Controlar la mirada
Marcos Giménez Zapiola brinda ideas y sugerencias sobre el manejo del ganado vacuno. Hoy: controlar la mirada
LA MIRADA
Uno de los componentes más fuertes de nuestro lenguaje corporal es la mirada. Supongamos que ya hemos corregido los hábitos de encarar o irle directo al ganado, y de gritarle, que traté en mis dos primeros comentarios, nos queda aprender controlar la mirada, que consiste básicamente en no mirarlos directamente (salvo que sea necesario, como veremos).
El vacuno percibe al instante nuestra mirada, sobre todo si estamos adelante de él, como en la foto 1. No pude pixelar el rostro de la persona porque se hubiera perdido el dato de la mirada, pero quiero aclarar que la siguiente observación no es personal y espero que nadie se ofenda. El transportista está en una mala posición (tema de otro comentario futuro), pero lo que realmente no ayuda es cómo mira a los terneros que se acercan al embarcadero. No es la picana, porque los terneros todavía no saben qué es hasta que pasan.
En el video se ve que los búfalos no se frenan por el vacunador, porque éste no se asoma a mirarlos y se queda bastante quieto. Y tampoco grita. Entraban tan voluntarios que tuve que decirle, que dejara algunos atrás en el toril, para no cargar la manga de más.
El torero de la foto 3 no mira de frente al toro, se queda tieso, lo ve de reojo y mueve el capote. Si mirara al toro, éste se daría cuenta de que su enemigo es el flaco quieto y no el capote que se mueve. Como es obvio, si los toros se dieran cuenta de que su enemigo es el torero y no el capote, no existiría la tauromaquia, porque sería una actividad mortal.
Volviendo a nuestra mirada, hay que habituarse a moverse y a mirar a los animales de costado, como si uno estuviera enfocado en otra cosa, no en ellos. Yo sólo miro directo a un animal cuando lo quiero apartar, porque se siente mirado y comienza a moverse más rápido que los demás, lo que facilita el aparte. La clave es empezar a mirarlo cuando uno ya logró una posición dominante que nos permita dirigirlo hacia afuera de la manada, porque si lo empezamos a mirar antes de movernos, se nos va a meter bien adentro para refugiarse. También puedo mirar al animal si quiero que frene o recule en la manga, es decir, puedo hacer la maniobra del camionero de la foto, pero esta vez para mi beneficio.
Si hay gente adelante en la manga, no se debe mover, no debe hablar ni hacer chistes, y sobre todo, no debe mirar al animal que avanza. Si se para de costado o de espaldas, o por lo menos se queda quieto como un poste, los animales van a pasar de largo. Y si no, miren la foto del torero.
Otro día escribo sobre la otra cara de esto, que es el animal que nos mira fijo.
MARCOS GIMÉNEZ ZAPIOLA
Licenciado en Sociología de la Universidad Católica Argentina (UCA) y PhD en Filosofía de la Washington University, EE.UU. Especialista en Buenas Prácticas de Manejo de Bovinos y Bienestar Animal, habiendo publicado más de 50 artículos en ese tema. Trabaja con la difusión y capacitación de recursos humanos, realizando presentaciones en países de América Latina, como Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Ecuador. Publicó los libros "El buen trato del ganado" y "Empresa familiar de campo". Empresario agropecuario desde 1980, actualmente es consultor agropecuario y columnista de la revista "Margenes Agropecuarios".
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
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El torero de la foto 3 no mira de frente al toro, se queda tieso, lo ve de reojo y mueve el capote. Si mirara al toro, éste se daría cuenta de que su enemigo es el flaco quieto y no el capote que se mueve. Como es obvio, si los toros se dieran cuenta de que su enemigo es el torero y no el capote, no existiría la tauromaquia, porque sería una actividad mortal.
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Si hay gente adelante en la manga, no se debe mover, no debe hablar ni hacer chistes, y sobre todo, no debe mirar al animal que avanza. Si se para de costado o de espaldas, o por lo menos se queda quieto como un poste, los animales van a pasar de largo. Y si no, miren la foto del torero.
Otro día escribo sobre la otra cara de esto, que es el animal que nos mira fijo.
MARCOS GIMÉNEZ ZAPIOLA
Licenciado en Sociología de la Universidad Católica Argentina (UCA) y PhD en Filosofía de la Washington University, EE.UU. Especialista en Buenas Prácticas de Manejo de Bovinos y Bienestar Animal, habiendo publicado más de 50 artículos en ese tema. Trabaja con la difusión y capacitación de recursos humanos, realizando presentaciones en países de América Latina, como Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Ecuador. Publicó los libros "El buen trato del ganado" y "Empresa familiar de campo". Empresario agropecuario desde 1980, actualmente es consultor agropecuario y columnista de la revista "Margenes Agropecuarios".
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