones. Llevo alrededor de tres años en este tema.
ZonaCampo: ¿Hace falta algún caballo o raza en especial para esto?
Elena Gil: No, esto es propio de cualquier caballo, y eso es algo que me gustaría transmitir a las personas de campo, que están todo el tiempo con ellos. Todos los caballos hacen esto, y lo único que necesitamos es aprender a interpretar, y darnos cuenta de que el caballo sabe con qué fin, con qué intención, con qué sentimientos me estoy acercando a él. Lo ve en nuestros gestos, en las manos, el cuerpo o la cabeza. Una de las cosas que peor le hacen al caballo es el miedo, él necesita que la persona que se acerca tenga seguridad para entregarse, si no también siente miedo de que le vaya a pasar algo. Sería muy bueno que la gente de campo supiera que no necesita pegarle, que no necesita el maltrato para que el caballo entienda, porque ellos en realidad perciben más que nosotros.
ZonaCampo: Como para ir cerrando, le agradezco mucho su tiempo, y retomando un poco eso del maltrato animal. Usted ha construido un vínculo muy particular con los caballos ¿Considera que el vínculo tradicional, donde el animal se usa como elemento de trabajo, es bueno, malo o indiferente para el caballo?
Elena Gil: Hay quienes dicen que al caballo no hay que montarlo, pero para mí, tanto el caballo como el perro de campo, trabajan con el ser humano y les gusta hacerlo. Creo que el caballo se siente útil, le hace bien trabajar. Lo ideal sería que la persona que trabaja con ellos también tenga conciencia de esto, de que es un ser vivo como él, parte de la naturaleza, y lo sienta como a un par. Me da mucha tristeza cuando al caballo lo veo solo, un caballo, en una casa, atado. La soledad, el encierro, les hace mal. Son para vivir en manada o en compañía, y con libertad. Pero trabajar con respeto, creo que les hace bien, sobre todo porque no veo que el trabajo habitual del campo sea maltrato, lo cual es discutido, claro. Creo que va a haber un movimiento de concientización para tratarlo de otra forma, para entenderlo de otra forma.