Praderas bien planificadas permiten contar con una oferta forrajera de calidad y cantidad previsible a lo largo de varios años. Complementarlas con verdeos o reservas fortalece el sistema. El Ingr. Agr. Gonzalo Fuentes, de Agro El Barral nos dice cómo hacerlo.
La ganadería es un negocio a largo plazo y requiere previsibilidad para ser sustentable en términos económicos y ambientales. Dentro de este marco, la planificación de la cadena forrajera cumple un rol esencial, y las estrellas de este esquema son las pasturas implantadas.
"La principal ventaja de una pastura es el ciclo de producción a lo largo de todo el año. Si vos hacés un buen balance de las variedades podes lograr tener pasto durante todo el año. Esto las diferencia de los verdeos, que tienen buena producción pero siempre apuntan a tapar un bache invernal o estival", explica el ingeniero Agrónomo Gonzalo Fuentes de Agro El Barral, representante de Semillero El Cencerro.
"Una pastura es un cultivo que se cosecha con los animales entre 6 y 8 veces al año, yo hay que pensarlo como tal. Todos saben los requerimientos y fechas de siembra de un maíz, por ejemplo, con qué hay que fertilizar, qué densidad, pero con las pasturas hay como una nebulosa, un desinterés. Se cree que se decidir, sembrar y sale la pastura, y la realidad es que el tema es bastante más complejo si queremos que salga bien", asegura.
Teniendo en cuenta los valores actuales de la hacienda, para cubrir los u$s 300 promedio por hectárea que implica el barbecho, semilla, fertilizante y laboreos se necesitan más de 105kg de ternero, remarca Fuentes. "Es un gran desembolso inicial, pero hay que tener en cuenta que una pastura se amortiza como si fuera un vehículo o un tractor, haciéndola bien debería durar por lo menos cinco años y entonces el costo anual de la pastura pasa a ser mucho menor, y baja mucho en comparación con los costos de semilla de un verdeo. Si bien el costo de la pastura es más alto inicialmente, en kilos de materia seca producida a lo largo de su ciclo termina siendo muchísimo más barato".
Respecto de la situación actual, Gonzalo Fuentes considera que el 2024 es favorable para la implantación de pasturas, ya que se está entrando a otoño con buenos pastos, se han hecho reservas, picados, rollos, y eso ayuda a llegar bien al invierno. A partir de allí, entran otros factores como los lotes disponibles y el estado e historial, qué categorías de animales van a entrar a comer, etcétera.
"Desde lo más básico, hay mezclas y especies adaptadas a cada suelo. En suelos salinos con barro blanco podemos usar agropiro con lotus o melilotus, suelos un poco mejores pueden incorporar festuca y en bajos dulces podemos usar festucas con trébol blanco o lotus tenuis. A medida que vamos subiendo tenemos especies de mayor calidad como pasto ovillo, cebadilla, trébol rojo y por supuesto, alfalfas. Una pastura que a mí me anda muy bien es festuca con pasto ovillo, trébol blanco y trébol rojo, con gran volumen de producción en primavera y verano tanto las gramíneas como las leguminosas, y en el invierno también nos acompaña un poco la festuca con el trébol blanco más que nada en la parte más fría del año", asegura, agregando que hay muchas otras mezclas y combinaciones posibles.
Sin embargo, remarca que si bien en el tema de las variedades hay diferencias importantes, el impacto de mayor magnitud es el estado e historial del lote sobre el cual se va a sembrar la pastura. "Lo que genera más impacto en un sistema ganadero es el trabajo sobre el lote, limpiarlos de malezas complicadas como gramón o pelo de chancho, y poder implantar una pastura levantando la productividad de esos lotes que, como campo natural darían entre 1.000 y 2.000 kg de materia seca, mientras que con una pastura bien hecha estamos en un piso de 4.500 o 5.000 y si además fertilizamos, lo superamos".
"Entonces, conocer el lote, controlar las malezas previamente, te lleva dos o tres años el control de las malezas problemáticas, e implantar bien una pastura son las claves para tener éxito en la pastura. Un ves realizado todo esto, la fecha ideal de siembra es durante marzo para poder pastorear antes del invierno, si nos metemos en abril el primer despunte lo haremos a la salida del invierno", enfatiza.
Finalmente, Gonzalo Fuentes remarca el valor de la planificación como clave de buenos resultados, tanto a nivel de control y limpieza previo del lote, como el mantenimiento a lo largo de la vida útil de la pastura y la previsión de reservas estacionales para cubrir las demandas durante los baches productivos. Saber cuántas hectáreas de pastura, verdeo, campo natural y reservas tenemos es fundamental para jugar con la oferta y demanda de forraje a lo largo del año.
"Siempre es más fácil meter más hacienda que producir pasto. El pasto lleva una planificación, lleva un tiempo, pero es el recurso de menor valor de costo por kilo de materia seca. Comprar rollos o cereales siempre es más caro y genera un costo adicional importante. Yo creo que cada explotación tiene su sistema, pero bueno, como máximo deberíamos estar haciendo entre verdeos y pasturas un 20% de la superficie para que tengamos lugar donde girar con los animales hasta que esa pastura empiece a caminar fuerte".
Como cierre, Gonzalo Fuentes remarcó que desde El Cencerro y El Barral se brindan facilidades financieras calzadas con los plazos de venta de hacienda. "Hay plazos especificados a 30 días, 30/60y 30/60/90 naturalmente con algo de interés, pero las tasas están bastante más acordes a la situación del ganadero que las tasas de crédito bancario. Por este motivo muchos productores se han volcado este año, tanto por lo financiero como por lo climático, a invertir en pasturas", concluyó