Ya probado en Nueza Zelanda e Irlanda, y poco difundida en nuestro país, la práctica muestra su potencial para mejorar el rendimiento y la calidad de los terneros machos, sin afectar la productividad del tambo Por el Lic. Agustín Arroyo, Gerente de Hereford para Valor Carne
Experiencias de Nueza Zelanda e Irlanda, así como de ganaderos y técnicos que ya probaron la práctica en la Argentina, muestran su potencial para mejorar el rendimiento y la calidad de los terneros machos, sin afectar la productividad del tambo. Cómo se utiliza este cruzamiento para complementar la lechería, incrementando la rentabilidad del sistema. Por el Lic. Agustín Arroyo, Gerente de Hereford.
El uso de toros Hereford en rodeos lecheros como herramienta para mejorar la cantidad y la calidad de la carne de los terneros es todavía una práctica poco difundida en la Argentina. Para dar a conocerla, la Asociación de Criadores de la raza, presentó la experiencia de Nueza Zelanda e Irlanda, países de larga trayectoria en estos cruzamientos; y el caso de un tambo que encontró nuevas oportunidades comerciales para sus terneros, machos y hembras, y de otro que, con apoyo del INTA Balcarce, mejoró la condición sanitaria del rodeo y, a la vez, valorizó sus novillos. El Lic. Agustín Arroyo, moderador de la jornada, preparó este material que hoy compartimos en Valor Carne, como un aporte novedoso para agregar valor a la lechería y aprovechar la demanda de los mercados de carnes.
Al abrir el encuentro, el Ing. Agr. Alejandro de La Tour, presidente de la Asociación, recordó que conoció esta técnica en el Congreso Mundial Hereford 2012 y se sorprendió al ver que, en países donde el tambo es la actividad ganadera más significativa, no se plantea como una disyuntiva entre carne y leche sino como estrategia para potenciar todo el sistema.
En base a ello, en 2016, ante las dificultades comerciales para colocar los terneros machos en un tambo que administra, probó esos cruzamientos en vacas Jersey. Si bien era posible utilizar cualquier raza carnicera, se inclinó por el Hereford ya que una ventaja adicional es poder identificar fácilmente los terneros al momento de parto, por su inconfundible careta, con lo cual el personal de campo puede separar los que provienen de inseminación con razas lecheras y los que son producto del cruzamiento.
La dificultad se transformó en una oportunidad ya que empezaron a encontrar productores vecinos y feedlots interesados en los terneros cruza, logrando buenos valores, y hasta hubo quienes compraban terneras para guardar como madres. Entonces, decidieron profesionalizar la práctica y hoy usan los cruzamientos, tanto para vacas como para vaquillonas al final del servicio. Tras varias inseminaciones con razas lecheras, que contribuyen a seleccionar por fertilidad y lograr mejores índices reproductivos, los vientres se repasan con toros Hereford, práctica que a su vez evita secar vacas vacías, lo que sería una pérdida para la actividad lechera. En concreto, la sinergia carne más leche resultó un negocio redondo.
Otra experiencia en un tambo del país, fue presentada por el M.V. Valentín Bracho, quien se refirió al uso de semen de toros Hereford como estrategia para frenar los abortos causados por neosporosis bovina, en un trabajo realizado junto con el INTA Balcarce en 2016.
¿Por qué el Hereford? Como el parásito se transmite mayormente de las vacas a las crías -por bosteo es más controlable-, resolvieron cortar esa vía de propagación aprovechando la rápida identificación de las crías careta para eliminar del rodeo a las madres positivas. Es decir, las hijas de las seropositivas no ingresaban al sistema de leche y se destinaban a carne. Esto trajo como beneficio adicional el aumento de la producción y el precio de la carne de esas seropositivas que, cruzadas con Hereford, daban novillos de 354 kg promedio, un 5% más por animal, con un precio por kilo 18% mayor, una diferencia muy significativa. En síntesis, con el Hereford se logró reducir la incidencia de la parasitosis y aumentar la rentabilidad por venta de más carne a mejor valor.
Leche & Carne
En Nueva Zelanda, sobre un total de 10 millones de cabezas bovinas, el 70% es de razas lecheras y los productores cuentan con una importante disponibilidad forrajera, que utilizan de manera muy eficiente.
La Ing. Agr. Natalia Martin, una argentina egresada de la UBA, que está haciendo su doctorado en la Universidad de Massey, Nueva Zelanda, refrescó algunos beneficios sobre cruzamientos entre razas. El reconocido vigor híbrido impacta sobre el crecimiento y la producción de carne, y la complementariedad entre caracteres, como en el caso del Hereford sobre razas lecheras, mejora la conformación, el engrasamiento y la calidad de carne.
Así las cosas, señaló que una de las dificultades del sistema lechero neozelandés es la faena de machos a muy corta edad. El ternero bobby, unas 2 millones de cabezas, se vende al frigorífico como manufactura, con apenas 16 kilos, lo cual impacta negativamente en la imagen de la industria frente a los consumidores. Ante este problema, las cruzas con razas carniceras adquieren gran importancia para poder llevar los terneros a categorías adultas. De entrada, hay un enorme diferencial en el precio de venta: mientras el bobby recién nacido en 2019 valía $28 (dólares de NZ) por animal, el careta de la misma edad se pagaba $165, o sea casi seis veces más. Y lo más importante es poder producir carne a partir de un recurso desaprovechado, ya que los machos cruza se engordan a pasto y se faenan como novillos a los dos años y medio de edad.
¿Cómo se utilizan los cruzamientos? Si los tamberos necesitan un 25% de vaquillonas de reposición, inseminan el 50% de las vacas con razas lecheras, las que son cabeza de parición, y las restantes, que entran en celo más tarde, se sirven con un toro carnicero o directamente se hace el repaso de todos los vientres tras la inseminación.
¿Calidad? Según ensayos de cruzas entre toros Hereford y vacas lecheras, versus animales de razas carniceras puras, de la misma edad y manejo, no se encontraron diferencias significativas, en cuanto a peso de la media res, área de ojo de bife, grasa subcutánea, marmoreo, entre otros.
El desafío exportador
La charla de cierre estuvo a cargo de Ruth Dunne, investigadora del Teagasc Research Center de Dublin, Irlanda, una organización estatal al servicio de la producción agropecuaria y la industria alimentaria. En los últimos años, en este país, con 1,5 millones de vacas lecheras, aumentó la cantidad de las mismas, mientras hubo cierta reducción en las de razas de carne, aunque con un incremento notable de terneros cruza entre ambas. Esto se dio por la facilidad y rapidez de engorde sobre pasturas, a lo que se suma que los productores pueden lograr un plus de precio por la tipificación superior.
Dunne contó que también maneja un tambo familiar con unas 130 vacas Hosltein (90 cabezas es el promedio país), sobre las cuales, en la última etapa de los servicios hacen cruzamientos con toros Hereford, Angus y algo de Charolais para producir novillos y vaquillonas para carne.
En general, igual que en Nueva Zelanda, la cantidad de vacas destinadas a cruzamientos depende de la tasa de reposición de los tambos. Durante la última década, el 50% recibió servicio de toros lecheros, el 40% de toros Hereford -cuyo uso creció un 50% en ese período- o Angus, y el resto de Limousin y Belgian Blue.
Al respecto, el centro Teagasc está realizando estudios para identificar las razas de mejor desempeño para estos cruzamientos y en los primeros resultados se observa que las cruza con Hereford presentan mayor ganancia diaria de peso, llegan unos días antes a la faena y tienen mejor engrasamiento.
Finalmente, la especialista destacó que estos sistemas de producción mixtos, leche-carne, enfrentan hoy el interesante desafío de aumentar las exportaciones de novillos cruza con destino a Holanda, España e Italia, mercados donde ya envían 180.000 cabezas aprovechando el prestigio de Irlanda como país exportador de carne de alta calidad.
Fuente: Valor Carne
Foto portada: Cabaña La Camila (Olavarría)