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Barbechos tempranos para controlar malezas resistentes

Una buena preparación del lote es fundamental, e incluso puede marcar la diferencia entre rentabilidad y pérdida. La importancia de la planificación y el asesoramiento.  

 "Cuando pensamos en barbechos químicos para cultivos de fina, trigo y cebada, hay una idea central: no dormirse y hacer las cosas temprano. Una vez se ha terminado al cosecha de gruesa hay que estar encima de los lotes que tienen problema de malezas resistentes", asegura el ingeniero agrónomo Gonzalo Fuentes de Agro El Barral, agregando que hoy por hoy casi no se ven lotes que no tengan este problema.


"La resistencia es la capacidad heredable que tienen algunas especies para sobrevivir a un tratamiento con herbicidas, y en la zona se ve sobre todo con el raigrás y las crucíferas en el caso de fina. Son muy complicadas de manejar, por eso lo que hay que hacer es monitorear rápido para que la malezas estén en un tamaño chicos y pueda definirse un tratamiento acorde.


 Según Fuentes, estas malezas están cada vez más presenten en todos los lotes, dándose una u otra, y en algunos casos ambas, lo cual va limitando las estrategias para el manejo a la vez que añade costos que achican la rentabilidad del productor. Incluso los pocos que aún no las tienen están permanente expuestos ya que ingresan por la cosechadora, en la semilla misma o en de los alambres de los vecinos, por lo cual lo ideal es detectar a tiempo para intervenir en esas cabeceras o colas de máquina que eviten la diseminación por todo el campo.


"Hay dos formas básicas de manejo. Los lotes que ya vienen asesorados por un ingeniero agrónomo y tienen un seguimiento suelen tener un diagnóstico temprano con las malezas muy pequeñas por lo cual una baja dosis de producto ejerce un buen control, por ejemplo un raigrás de dos a cuatro hojitas se controla fácil con glifosato, cletodim y algo de aceite, pudiendo incluso agregarse un preemergente residual dependiendo de si tenemos o no cobertura verde", aseguró.


"La otra manera es cosechar y no monitorear, estirar la fecha de siembra y recién ver el lote a mediados de julio, nos vamos a encontrar un raigrás que en vez de cuatro hojitas tiene diez macollos, pasado, y entonces la primera estrategia no alcanza y necesitaremos un doble golpe con paraquat y aceite por ejemplo, agregando costos, llegando tarde, si usamos cletodim en el primer golpe vamos a tener que atrasar la fecha de siembra y agregar un residual. Estamos hablando de dos pasadas más respecto de la primera estrategia con la doble desventaja del costo extra y el atraso en las fechas de los ciclos, perdiendo potencial", remarcó.


"Por eso hay que estar muy encima e invertir en planificación, todos estos detalles que se van escapando son costos que vamos agregando al cultivo y eso nos obliga a lograr buenos rindes para pagar insumos cada vez más caros. Por más que en este momento haya buenos precios, también ha aumentado el valor de los agroquímicos, herbicidas y fertilizantes", apuntó.



Gonzalo Fuentes consideró fundamental que el productor se siente con el ingeniero agrónomo para contar con un buen planteo técnico de base, definir qué variedad va a sembrar, qué fechas, recorrer lotes, ajustar el barbecho químico, aplicación y fertilización con base en un buen muestreo de suelo para poder corregir bien el fósforo y nitrógeno que necesita.


"Uno de los mejores métodos para evitar la resistencia es contar con un esquema planificado de rotaciones de cultivos, lo que permite rotar también los productos y así ir manejando las dos o tres malezas más complicadas. En ese sentido, el rol del ingeniero agrónomo tanto en lo técnico como en lo legal es fundamental, la clave es que los errores se pagan con plata, y se pagan muy caros. Mayores costos y menos rendimientos es una mala combinación", subrayó.


Fuentes añadió un tema extra, que es la dificultad para conseguir algunos productos en este contexto de pandemia, lo cual va incluso más allá de que el costo es mucho mayor al del año pasado, ya que a veces no hay disponibilidad y el control no puede hacerse aunque se quiera pagar.


"Planificar incluso permite calcular un aproximado de lo que se va a necesitar para comprarlo y tenerlo, lo cual no solo nos permite evitar mayores costos sino incluso mejorar la rentabilidad evitando aumentos a futuro. No es mucho más que sentarse un rato y pensar, por supuesto con asesoramiento técnico partiendo del potencial de suelo que tenemos" enfatizó.


"Los rindes a que debemos apuntar hoy rondan los 5500 kg en trigo y 6000 kg en cebada, que no son para nada una locura y de hecho son posibles de lograr en condiciones normales con un planteo técnico medio, siembre y cuando arranquemos con un barbecho químico a tiempo, una buena semilla bien curada, ajustando la fertilización par que, si el clima ayuda un poco, podamos lograr el máximo potencial", concluyó.



Ing Agrónomo Gonzalo Fuentes

Agroaplicaciones El Barral

Avellaneda casi Ituzangó, Olavarría, Argentina

02284 50-8886

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"La resistencia es la capacidad heredable que tienen algunas especies para sobrevivir a un tratamiento con herbicidas, y en la zona se ve sobre todo con el raigrás y las crucíferas en el caso de fina. Son muy complicadas de manejar, por eso lo que hay que hacer es monitorear rápido para que la malezas estén en un tamaño chicos y pueda definirse un tratamiento acorde.


 Según Fuentes, estas malezas están cada vez más presenten en todos los lotes, dándose una u otra, y en algunos casos ambas, lo cual va limitando las estrategias para el manejo a la vez que añade costos que achican la rentabilidad del productor. Incluso los pocos que aún no las tienen están permanente expuestos ya que ingresan por la cosechadora, en la semilla misma o en de los alambres de los vecinos, por lo cual lo ideal es detectar a tiempo para intervenir en esas cabeceras o colas de máquina que eviten la diseminación por todo el campo.


"Hay dos formas básicas de manejo. Los lotes que ya vienen asesorados por un ingeniero agrónomo y tienen un seguimiento suelen tener un diagnóstico temprano con las malezas muy pequeñas por lo cual una baja dosis de producto ejerce un buen control, por ejemplo un raigrás de dos a cuatro hojitas se controla fácil con glifosato, cletodim y algo de aceite, pudiendo incluso agregarse un preemergente residual dependiendo de si tenemos o no cobertura verde", aseguró.


"La otra manera es cosechar y no monitorear, estirar la fecha de siembra y recién ver el lote a mediados de julio, nos vamos a encontrar un raigrás que en vez de cuatro hojitas tiene diez macollos, pasado, y entonces la primera estrategia no alcanza y necesitaremos un doble golpe con paraquat y aceite por ejemplo, agregando costos, llegando tarde, si usamos cletodim en el primer golpe vamos a tener que atrasar la fecha de siembra y agregar un residual. Estamos hablando de dos pasadas más respecto de la primera estrategia con la doble desventaja del costo extra y el atraso en las fechas de los ciclos, perdiendo potencial", remarcó.


"Por eso hay que estar muy encima e invertir en planificación, todos estos detalles que se van escapando son costos que vamos agregando al cultivo y eso nos obliga a lograr buenos rindes para pagar insumos cada vez más caros. Por más que en este momento haya buenos precios, también ha aumentado el valor de los agroquímicos, herbicidas y fertilizantes", apuntó.



Gonzalo Fuentes consideró fundamental que el productor se siente con el ingeniero agrónomo para contar con un buen planteo técnico de base, definir qué variedad va a sembrar, qué fechas, recorrer lotes, ajustar el barbecho químico, aplicación y fertilización con base en un buen muestreo de suelo para poder corregir bien el fósforo y nitrógeno que necesita.


"Uno de los mejores métodos para evitar la resistencia es contar con un esquema planificado de rotaciones de cultivos, lo que permite rotar también los productos y así ir manejando las dos o tres malezas más complicadas. En ese sentido, el rol del ingeniero agrónomo tanto en lo técnico como en lo legal es fundamental, la clave es que los errores se pagan con plata, y se pagan muy caros. Mayores costos y menos rendimientos es una mala combinación", subrayó.


Fuentes añadió un tema extra, que es la dificultad para conseguir algunos productos en este contexto de pandemia, lo cual va incluso más allá de que el costo es mucho mayor al del año pasado, ya que a veces no hay disponibilidad y el control no puede hacerse aunque se quiera pagar.


"Planificar incluso permite calcular un aproximado de lo que se va a necesitar para comprarlo y tenerlo, lo cual no solo nos permite evitar mayores costos sino incluso mejorar la rentabilidad evitando aumentos a futuro. No es mucho más que sentarse un rato y pensar, por supuesto con asesoramiento técnico partiendo del potencial de suelo que tenemos" enfatizó.


"Los rindes a que debemos apuntar hoy rondan los 5500 kg en trigo y 6000 kg en cebada, que no son para nada una locura y de hecho son posibles de lograr en condiciones normales con un planteo técnico medio, siembre y cuando arranquemos con un barbecho químico a tiempo, una buena semilla bien curada, ajustando la fertilización par que, si el clima ayuda un poco, podamos lograr el máximo potencial", concluyó.



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