Sacarle el freno a la ganadería
Aunque la falta de políticas a largo plazo influye mucho, el principal factor de retraso es el desacople entre oferta y demanda forrajera.
"Alcanzar el techo en la producción ganadera es algo utópico, porque se corre a medida que la ciencia va avanzando. Pero podemos ubicarnos en una situación intermedia, y analizar lo que llamamos la brecha tecnológica, comparándonos con los productores que obtienen mayor productividad por hectárea", expresó a ZonaCampo el ingeniero agrónomo Paulo Recavarren de INTA Olavarría respecto de la situación de la ganadería en Olavarría.
"El rodeo de Olavarría es básicamente de cría y tiene unos indicadores no demasiado buenos desde el punto de vista reproductivo. Y si bien se están logrando ciertos avances en los tiempos de engorde y terminación, los números muestran que más de la mitad de los terneros machos se van, cumplen su ciclo de engorde y faena fuera del partido", indicó el extensionista.
Según Recavarren, en los últimos veinte años el promedio de producción en Olavarría es de 105kg de carne por hectárea y por año, realizándose la cría sobre esquemas forrajeros de base pastoril, con un 80% del rodeo de cría en pastizales y campo natural, con muy poca pastura y verdeo. "En otros lugares, hay productores que tienen campos, recursos forrajeros y rodeos similares a los de Olavarría, pero el promedio de producción ronda los 170kg, o sea que tenemos una brecha de 60 o 65kg que podemos tomar como objetivo a alcanzar", enfatizó.
"Lo preocupante de esto es que la situación está estancada desde hace treinta años, no mueve la aguja productiva del partido. A favor, podemos decir que se mantienen los promedios en suelos de menor calidad, con el incremento que la agricultura viene teniendo desde hace quince, pero igualmente estamos en índices que podrían ser mejores" remarcó.
Sencillez y bajo riesgo
En cuanto a las causas, Paulo Recavarren mencionó que no puede identificarse un solo factor, ya que este tipo de situaciones son generales y responden a múltiples cuestiones. Sin embargo, considera que hay algunos elementos que tienen mayor gravitación que otros, entre los que destaca el hecho de que el productor ganadero de la zona prefiera sistemas simples, estables, con bajo porcentaje de riesgo, antes que otros más avanzados e innovadores que pueden ser más productivos pero conllevan un aumento de riesgo, dedicación y producción.
"Esas son lecturas que podemos hacer después de muchos años de mirar números y elaborar conclusiones. Pero la pregunta que tenemos que hacernos es porqué un productor llega a tomar esa decisión en vez de la otra, y ahí encontramos muchos elementos como la situación familiar, relación con el campo, nivel de acceso a servicios, salud, educación, caminos, la comunidad en la que vive, etcétera", indicó.
Según Recavarren, más allá de la falta de políticas de largo plazo, existen herramientas para llevar adelante la producción ganadera y lograr mejores indicadores. El principal punto a trabajar es el balance entre oferta y demanda forrajeras.
Por fuera de esta cuestión, de tipo más bien social, Recavarren mencionó que también influye la falta de contacto con tecnologías, ya sea de insumo o de procesos, lo cual no significa que esa tecnología no exista o no esté disponible, sino que hay brechas en el acceso. En el caso de los insumos, el agrónomo mencionó que suele estar más a mano porque es el propio proveedor el que impulsa el contacto con el cliente para la venta de semen, genética, productos sanitarios, semillas y demás. Pero en el caso del asesoramiento profesional y la capacitación en procesos, la brecha es mayor.
"Ahí, en esa llegada, es donde tenemos mucho por trabajar. Hay tecnologías que podrían estar siendo aplicadas y a veces somos nosotros los técnicos, los que no sabemos llegar a los productores, inclusive desde el rol profesional. Frecuentemente las incumbencias relacionadas con la ganadería están poco valoradas, aún por los propios profesionales, y falta el concepto de paquete tecnológico tan común en la agricultura, el asesoramiento está como despiezado, el que te asesora en nutrición no se dedica a sanidad o a forrajes y pasturas", explicó.
Recavarren considera que sería muy importante que el productor pudiera acceder a protocolos completos de cómo hacer cría, recría, engorde pastoril o a corral, y otras variantes, donde se lo asesore de manera integral en todos los aspectos vinculados a los insumos y procesos necesarios para la actividad, tal y como sucede con la agricultura.
Tan lejos, tan cerca
Paulo Recavarren no sustrajo lo que sucede en Olavarría a lo que es la generalidad de la producción ganadera de cría a nivel nacional, ya que aunque haya mejores o peores indicadores en otros lugares, la tendencia a buscar la estabilidad y la baja tasa de riesgo es general.
"En el fondo, desde mi perspectiva lo que frena el desarrollo de la ganadería a nivel país es la falta de políticas a largo plazo. Cuando se analiza lo que hicieron aquellos países que nos pasaron por encima, es bien claro: tuvieron políticas a largo plazo. Por más que cambien los colores de los gobiernos, y más allá de que haya brecha o no en las diferentes propuestas, definen un rumbo y todos van. Y eso, en la ganadería es más que importante, porque es un negocio con tiempos largos. Por eso, cuando leemos investigaciones de personas que trabajan en el tema, sobre todo gente de países que lograron superar esto que nosotros no podemos, dicen que les resultó mucho más beneficioso el establecimiento de políticas a largo plazo, más que invertir fortunas en planes puntuales", remarcó.
Ahora bien, la pregunta obligada consiste en saber si el productor tiene su alcance alguna herramienta que le permita salir de una situación que lo tiene "mal pero acostumbráu", y la respuesta de Paulo Recavarren es simple y directa: hay muchas tecnologías que están disponibles, que probadamente funcionan con independencia del precio del dólar, el castigo o no del clima, o el color del gobierno de turno, generando impactos positivos en ganadería. El desafío es aplicarlas.
"La salida viene de la mano de la planificación, ya sea que se trata de un plan de manejo de pastizales naturales, o un plan sanitario a medida del establecimiento, consensuado con el veterinario, o revisar los toros todos los años con doble raspaje. Hay muchas cosas que pueden hacerse a un costo muy bajo, o bien que tienen un costo que es el mismo si las usamos bien o las usamos mal, como las vacunas. Tenemos que tomarnos el tiempo para planificar, y planificar en serio lo que vamos a hacer con el rodeo este año, y el otro" explicó.
"El principal freno que la ganadería tiene puesto a nivel Argentina es el desacople entre la oferta de forraje y la demanda. Cuando miramos el rodeo nacional, esa es la principal causa por la cual no pasamos del 60% de destete, o el 72% en el caso de Olavarría. Y otra cosa a mejorar es la recría, desde que el ternero se desteta hasta que entra a engordar, en vez de ganar 500 gramos, gana 250. Esos son los dos grandes agujeros negros que tenemos, nos faltan 30 terneros cada 100 vacas, y no estamos ganando los kilos que necesitamos en el proceso de recría", concluyó.
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“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
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"El rodeo de Olavarría es básicamente de cría y tiene unos indicadores no demasiado buenos desde el punto de vista reproductivo. Y si bien se están logrando ciertos avances en los tiempos de engorde y terminación, los números muestran que más de la mitad de los terneros machos se van, cumplen su ciclo de engorde y faena fuera del partido", indicó el extensionista.
Según Recavarren, en los últimos veinte años el promedio de producción en Olavarría es de 105kg de carne por hectárea y por año, realizándose la cría sobre esquemas forrajeros de base pastoril, con un 80% del rodeo de cría en pastizales y campo natural, con muy poca pastura y verdeo. "En otros lugares, hay productores que tienen campos, recursos forrajeros y rodeos similares a los de Olavarría, pero el promedio de producción ronda los 170kg, o sea que tenemos una brecha de 60 o 65kg que podemos tomar como objetivo a alcanzar", enfatizó.
"Lo preocupante de esto es que la situación está estancada desde hace treinta años, no mueve la aguja productiva del partido. A favor, podemos decir que se mantienen los promedios en suelos de menor calidad, con el incremento que la agricultura viene teniendo desde hace quince, pero igualmente estamos en índices que podrían ser mejores" remarcó.
Sencillez y bajo riesgo
En cuanto a las causas, Paulo Recavarren mencionó que no puede identificarse un solo factor, ya que este tipo de situaciones son generales y responden a múltiples cuestiones. Sin embargo, considera que hay algunos elementos que tienen mayor gravitación que otros, entre los que destaca el hecho de que el productor ganadero de la zona prefiera sistemas simples, estables, con bajo porcentaje de riesgo, antes que otros más avanzados e innovadores que pueden ser más productivos pero conllevan un aumento de riesgo, dedicación y producción.
"Esas son lecturas que podemos hacer después de muchos años de mirar números y elaborar conclusiones. Pero la pregunta que tenemos que hacernos es porqué un productor llega a tomar esa decisión en vez de la otra, y ahí encontramos muchos elementos como la situación familiar, relación con el campo, nivel de acceso a servicios, salud, educación, caminos, la comunidad en la que vive, etcétera", indicó.
Según Recavarren, más allá de la falta de políticas de largo plazo, existen herramientas para llevar adelante la producción ganadera y lograr mejores indicadores. El principal punto a trabajar es el balance entre oferta y demanda forrajeras.
Por fuera de esta cuestión, de tipo más bien social, Recavarren mencionó que también influye la falta de contacto con tecnologías, ya sea de insumo o de procesos, lo cual no significa que esa tecnología no exista o no esté disponible, sino que hay brechas en el acceso. En el caso de los insumos, el agrónomo mencionó que suele estar más a mano porque es el propio proveedor el que impulsa el contacto con el cliente para la venta de semen, genética, productos sanitarios, semillas y demás. Pero en el caso del asesoramiento profesional y la capacitación en procesos, la brecha es mayor.
"Ahí, en esa llegada, es donde tenemos mucho por trabajar. Hay tecnologías que podrían estar siendo aplicadas y a veces somos nosotros los técnicos, los que no sabemos llegar a los productores, inclusive desde el rol profesional. Frecuentemente las incumbencias relacionadas con la ganadería están poco valoradas, aún por los propios profesionales, y falta el concepto de paquete tecnológico tan común en la agricultura, el asesoramiento está como despiezado, el que te asesora en nutrición no se dedica a sanidad o a forrajes y pasturas", explicó.
Recavarren considera que sería muy importante que el productor pudiera acceder a protocolos completos de cómo hacer cría, recría, engorde pastoril o a corral, y otras variantes, donde se lo asesore de manera integral en todos los aspectos vinculados a los insumos y procesos necesarios para la actividad, tal y como sucede con la agricultura.
Tan lejos, tan cerca
Paulo Recavarren no sustrajo lo que sucede en Olavarría a lo que es la generalidad de la producción ganadera de cría a nivel nacional, ya que aunque haya mejores o peores indicadores en otros lugares, la tendencia a buscar la estabilidad y la baja tasa de riesgo es general.
"En el fondo, desde mi perspectiva lo que frena el desarrollo de la ganadería a nivel país es la falta de políticas a largo plazo. Cuando se analiza lo que hicieron aquellos países que nos pasaron por encima, es bien claro: tuvieron políticas a largo plazo. Por más que cambien los colores de los gobiernos, y más allá de que haya brecha o no en las diferentes propuestas, definen un rumbo y todos van. Y eso, en la ganadería es más que importante, porque es un negocio con tiempos largos. Por eso, cuando leemos investigaciones de personas que trabajan en el tema, sobre todo gente de países que lograron superar esto que nosotros no podemos, dicen que les resultó mucho más beneficioso el establecimiento de políticas a largo plazo, más que invertir fortunas en planes puntuales", remarcó.
Ahora bien, la pregunta obligada consiste en saber si el productor tiene su alcance alguna herramienta que le permita salir de una situación que lo tiene "mal pero acostumbráu", y la respuesta de Paulo Recavarren es simple y directa: hay muchas tecnologías que están disponibles, que probadamente funcionan con independencia del precio del dólar, el castigo o no del clima, o el color del gobierno de turno, generando impactos positivos en ganadería. El desafío es aplicarlas.
"La salida viene de la mano de la planificación, ya sea que se trata de un plan de manejo de pastizales naturales, o un plan sanitario a medida del establecimiento, consensuado con el veterinario, o revisar los toros todos los años con doble raspaje. Hay muchas cosas que pueden hacerse a un costo muy bajo, o bien que tienen un costo que es el mismo si las usamos bien o las usamos mal, como las vacunas. Tenemos que tomarnos el tiempo para planificar, y planificar en serio lo que vamos a hacer con el rodeo este año, y el otro" explicó.
"El principal freno que la ganadería tiene puesto a nivel Argentina es el desacople entre la oferta de forraje y la demanda. Cuando miramos el rodeo nacional, esa es la principal causa por la cual no pasamos del 60% de destete, o el 72% en el caso de Olavarría. Y otra cosa a mejorar es la recría, desde que el ternero se desteta hasta que entra a engordar, en vez de ganar 500 gramos, gana 250. Esos son los dos grandes agujeros negros que tenemos, nos faltan 30 terneros cada 100 vacas, y no estamos ganando los kilos que necesitamos en el proceso de recría", concluyó.
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“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
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