Mujeres rurales separadas por los kilómetros, hermanadas por el arraigo
Ciclo de entrevistas de Luciana Pedernera sobre la vida y el rol de la mujer en el campo. Hoy: Anahi Mabel Pinuaga
"Mi vida entera ha estado en el campo estoy orgullosa y feliz por ello. Le doy gracias a la vida por la oportunidad de habitar estos espacios".
¿Su nombre? Anahi Mabel Pinuaga. Vive en la estancia La Esperanza, Cuartel IX Crotto partido de Tapalque, junto a su esposo Mario Escalante y sus dos hijos Martin y Marcos Escalante forman un cálido hogar.
Su día comienza con el despertar del sol en verano, un poquito más tarde en invierno, comparte desayuno con Mario y como la gran compañera que es, al observar las actividades diarias, se reparte para hacer alguna de ellas junto a su marido, sin olvidar que los chicos deben ir a la escuela, que la casa tiene que estar limpia, así como también la casa principal que aloja a sus empleadores, la cocina la espera para llenarse del aroma que encuentren sus manos al mezclar colores, sabores, olores y texturas que hay a disposición, "La cocina nunca descansa siempre los chicos preguntan ¿hay algo para comer? y sí, hay que darles algo que previamente elaborado, resultado de nuestras manos" y por allí en una parte de la entrevista a modo de desafío y casi casi picarona confeso algún asado al asador me sale muy bien.
Por la tarde dependiendo de la época del año transita codo a codo con su esposo porque se trabaja en familia, a su entender "los chicos tienen que aprender haciendo las tareas rurales" por eso es imposible perderse una vacunación, yerra o curación de animales enfermos. Finalmente, la hora de regreso a casa es con el caer de la tarde, el renacer de una nueva noche.
Anahí nació en el campo, había 180 hectáreas que le pertenecían a su papá y a su tío, en Villa Cacique Barker partido de Benito Juárez. Con aires de orgullo y nostalgia habla de su pueblo, ese que la vio nacer. En 1978 su papá consiguió trabajo en un campo no muy lejos, siete años estuvo allí, con vagos recuerdos en su corazón a la luz de la noche rodeada de su familia, comenta que para ir a la escuela rural tenía que recorrer 12 kilómetros, 12 kilómetros que eran rodados por un Fiat 600, adquirido exclusivamente para que sea parte del traslado al colegio de Anahi, todo hasta que un día después de tanto tiempo, de tantas idas y vueltas la envían con sus abuelos y su tío materno porque la escuela cerro y ella debía seguir escolarizada.
Que desazón del corazón, hoy el despoblamiento de la zona rural hace que esta escena se repita en varios rincones de nuestro país, la escuelita a lo lejos, abandonada, entre pastos y animales silvestres, las persianas se cierran, los bancos se aquietan, el pizarrón se reseca, pero algo de polvo blanco con olor a tiza por ahí queda, las luces se apagan, se terminó la función, cuando la llave hizo sonar la cerradura de la puerta, todos sabemos que es muy difícil revertir esta situación.
Y con mucho dolor a ella sus padres la dejaron ir, soltaron a su única hija, con la esperanza de verla danzar en un futuro mucho mejor que el de ellos, 80 kilómetros los separaban, pero seguramente había más de ochenta motivos para permitir que ella pudiera crecer. Y sus recuerdos vienen, para expresarnos como se sintió en ese momento, "Para mí la gloria, estar con los abuelos y el tío que me lo daban todo era lo mejor, no así para ellos que se volvieron al campo solos llorando cada uno sin decir palabra"
No paso mucho tiempo y sus papás se mudaron a 18 kilómetros de Benito Juárez, Vivian en una casilla y era imposible en esas condiciones llevársela de nuevo con ellos, "Terremoto" como la apodaba el patrón de su papá, no se quedaba nunca quieta, situación que hoy demuestra su voluntad para actuar en el campo, y por ese entonces, siendo una niñita no la iban a conformar con 6ta Edición de Cacho Fonatana y una cortina musical que dice recordar hasta el día de hoy.
En 1990 llego su primer año de secundaria que fue un éxito, pero el segundo año ya los horarios eran distintos a los de la combi que la transportaba ¿cuál era la solución? Quedarse sola otra vez en el pueblo, pero ahora sí sola, ya no había abuelos ni tíos, sola. Así fue que en 1994 termino la secundaria con solo media falta en los 5 años sin repetir ningún año.
"Siempre le decía a papa que me guardara trabajos para hacerlos los fines de semana"
Valora mucho el sacrificio de sus papas, del cual aprendió para con los suyos, los fines de semana en el campo los extrañaba mucho, pero papá dejaba alguna tarea para que ella pudiera hacer algo de yerra, o agarrar el tractor y hacían turnos de 6 horas cada uno para disquiar o cortar agropiro. Sembraban juntos con una intersembradora que era tirada por un Fiat 700 o un Massey 1185.
Termino la secundaria había que pensar que seguir ya que el patrón de papá que vivía en Buenos Aires le daba casa y comida. Como no había muchos mecánicos dentales en Juárez fue a la Universidad de Buenos Aires con su mamá, se anoto, y luego fue a rendir el examen práctico, pero en sus palabras, "el resultado fue terrible, no pude entrar".
Bueno luego de una gran desilusión había que buscar trabajo entonces me iba a Juárez los lunes y me regresaba al campo los miércoles más o menos ahí buscaba. finalmente logre cuidaba una nena y limpiaba en la casa de 8 a 13hs.
Y en 1998 llego el amor a su vida junto a Mario Escalante, cuando se casaron fueron a vivir a Azul, no tardaron mucho tiempo en construir su horizonte junto al campo, una nueva historia empezaba en su lugar de origen, pero esta vez acompañada del amor de un hombre, el hombre que le permitió formar su familia. Y es el día de hoy que permanecen juntos y en el campo.
"Mi vida en el campo es lo soñado, lo ideal para mis hijos y para mi familia se crea un vínculo aún más fuertemente dónde el papá o la mamá están junto a ellos siempre".
La familia es todo, y para Anahi con los ojos alborotados de emoción su familia es especial, porque tiene ese no sé qué, ese no sé qué, que la lleva a llamar un silencio profundo e inundar su corazón y decir que en su hogar ella está junto a Martin y sus actividades mientras Mario o Marcos lavan los platos, si Mario no llego a desencillar el caballo allí esta ella para hacerlo, entonces Mario al día siguiente la ayuda a preparar la cena, y así, los cuatro, ella la reina del hogar junto a ellos, todos aprenden de todos, todos se enseñan entre todos, sin olvidar que realmente lo primero es la familia, porque además si tienen que salir por ahí fuera de casa a pasear y uno no puede, no va ninguno, todos para uno, uno para todos, como salpican sus labios sobre nuestros oídos "Somos muy unidos lo principal".
- ¿Cuál crees que es el rol de la Mujer Rural?
- Una mujer rural es una mujer con sacrificios diarios y recompensas gratificantes. Solo aquellas Mujeres Rurales con todas las letras me van a entender, mujeres en el campo hay muchas, pero que sepan de campo y puedan hacer el trabajo diario que el campo requiere no todas.
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
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Su día comienza con el despertar del sol en verano, un poquito más tarde en invierno, comparte desayuno con Mario y como la gran compañera que es, al observar las actividades diarias, se reparte para hacer alguna de ellas junto a su marido, sin olvidar que los chicos deben ir a la escuela, que la casa tiene que estar limpia, así como también la casa principal que aloja a sus empleadores, la cocina la espera para llenarse del aroma que encuentren sus manos al mezclar colores, sabores, olores y texturas que hay a disposición, "La cocina nunca descansa siempre los chicos preguntan ¿hay algo para comer? y sí, hay que darles algo que previamente elaborado, resultado de nuestras manos" y por allí en una parte de la entrevista a modo de desafío y casi casi picarona confeso algún asado al asador me sale muy bien.
Por la tarde dependiendo de la época del año transita codo a codo con su esposo porque se trabaja en familia, a su entender "los chicos tienen que aprender haciendo las tareas rurales" por eso es imposible perderse una vacunación, yerra o curación de animales enfermos. Finalmente, la hora de regreso a casa es con el caer de la tarde, el renacer de una nueva noche.
Anahí nació en el campo, había 180 hectáreas que le pertenecían a su papá y a su tío, en Villa Cacique Barker partido de Benito Juárez. Con aires de orgullo y nostalgia habla de su pueblo, ese que la vio nacer. En 1978 su papá consiguió trabajo en un campo no muy lejos, siete años estuvo allí, con vagos recuerdos en su corazón a la luz de la noche rodeada de su familia, comenta que para ir a la escuela rural tenía que recorrer 12 kilómetros, 12 kilómetros que eran rodados por un Fiat 600, adquirido exclusivamente para que sea parte del traslado al colegio de Anahi, todo hasta que un día después de tanto tiempo, de tantas idas y vueltas la envían con sus abuelos y su tío materno porque la escuela cerro y ella debía seguir escolarizada.
Que desazón del corazón, hoy el despoblamiento de la zona rural hace que esta escena se repita en varios rincones de nuestro país, la escuelita a lo lejos, abandonada, entre pastos y animales silvestres, las persianas se cierran, los bancos se aquietan, el pizarrón se reseca, pero algo de polvo blanco con olor a tiza por ahí queda, las luces se apagan, se terminó la función, cuando la llave hizo sonar la cerradura de la puerta, todos sabemos que es muy difícil revertir esta situación.
Y con mucho dolor a ella sus padres la dejaron ir, soltaron a su única hija, con la esperanza de verla danzar en un futuro mucho mejor que el de ellos, 80 kilómetros los separaban, pero seguramente había más de ochenta motivos para permitir que ella pudiera crecer. Y sus recuerdos vienen, para expresarnos como se sintió en ese momento, "Para mí la gloria, estar con los abuelos y el tío que me lo daban todo era lo mejor, no así para ellos que se volvieron al campo solos llorando cada uno sin decir palabra"
No paso mucho tiempo y sus papás se mudaron a 18 kilómetros de Benito Juárez, Vivian en una casilla y era imposible en esas condiciones llevársela de nuevo con ellos, "Terremoto" como la apodaba el patrón de su papá, no se quedaba nunca quieta, situación que hoy demuestra su voluntad para actuar en el campo, y por ese entonces, siendo una niñita no la iban a conformar con 6ta Edición de Cacho Fonatana y una cortina musical que dice recordar hasta el día de hoy.
En 1990 llego su primer año de secundaria que fue un éxito, pero el segundo año ya los horarios eran distintos a los de la combi que la transportaba ¿cuál era la solución? Quedarse sola otra vez en el pueblo, pero ahora sí sola, ya no había abuelos ni tíos, sola. Así fue que en 1994 termino la secundaria con solo media falta en los 5 años sin repetir ningún año.
"Siempre le decía a papa que me guardara trabajos para hacerlos los fines de semana"
Valora mucho el sacrificio de sus papas, del cual aprendió para con los suyos, los fines de semana en el campo los extrañaba mucho, pero papá dejaba alguna tarea para que ella pudiera hacer algo de yerra, o agarrar el tractor y hacían turnos de 6 horas cada uno para disquiar o cortar agropiro. Sembraban juntos con una intersembradora que era tirada por un Fiat 700 o un Massey 1185.
Termino la secundaria había que pensar que seguir ya que el patrón de papá que vivía en Buenos Aires le daba casa y comida. Como no había muchos mecánicos dentales en Juárez fue a la Universidad de Buenos Aires con su mamá, se anoto, y luego fue a rendir el examen práctico, pero en sus palabras, "el resultado fue terrible, no pude entrar".
Bueno luego de una gran desilusión había que buscar trabajo entonces me iba a Juárez los lunes y me regresaba al campo los miércoles más o menos ahí buscaba. finalmente logre cuidaba una nena y limpiaba en la casa de 8 a 13hs.
Y en 1998 llego el amor a su vida junto a Mario Escalante, cuando se casaron fueron a vivir a Azul, no tardaron mucho tiempo en construir su horizonte junto al campo, una nueva historia empezaba en su lugar de origen, pero esta vez acompañada del amor de un hombre, el hombre que le permitió formar su familia. Y es el día de hoy que permanecen juntos y en el campo.
"Mi vida en el campo es lo soñado, lo ideal para mis hijos y para mi familia se crea un vínculo aún más fuertemente dónde el papá o la mamá están junto a ellos siempre".
La familia es todo, y para Anahi con los ojos alborotados de emoción su familia es especial, porque tiene ese no sé qué, ese no sé qué, que la lleva a llamar un silencio profundo e inundar su corazón y decir que en su hogar ella está junto a Martin y sus actividades mientras Mario o Marcos lavan los platos, si Mario no llego a desencillar el caballo allí esta ella para hacerlo, entonces Mario al día siguiente la ayuda a preparar la cena, y así, los cuatro, ella la reina del hogar junto a ellos, todos aprenden de todos, todos se enseñan entre todos, sin olvidar que realmente lo primero es la familia, porque además si tienen que salir por ahí fuera de casa a pasear y uno no puede, no va ninguno, todos para uno, uno para todos, como salpican sus labios sobre nuestros oídos "Somos muy unidos lo principal".
- ¿Cuál crees que es el rol de la Mujer Rural?
- Una mujer rural es una mujer con sacrificios diarios y recompensas gratificantes. Solo aquellas Mujeres Rurales con todas las letras me van a entender, mujeres en el campo hay muchas, pero que sepan de campo y puedan hacer el trabajo diario que el campo requiere no todas.
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
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