En el último año la "canasta cárnica vacuna" medida por el Indec mostró una inflación interanual del 72,6% versus un 118,5% el promedio de alimentos y bebidas no alcohólicas
A principios de los años 70, durante su tercer mandato, el General Perón soltó su célebre frase "los salarios suben por la escalera y los precios por el ascensor " mostrando su preocupación al ver que la inflación real se disparaba, no obstante los controles de precios, y la culpa recaía en la "inflación importada" del primer shock petrolero y en los oligopolios.
Ya es sabido que la inflación no es un problema que los argentinos hayamos podido resolver sino más bien fuimos empeorando y en su derrotero no sólo perjudica a los asalariados como decía el ex presidente sino que genera "atrasos" en algunas cadenas productivas que serán gratuitos no es gratuito porque se paga con pérdidas económicas en los diferentes eslabones de la cadena que luego se transformará en escasez de oferta y la "magia" de lo accesible se transformará en más "pesadilla" para los consumidores. Es sólo una cuestión de tiempo
Hace ´pocos días el Indec informó que la inflación anual de junio se ubicó en un 6,0% mensual, mientras que la interanual fue del 115,6%. El indicador comprende una serie de bienes y servicios que no necesariamente se corresponden con la canasta de consumo de las diferentes familias argentinas. Al respecto, es factible advertir que en el último lugar del ranking inflacionario se ubicaron los alimentos el mes pasado, gran parte de los cuales –según la canasta medida por el Indec– se encuentran con precios regulados por la Secretaría de Comercio.
Dentro de los alimentos intervenidos, existe uno en particular que tiene un ponderación importante en el indicador de inflación de alimentos y que viene siendo castigado tanto por la política oficial como por la coyuntura. Estamos hablando de la carne vacuna.
En el último año la "canasta cárnica vacuna" medida por el Indec (que comprende asado, paleta, cuadril, nalga y carne picada) mostró una inflación interanual del 72,6% versus un 118,5% el promedio de alimentos y bebidas no alcohólicas en comercios y supermercados de la ciudad de Buenos Aires (CABA-GBA).
Es decir: la carne vacuna viene subiendo por la escalera con un atraso anual de casi 46 puntos respecto del promedio general de alimentos que viajan en ascensor perjudicando a los productores ganaderos que vienen perdiendo silenciosa y estoicamente con respecto a otros sectores de la economía.
El "atraso" de los alimentos en general y de la carne bovina en particular permitió compensar las importantes subas registradas en los rubros de comunicaciones, salud, servicios públicos y mantenimiento del hogar. Si bien algunos pierden, otros ganan en contextos inflacionarios.
La cuestión es que ese "atraso" no es gratuito porque se paga con pérdidas económicas en los diferentes eslabones de la cadena cárnica, que, en el caso de la ganadería de cría, tiene la particularidad de que la "máquina" generadora de terneros se puede vender como un bien de consumo cuando los números no dan y se requiere liquidez para poder pagar las cuentas.