Esta enfermedad además de generar pérdidas económicas, limita el comercio internacional de carnes. Claves para cumplir con la campaña obligatoria del Senasa
Hace ya más de un año rige en Argentina el nuevo Plan Nacional de Control y Erradicación de Brucelosis Bovina, por medio del cual se requiere que los productores ganaderos realicen -junto a un veterinario acreditado y entre otras acciones- una Determinación Obligatoria de Estatus Sanitario a la totalidad de los animales susceptibles del establecimiento.
Este es un cambio concreto respecto de lo que ocurría en el país y el plazo para que se cumpla se extiende incluso hasta 2021.
¿Por qué seguir vacunando?
Entre las razones que productores y veterinarios deben tener presente para seguir evitando la presencia de la enfermedad en los rodeos se pueden destacar:
- Atenta contra el bienestar de los animales y también contra la producción: causa abortos y, en el caso del rodeo lechero, coloniza la ubre y contamina la leche. No olvidemos que también es una zoonosis que afecta a la Salud Pública.
- Forma parte del listado de enfermedades que no pueden haber afectado a los bovinos que se envían a faena con destino a China, tal como se destaca en el protocolo sanitario firmado entre Argentina y el gigante asiático, líder en compras de los productos locales.
- La vacunación con cepa 19 induce una protección contra abortos o infecciones y otorga inmunidad de por vida. La mejor estrategia sanitaria, no es solo vacunar, sino sumar a esto la eliminación de los animales seropositivos. Es fundamental vacunar las hembras antes de los 8 meses de vida, para que no haya interferencia en el diagnóstico.
- Entre los aproximadamente 260 mil rodeos de cría distribuidos en el país, hay más de 30 mil establecimientos infectados, que sin dudas están sufriendo pérdidas de terneros y se constituyen en potenciales dispersores de la enfermedad (Fuente: Senasa).
- Ocasiona pérdidas de terneros por abortos, en la producción de leche por disminución de pariciones, afectación de cuartos mamarios y pérdida por reposición de vientres.
- Cuando los rodeos de cría están infectados, se producen mermas en la producción por un deterioro de los índices reproductivos, pero también en la ganancia de peso de terneros nacidos de vacas infectadas.
El impacto de una buena sanidad
No perdamos de vista que, según estadísticas del Senasa, las causas sanitarias ocupan un lugar preponderante entre los factores por los cuales casi 40 vacas de cada 100, dejan de producir un ternero.
El índice de destete promedio, a nivel nacional, ronda el 60%, cuando se ha demostrado ampliamente que podría ser del 80% o más.
Expresado en números concretos, los 25 millones de vientres que conforman el rodeo de cría nacional, producen cada año unos 15 millones de terneros/as, cuando podrían producirse cerca de 22 millones. Son casi 7 millones de terneros que se está perdiendo el sector productivo y, en definitiva, la Argentina.
Si bien no son solo las causas sanitarias las que provocan estas pérdidas, sin duda la brucelosis bovina es una de las más importantes entre ellas. Una reciente publicación del INTA Balcarce posiciona a esta enfermedad en segundo lugar luego de campylobacteriosis, entre las patologías infecciosas causales de los abortos en vacas de la Cuenca del Salado, provincia de Buenos Aires.
Cuidados a tener presentes- Se vacuna una sola vez en la vida de las hembras. Por ende, debemos hacerlo bien. Será clave minimizar riesgos, respetar la cadenas de frío de las vacunas y su exposición solar, la reconstitución y los antisépticos.
- La bacteria contenida en la vacuna puede infectar al operario si este no la manipula con cuidado. Por ello es importante usar guantes, antiparras y cuidar el acto de reconstitución al llenado del liofilizado.
- Los frascos de vacuna utilizados deben ser tratados por calor directo antes de su eliminación. Las jeringas deben ser esterilizadas antes de su lavado, para minimizar riesgos.
- Una jeringa con restos de vacuna, que se utilice sin su correcta limpieza, puede generar AC vacunales.
Fuentes: MOTIVAR / INTA Cuenca del Salado