Durante 30 años pasó por la crotera del campo de San Jorge, y su especial forma de ser dejó una huella en nuestro colaborador Daniel Lecointre, que hoy nos trae su historia
Por Daniel Lecointre, para Zona Campo.
Alto, flaco, encorvado, pésimo carácter, irrespetuoso, desubicado, cascarrabias y buena persona. Al menos honesto y decente. Todo eso estaba en Don Fermín Palacios, otro de los hombres que visitó (treinta años por lo menos) la crotera de casa. Un ojo blanco y lentes grandes lo hacían más fantasmagórico aún, (al menos para nosotros que éramos niños). Hoy me doy cuenta que era un personaje muy atractivo. Pero entonces no nos animábamos a ir solos, siempre pegados a los tíos. Nos miraba torcido, mientras iba y venía entrando ramas a la cocina, emitiendo un rezongo y un insulto a cada paso.
La comida se hacía en la cocina de los patrones, todos comíamos lo mismo, la macana era llevarla hasta la crotera. Cosa que nos encantaba con otros, pero con este… era distinta la cosa. Los tíos sabían que le teníamos miedo, pero también sabían que no era un hombre peligroso. Con la fuente enlozada repleta de puchero, caldo y arroz, salíamos pensando lo peor. Frente a la puerta había un alambradito y desde ahí lo llamábamos. Le alcanzábamos la fuente temblando, y en vez de darnos las gracias, decía: ``- ¿Que me miran…que tengo un ojo blanco? Y bueno…váyanse a la m…nomás-´´ y salíamos patita pa que te quiero.
Cuando se ponía charlatán y eufórico, no había con que darle. En esas ruedas de paisanos, sabían estar nuestros empleados, los esquiladores del Quelo Ocanto, nosotros y otras yerbas, que ya lo conocían. De lejos se escuchaban las brutas carcajadas ``-ustedes no sirven pa´ nada-´´ nos decía, ``-yo, si juera más joven, les saco dos ovejas por una a ustedes. Y pa juntar el mai, no me harían ni sombra…si me da bronca verlos tan inútiles-´´ por debajo del poncho, y para no romper el clima se escuchaba alguna respuesta susurrada ``- si…seguro…si por eso andas de croto-´´
Y nunca faltaba el otro -temazo- ``- ¿y para las mujeres que tal era?-´´ tiraba alguno haciéndose el sonso``- A… era tremendo. Yo dentraba a un baile, buscaba la moza más linda, la invitaba a bailar, y poniendo vos de hombre le decía: Usté baila conmigo o no baila con naides… y no bailaba con naide-´´
Hasta que un día los peones se enteraron que había rechazado la oferta de una señora…para qué. De ahí en adelante ya sabían cómo hacerlo callar. (Andaba en la zona un croto vago, con señora. Ella tenía la entre piernas generosa, y una valuación de oferta. Viajaban en un sulki, ya su pasar por las estancias, iban dejando caras alegres y comentarios picantes) Don Fermín alego que se había negado a la señora por un fuerte dolor de muelas…pero todos se le reían.
Tenía una forma de hilvanar las malas palabras que era una poesía. Una mañana temprano estábamos bañando las ovejas. Los corrales repletos, y una nube olorosa a remedio brotaba del corral de salida. Donde cientos de ovejas vaporizaban la mojadura. La bañadera estaba pegada a la crotera, y desde ahí, se escuchó la voz destemplada de don Fermín -`` Jorge…Jorge… deme fósforos que no puedo prender el juego pa calentar la pava-´´ El tío, pícaro y rápido humedeció una caja que tenía en el bolsillo y se la dio. A los pocos minutos, los insultos hacían temblar las paredes.
Conocedores de su poca visión, nos acercamos en puntas de pie a la ventana. Todos acomodábamos las cabezas como podíamos en la abertura para espiar lo que pasaba. El viejo, estaba arrodillado frente a una ordenada trama de hojas y ramas. De tras de cada fósforo que fracasaba, iba una ``puteada´´. Ya había gastado todas las terrenales, así que recurrió alas más elevadas``. Dios y la madre de Dios y todos los santos p…-´´ acto seguido, se sacó el sombrero, invito a todos los insultados a que se metieran adentro, lo tiro al suelo y saltaba arriba de ellos como un poseído. ``- ¿Le pasa algo don Fermín?-´´ pregunto tío Jorge. ``-Esas porquería de fósforos que me dio no sirven… -´´ respondió con cara de loco. El tío saco otra caja del bolsillo, le encendió el fuego y se la dio.
Al igual que don Juan Mousoumpes, cuando se fue poniendo viejo, se quedaba todo el invierno con nosotros.
De vez en cuando solía venir otro linyera, era de por aquí nomas. Olvidare el apellido por un instante para no ofender. Soberbio, compadrito y de un carácter parecido al que te dije. Ese día le llevamos la comida a los dos y nos sentamos a almorzar. Recién habíamos terminado el plato de sopa, cuando escuchamos unos gritos pelados que venían arriando los ladridos furiosos de los perros. ``- Che… hey.. ustedes.´´ escuchamos…y salimos a ver qué pasaba con tanta dulzura. ``- che hermano, o se va ese croto o te lo carneo. Yo no voy a permitir que me ande faltando el respeto…así que ya sabes, o lo echas a él, o me voy yo-´´ terminó diciendo el croto recién llegado. Los tíos le armaron un comedor en el galpón y santo remedio. Comió, cargo carne, galleta y se fue.
Algunas tardecitas solíamos ir al pueblo con los tíos. Yo ya era un hombrecito. Para agarrar la huella de salida había que pasar si o si frente a la crotera. Indefectiblemente aparecía don Fermín a cortarnos el paso. Torcido y en falsa escuadra, con el bazo estirado nos paraba. ``- ¿pa ande van? ´´``- Al pueblo-´´ contesto uno de los tíos. ``-¿Y a que van a esta hora?-´´ siguió el interrogatorio. El tío le contesto con alguna salida picara`` -Eh… lo único que les faltaba… y bueno váyanse a la m… nomás-´´ Y sacaba el hocico de la ventanilla. La risa nos duraba casi todo el viaje.
Siempre preguntaba por el encargado de un campo vecino, al cual odiaba entrañablemente, pues no le daba permiso para quedarse. Era lógico, no todo el mundo podía aceptar su mal trato. ``- ¿Y…no saben si se murió fulano de tal?-´´ Nos interrogaba ``-no que se va a morir-´´ le contestábamos. ``-¿Pero cuánto hace que lo vieron?-´´ preguntaba amargado. ``-La semana pasada, iba arriando unas vacas-´´le respondimos. ``-A… pero se puede haber muerto ayer u hoy entonces…que joder-´´nos contestaba, ahora un poco más esperanzado.
Con los tíos aprendí a ver de otra manera las relaciones humanas. Que este mal trato insolente y desubicado no era algo dramático. Para nosotros era una fantástica comedia. Extrañábamos sus insultos cuando no estaba.
Cuando llegaba la primavera, prepara balas, maletas, agarraba las riendas, ensillaba, y desde arriba del caballo nos regalaba algún sutil agradecimiento y una sonrisa. Saludaba a la usanza antigua. Cuando llegaba nos decía:``-Ave María Purísima -´´ Y nosotros le respondíamos: ``- sin pecados concebida-´´Y ahora que se estaba yendo, se sacaba el sombrero y sentenciaba ``- y gueno… ustedes quédense con Dios , que yo me voy con la virgen-´´ y se iba.
Este hombre era de la zona de Lobos. Un día que la lluvia nos había amontonado en el galpón. Mientras sobábamos un cuero en el burro y mateábamos con él, nos contó algunas cosas de su vida. Yo sé que nos apreciaba mucho y tenía con nosotros horas mansas, de buen trato. No recuerdo si la fiebre amarilla o la tuberculosis diezmo su familia, incluidos a sus padres. Se salvó el y algún hermanito. Por una medida sanitaria de la época, tuvo que presenciar como quemaban su rancho. Recordaba el olor raro del humo y un carrito de madera que era su juguete preferido,transformándose también en pequeños cristales negros, que iban buscando altura, que iban buscando el cielo.
FIN
N del A: Sospecho el análisis fácil y lógico de pensar que su carácter, su forma de ser, se debían a aquella tragedia en su vida. Lamento desilusionarlos, conocimos a un familiar de él que no había pasado por nada de eso, y era un calco de don Fermín. Se ve que el sello de fábrica es casi inviolable.
Uno de mis perros lleva su nombre, porque también se le parece.
Cuando se iba, montado en su flaco caballo, parecía una versión criolla del Quijote de la Mancha.
Foto de portada: Diario El Popular Olavarría
Acerca de Daniel Lecointre
El autor es nacido, vive y trabaja en el campo, en la zona de San Jorge, Partido de Laprida. En su sentir y sus palabras, esto es así desde hace más de 120 años, por los tiempos en que su abuelo llegó a esos pagos. Para comunicarse con el autor pueden llamarlo al 2284 215445 (no lo intenten vía Whatsapp, el 4G y el Wi-fi no han pasado todavía por la tranquera de su campo). De vez en cuando revisa el correo electrónico (enviar e-mail) y algunas veces su perfil en Facebook