Las parasitosis gastrointestinales son una de las principales causas de pérdidas productivas y el INTA Balcarce brinda pautas a tener en cuenta para evitar estas mermas
Debido a la escasa inmunidad de los terneros se produce un importante aumento de la carga parasitaria en el ambiente. El nivel de contaminación de los forrajes llega a su pico máximo entre julio y septiembre. Este ciclo se repite varias veces elevándose la carga de parásitos dentro del animal que originan las mayores pérdidas de peso junto con una mayor frecuencia de casos clínicos durante el invierno, proceso agravado por el estado nutricional de los animales debido a cantidad y calidad del forraje disponible.
Durante la primavera la infestación de las pasturas disminuye a raíz de un efecto de dilución ejercido por el crecimiento del pasto. En este período, el parásito Ostertagia spp. entra, en su gran mayoría, en una fase inhibida dentro del hospedante (hipobiosis). Esta característica, que lo diferencia del resto de los nematodos gastrointestinales, permite permanecer en el animal protegido de las situaciones climáticas desfavorables en el exterior.
Durante el verano cuando la infectividad de las pasturas se reduce por acción de las altas temperaturas y la baja humedad, comienza la desinhibición de las larvas que permanecieron dentro del animal. Esto ocurre normalmente en forma gradual o por el contrario, masivamente, donde un gran número de larvas puede determinar la presentación subclínica poniendo en riesgo la ganancia de hasta 30 kg de peso vivo o de manera clínica, con la presentación de muertes agudas.
El tratamiento antiparasitario específico para evitar la inhibición de Ostertagia es recomendable realizarlo a mediados de noviembre. Esto previene que la mayor cantidad de larvas reanuden su desarrollo al final del verano. En este marco es importante resaltar que no todos los fármacos son eficaces en presencia de larvas en estado de hipobiosis por lo que será necesario tener en cuenta este aspecto.
Es así que las ivermectinas poseen gran eficacia y menor resistencia que otros fármacos, por lo que se recomienda su aplicación. Este manejo disminuye la probabilidad de presentar cuadros agudos, con mortandades o daños abomasales irreparables y también evita la contaminación de las pasturas ya que las larvas inhibidas constituyen el pie de infección para el próximo año productivo.
A continuación se delinean algunas acciones generales de manejo y control para tratar de reducir el impacto de las parasitosis gastrointestinales:
- Realizar monitoreo de la carga parasitaria de los animales, mediante HPG mensual, en las épocas críticas (otoño-invierno) para evaluar si es necesaria la aplicación de antihelmínticos. Esto principalmente en las categorías más susceptibles, recría e invernada.
- Evaluar la eficacia de los tratamientos realizando HPG a 10 animales del lote a los 15 días post tratamiento y coprocultivo pre y post tratamiento para conocer los géneros que sobreviven o evaluar fallas.
- Alternar el uso de drogas antihelmínticas que están resultando efectivas, según época del año o recomendación veterinaria, para evitar o reducir el impacto que está teniendo la resistencia por parte de los parásitos a los antiparasitarios utilizados rutinariamente. Tener en cuenta que desde el destete (marzo) hasta pasar la época crítica de parasitosis (agosto) puede haber hasta 3 ciclos de vida de parásitos, por lo que las desparasitaciones deben ser estratégicas y teniendo siempre en cuenta a la primera desparasitación como día 0.
El manejo integral y control parasitario debe ser una prioridad en los sistemas de invernada pastoril, ya que el problema no recae solo en las pérdidas por muertes y/o tratamientos para animales afectados, sino que las pérdidas subclínicas a nivel rodeo son de gran relevancia, pudiéndose perder de 20 a 30 kg por animal, lo que afecta significativamente el resultado productivo final del establecimiento.
Fuente: Grupo de Sanidad Animal, INTA Balcarce (www.inta.gob.ar)