Se aplica entre los 12 y los 65 años en una dosis, en las regiones endémicas del país. Los interesados pueden dirigirse a Maipú 2832.
La Fiebre Hemorrágica Argentina, también conocida como "Mal de los Rastrojos", es causada por el virus Junín. Afecta a una región del país que abarca parte de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y La Pampa. El virus Junín suele estar presente en algunas especies de roedores silvestres. Estos roedores eliminan el virus, particularmente por la saliva, contamina el medio ambiente, a partir del cual el hombre se infecta accidentalmente.
Se aplica entre los 12 y los 65 años en una dosis. Los interesados en recibirla pueden dirigirse directamente al Banco de Leche (Maipú 2832, Olavarría) o comunicarse al 02284 421419.
SÍNTOMAS
Los síntomas que presenta la Fiebre Hemorrágica se inician con cuadro de fiebre, decaimiento y dolor de cabeza. Luego pueden presentarse dolores musculares, de articulaciones, detrás de los ojos, mareos, náuseas y vómitos.
Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas es importante consultar al médico ya que existe un tratamiento que, si se administra a tiempo, aumenta las posibilidades de curar la enfermedad.
VACUNACIÓN
La vacunación es la principal forma de prevenir la Fiebre Hemorrágica Argentina, es altamente eficaz y se encuentra en el calendario oficial, y disponible en los efectores públicos del Ministerio de Salud de la Provincia.
Deben vacunarse hombres y mujeres mayores de 15 años que no hayan sido vacunados anteriormente y que residan o desarrollen actividades en las zonas del área endémica. En el caso de las mujeres, no deben estar embarazadas o amamantando, ni presentar cuadros agudos o crónicos descompensados, estar recibiendo corticoides sistémicos o presentar cuadros de inmunosupresión congénitos o adquiridos y no deben haber recibido otras vacunas y/o gammaglobulinas, cualquiera sea, en el mes previo, ni recibirlas en el mes posterior a recibir la vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina.
OTRAS FORMAS DE PREVENCIÓN
Mantener una higiene cuidadosa, principalmente de las manos y cambio de ropas, cada vez que se hayan frecuentado zonas con roedores.
No introducir tallos, hojas o granos en la boca.
No acostarse sobre bolsas o en el suelo.
Comer y dormir en habitaciones limpias.
Usar calzado cerrado.
Mantener desmalezados los alrededores de la vivienda para evitar que las lauchas se acerquen a ella; disponer de lugares libres de maleza para los juegos de niños.
No destruir la fauna depredadores de roedores, tales como lechuzas, lechuzones, chimangos y gatos.