Una década de trabajo con el aporte de tecnología para una ganadería más eficiente
Desde el inicio de los ensayos los módulos a escala real fueron visitados por más de 2.000 productores de la Cuenca del Salado
Frente a un sector agrícola en expansión, en los últimos años la ganadería en la Cuenca del Salado bonaerense debió apelar a nuevos modos de manejo. Los rodeos bovinos se orientaron hacia un modelo productivo intensivo y de precisión, debiendo optimizar el manejo de la nutrición, los índices de preñez y los resultados productivos.
Ante esta nueva realidad productiva y pensando en la demanda de los productores de contar con nuevas herramientas y conocimientos, desde hace 10 años los técnicos de la Estación Experimental Agropecuaria Cuenca del Salado del INTA han venido impulsado ensayos y trabajos que facilitan la mejora de las pautas de manejo del ganado bovino.
Este año se cumple una década del inicio de los trabajos en la Chacra Experimental Integrada Chascomús (Convenio INTA-MAIBA) donde se trabaja en sistemas ganaderos buscando mantener altas cargas e intensificar la cría bovina.
Según explican los técnicos del INTA Cuenca del Salado "desde el inicio se han ensayado distintas alternativas de alimentación, manejo diferencial de los pastizales naturales, y un estricto control sanitario y nutricional".
En 2008 "se implementaron dos modelos productivos con diferentes formas de intensificación. Por un lado, el Rodeo de Cría Intensiva (RCI), con 2 equivalente vaca por hectárea (EV/ha), cuya finalidad en ese momento fue liberar superficie para otras actividades más rentables y eficientes que la cría pura".
De esta manera "resultaría factible realizar ambas actividades (cría más invernada, o cría más agricultura) sin resignar el capital vaca, obteniendo buenos indicadores productivos" aseguran los profesionales.
Por otro lado, "se constituyó otro rodeo con una carga menor con 1 equivalente vaca por hectárea (Ev/ha), pero sensiblemente mayor a la media zonal, denominado "Rodeo de Cría Semi-Intensiva" (RCSI), que utilizaría las alternativas de alimentación más tradicionales de la zona".
Un modelo a seguir:
Desde el inicio de los ensayos los módulos a escala real fueron visitados por más de 2.000 productores y cada año se invita a recorrerlos, acompañados por los mismos técnicos, en las llamadas Jornadas Ganaderas. Los trabajos que se impulsan son fuente de información para los productores que transfieren las novedades a sus campos, puesto que los ensayos son realizados en ambientes característicos de la región de la Cuenca del Salado.
Uno de los ejes de investigación está orientado a la "Cadena forrajera y producción física", considerando las condiciones climáticas y los recursos con los que se cuenta en cada estación del año. Al respecto los técnicos comentan que "la cadena forrajera se compone de una fase otoño-invernal llamada "fase de concentración" y una fase primavero-estival denominada "fase pastoril".
Ambos sistemas cuentan con proporciones semejantes relativas en calidad de suelo. La diferencia radica en la carga, los planteos tecnológicos para la producción, y la utilización del forraje fresco y las reservas".
La Chacra cuenta además con un módulo de recría e invernada donde más del 80% de la dieta está constituida por forraje fresco. Este módulo "tiene por objetivo terminar con los animales dentro del año, aunque también podría tomarse en forma parcial para entregar animales a los corrales de terminación".
La estrategia le permite al criador incrementar su rentabilidad y hacer más flexible el sistema, ya que esta categoría "fusible" puede servir como ajuste de carga en el sistema ante eventos climáticos extremos
(Noticias AgroPecuarias)
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
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Ante esta nueva realidad productiva y pensando en la demanda de los productores de contar con nuevas herramientas y conocimientos, desde hace 10 años los técnicos de la Estación Experimental Agropecuaria Cuenca del Salado del INTA han venido impulsado ensayos y trabajos que facilitan la mejora de las pautas de manejo del ganado bovino.
Este año se cumple una década del inicio de los trabajos en la Chacra Experimental Integrada Chascomús (Convenio INTA-MAIBA) donde se trabaja en sistemas ganaderos buscando mantener altas cargas e intensificar la cría bovina.
Según explican los técnicos del INTA Cuenca del Salado "desde el inicio se han ensayado distintas alternativas de alimentación, manejo diferencial de los pastizales naturales, y un estricto control sanitario y nutricional".
En 2008 "se implementaron dos modelos productivos con diferentes formas de intensificación. Por un lado, el Rodeo de Cría Intensiva (RCI), con 2 equivalente vaca por hectárea (EV/ha), cuya finalidad en ese momento fue liberar superficie para otras actividades más rentables y eficientes que la cría pura".
De esta manera "resultaría factible realizar ambas actividades (cría más invernada, o cría más agricultura) sin resignar el capital vaca, obteniendo buenos indicadores productivos" aseguran los profesionales.
Por otro lado, "se constituyó otro rodeo con una carga menor con 1 equivalente vaca por hectárea (Ev/ha), pero sensiblemente mayor a la media zonal, denominado "Rodeo de Cría Semi-Intensiva" (RCSI), que utilizaría las alternativas de alimentación más tradicionales de la zona".
Un modelo a seguir:
Desde el inicio de los ensayos los módulos a escala real fueron visitados por más de 2.000 productores y cada año se invita a recorrerlos, acompañados por los mismos técnicos, en las llamadas Jornadas Ganaderas. Los trabajos que se impulsan son fuente de información para los productores que transfieren las novedades a sus campos, puesto que los ensayos son realizados en ambientes característicos de la región de la Cuenca del Salado.
Uno de los ejes de investigación está orientado a la "Cadena forrajera y producción física", considerando las condiciones climáticas y los recursos con los que se cuenta en cada estación del año. Al respecto los técnicos comentan que "la cadena forrajera se compone de una fase otoño-invernal llamada "fase de concentración" y una fase primavero-estival denominada "fase pastoril".
Ambos sistemas cuentan con proporciones semejantes relativas en calidad de suelo. La diferencia radica en la carga, los planteos tecnológicos para la producción, y la utilización del forraje fresco y las reservas".
La Chacra cuenta además con un módulo de recría e invernada donde más del 80% de la dieta está constituida por forraje fresco. Este módulo "tiene por objetivo terminar con los animales dentro del año, aunque también podría tomarse en forma parcial para entregar animales a los corrales de terminación".
La estrategia le permite al criador incrementar su rentabilidad y hacer más flexible el sistema, ya que esta categoría "fusible" puede servir como ajuste de carga en el sistema ante eventos climáticos extremos
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