El regreso de las lluvias y las temperaturas favorables entusiasman a los productores ganaderos con expectativas de terneros pesados, pero esas mismas condiciones estimulan el desarrollo de parásitos que pueden llegar a malograr la oportunidad. Cómo hacer frente al problema.  

La ganadería tiene buenas perspectivas, es un comentario general en cualquier matera, remate o charla entre productores. Los precios han mejorado, mal que mal acompañan a diferencia de lo que pasaba meses atrás, pero sobre todo volvieron las lluvias en una gran parte de la región productiva del país.

El descenso de las temperaturas se acerca muy gradualmente y entonces todo se presta para esperar un destete pesado, una buena recría, vientres con buena condición corporal gracias a la explosión de pasto del otoño. Los kilos que tanto esperábamos, a la vuelta de la esquina.

Pero esas mismas condiciones favorables para el forraje y la recría también resultan ideales para la proliferación de parásitos, lo cual puede llegar a malograr no solo las expectativas de este año productivo sino incluso dejar lesiones de carácter permanente en los animales, que afectarán toda su vida productiva.

El equipo de Veterinarios del Centro (Olavarría), conformado por los MV Emilio Sequi, José María Gutierrezy Alejandro Aranibar viene trabajando hace varios años en conjunto con la Dra. Maricel Guzmán de Laboratorio Diagnóstico en Parasitología Veterinaria (Tandil) en la problemática, en pro no solo de realizar tratamientos efectivos en base a buenas prácticas sino también de minimizar los efectos en la medida de lo posible el grave flagelo de la resistencia a antiparasitarios, que llegó para quedarse.

"Es fundamental establecer la diferencia entre comprar un producto en una veterinaria y aplicarlo, y hacer un tratamiento en base a diagnóstico, aplicación y monitoreo posterior. En el primer caso se trata de una aplicación de producto que en el mejor de los casos ayudará en algo, pero el otro es realmente un tratamiento con efectos confiables y a largo plazo", asegura el MV Emilio Sequi.

"La categoría más susceptible son los terneros, terneras destetados y toritos que comienzan la recría o engorde sobre pasturas a fin del verano, debido no solo al estrés propio de la separación de la madre, sino añadido a prácticas de manejo como traslados, cambios de alimentación y encierres. Todo esto ocurre paralelamente al gradual descenso de temperatura y aumento de la humedad ambiente, propiciando el encuentro de los animales con los parásitos gastrointestintales, llamado período crítico para la enfermedad parasitaria, con altos niveles de infectividad del forraje", agrega Alejandro Aranibar.

Es de esperarse que las condiciones particulares de este otoño favorezcan esta situación, ocasionando una mayor oferta de larvas en el forraje que pasaron el verano dentro de las bostas y que con las lluvias son trasladadas hacia la pastura, por lo cual los profesionales recomiendan extremar cuidados. Especialmente porque una aplicación fortuita y son diagnóstico previo puede, lejos de producir efectos, terminar "sembrando" el campo con huevos de parásitos resistentes, agravando aún más la situación.  

"Los números, como en la mayoría de los casos cuando hablamos de sanidad, cierran completamente. El retorno de la inversión que hace el productor es inmediato, para hacerlo tangible imaginemos que con los primeros 10 días de engorde de una buena recría bajo monitoreo se pagan los costos de vigilancia de los próximos 8 meses. Como suele ocurrir, cuánto más grande es la escala más se diluyen los costos, pero los medianos y pequeños productores pueden acceder a esta tecnología de bajo costo y alto impacto. Si lo comparamos con los kilos de ternero que se pierden, que en un período de 6 meses van desde los 20/30kg en casos mal llamados subclínicos, hasta 50kg en casos graves con síntomas visibles, la relación costo beneficio es muy positiva", remarca José María Gutiérrez.

Según los profesionales, además de la parte económica hay cierta reticencia a realizar tratamientos adecuados por desconocimiento. Los productores consideran que hacen falta muchos encierres, movimientos de hacienda y otras maniobras para obtener las muestras, y ello no es así. "Las muestras se pueden tomar en la manga obviamente aprovechando algún encierre, pero también a campo, lo que también permite ver recurso forrajero, oferta y evaluar otros parámetros. De hecho, es muy habitual y el método que más nos resulta es ponerles música para que se acerquen, estén un rato y entonces podemos tomar muestras frescas, recurso forrajero y escuchar y ver a los animales para detectar presencia de otras enfermedades. Tenemos varios tipos de música, se ve que les gustan diferentes estilos", bromea Sequi.

El tratamiento recomendado para un óptimo control de los parásitos internos durante el periodo crítico consiste en un seguimiento o monitoreo que se extiende durante unos 8 meses, período en el cual se van realizando muestreos de materia fecal cada 30 días , para determinar el número de huevos por gramo (HPG) en laboratorio. Los resultados obtenidos son interpretados teniendo en cuenta las particularidades del establecimiento, del año en particular y la epidemiología de la enfermedad parasitaria, de manera de brindar las recomendaciones técnicas necesarias como por ejemplo la aplicación de tratamientos antihelmínticos y el chequeo postratamiento, o incluso la posibilidad de no realizar aplicaciones y seguir con los monitoreos, según explica la Dra. Maricel Guzmán. 

"Hay cuestiones de mucho impacto relacionadas a las parasitosis, que no siempre se conocen o evalúan. Por ejemplo, las recrías ineficientes descartan entre un 20/25% de hembras que no llegan a 15 meses durante los preservicios, mientras que en nuestra experiencia los sistemas bajo monitoreo descartan 10% como máximo", agrega Alejandro Aranibar

"Por otra parte, los animales parasitados no "recuperan" ni "compensan" las ganancias al contrario de lo que se cree en general, dado que afecta la etapa principal de desarrollo óseo y muscular. Los últimos reportes muestran que en Argentina tenemos 95% de resistencia a Ivermectina, 28% a Ricobendazole, y resistencia múltiple a ambos Ivermectina más Ricobenzadole en un 26%, con lo cual la mera rotación de drogas ya no es suficiente", remarca Guzman.

"Además, el hecho de empezar a trabajar de manera más profesional y con el asesoramiento permanente que deriva de manera natural del recorrido y monitoreo hace que los sistemas se vuelvan más eficientes, se bajen costos tranqueras adentro y se detecten otras enfermedades durante la visita periódica como queratoconjuntivitis, neumonías, sarna, etc lo que permite realizar tratamientos de manera precoz" agrega Aranibar.

"Muchos productores se sorprenden porque a veces la recomendación es no hacer nada, es decir, seguir monitoreando a fin de saber a ciencia cierta con qué situación estamos conviviendo y como relacionarnos con ella. La total eliminación de parásitos del sistema es impracticable, es una cuestión de de aprender a convivir con la patología, y además el 95% de los parásitos está en la pastura, solo el 5% está en los animales, por lo cual hay mucho que se puede hacer con maniobras de manejo muy simples", expresa Sequi.

No obstante esto, los profesionales subrayan que los feedlot no están exentos a las parasitosis tanto internas como externas, y que es de suma importancia la desparasitación con los principios químicos adecuados y de comprobada eficacia en los sistemas de encierre a corral y terminación ya que si los animales siguen parasitados el periodo de engorde este se prolongará aumentando los costos y bajando rentabilidad

Durante el 2023 recibimos muestras en el laboratorio de unas 530 tropas de provincia de Buenos Aires y Córdoba, de las cuales 28 de esas tropas corresponden al monitoreo de Veterinarios del Centro. El diagnóstico realizado en Olavarría representa una población de unas 5.000 cabezas de recría-invernada durante el periodo crítico de la enfermedad parasitaria (Marzo- Octubre), resultó en que solo fueran necesarios dos tratamientos antihelmínticos para controlar los parásitos gastrointestinales. Ello es una clara muestra de cómo este protocolo no solo tiene un impacto positivo a nivel productivo, sino que permite reducir movimientos e insumos cuando no son necesarios, a la vez de mantener la eficacia de las drogas en el tiempo lo que constituye un gran desafío en sí mismo dado el gran avance de la resistencia", concluye la Dra. Guzmán.

Veterinarios del Centro

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