¿Y después de la pandemia, qué?
A raíz de una publicación del Mercado Ganadero de Rosario, consultamos a dos profesionales y productores locales en busca de una respuesta de primera mano a un interrogante que nos hacemos todos.
Hace algunos años, un productor amigo tuvo un accidente de auto no demasiado grave con su familia, cuando viajaba una mañana de niebla hacia Buenos Aires. Me dejó un mensaje que siempre tengo presente.
Pasando el peaje de Hinojo, una mala maniobra hizo que diera contra el separador de la autopista, rayando y abollando todo el lateral de un cero kilómetro pocos meses antes. La secuencia fue bien lineal… mala maniobra, leve accidente, detenerse en la banquina, asegurarse que todos estuvieran bien, sacarlos del auto y tranquilizarlos, y recién después "empezar a put…" por los daños al vehículo.
Siempre lo recuerdo, porque frente a la fatalidad, espontáneamente se dejan ver la prioridades. Nadie se fija en el auto antes que en la familia, pero una vez que sabemos que lo importante está todo bien, nos damos el gusto de descargarnos por los daños materiales. Y de alguna manera, con la pandemia sucedió lo mismo, especialmente gracias a que la actividad agropecuaria nunca se discontinuó. Pudiendo trabajar, todos nos abocamos a resolver el día a día mientras esperamos un poco a ver qué pasaba con el mundo y con las personas, y recién después empezar a planificar como seguir.
Lo cierto es que ya pasó bastante tiempo, y la situación obliga. Queda claro que el mundo cambió, la cosa llegó para quedarse, y - tranquilos o no, a salvo o no-, llegó el momento de salir a ver "cuán abollado quedó el auto". Entonces surge inevitablemente la pregunta que titula esta nota.
Hace unos días, desde el Rosgan (Mercado Ganadero de Rosario) se expresó que todos los sectores de la ganadería iban sufrir golpeados por la situación global, ya que cuando todo parecía venir viento en popa, la demanda de carnes se vino a pique. El mercado europeo y China disminuyeron y/o discontinuaron la compra, y el mercado local modificó sus hábitos debido a la emergencia sanitaria. La brecha entre dólar libre y oficial también impacta.
En este marco, el precio del ternero se revalorizó, mientras, que el gordo no acompaña tanto, por lo cual los especialistas de Rosgan señalaron que la cría es el planteo que ofrece los mejores resultados y menor nivel de exposición ante variaciones en las relaciones de compra. En busca de conocer cómo se siente esta situación de primera mano, no tanto en un análisis técnico puro, sino desde la óptica de quien está todos los días conviviendo con la situación, entrevistamos virtualmente al ingeniero agrónomo Agustín Lecointre, de la vecina localidad de General Lamadrid, y al veterinario, productor y cabañero Eduardo Alem (Cabaña Udalem), de Olavarría.
"Acá en la zona, muchos productores recriadores, lo que pudieron hacerlo, han vendido una parte y se han quedado con terneros. Frente a la incertidumbre, conozco varios de la zona de cría de la región, comprando rollos para mantenerlos y ver qué pasa. No te puedo precisar los números, en relación a la zafra normal de marzo abril, ya que por ahí es un porcentaje bajo que no impacte tanto en la oferta ", explica Lecointre.
"El ternero acompaña el dólar, siempre ha sido así. Cuando hay una suba, lo que primero copia es la cría y recría, después el gordo y por último la vaca. Creo que el gordo se va a mantener o subir un poquito hasta agosto septiembre, que es cuando empieza a salir toda la recría que se compró en marzo abril, el gordo liviano, para consumo, y hay otro pico en noviembre, porque empieza a bajar la oferta. Pero qué es lo que va a pasar realmente, creo que nadie tiene la respuesta", concluye.
"Es difícil emitir una opinión consistente en relación a todo este tema, he hablado con muchos analistas serios, les he preguntado lo mismo. Creo que hoy se da una demanda de terneros y vientres por una cuestión de refugio, el que tiene alguna reserva se cubre con patas, para no quedarse con pesos, es por eso que no se consiguen campos para alquilar. A veces escuchás que dicen que, si el negocio es tan malo, porqué no se consiguen campos para alquilar. El negocio ganadero sigue teniendo una renta muy ajustada, pero no se consiguen campos por refugio, no por rentabilidad", agregó Eduardo Alem
"Se dice que la cría hoy es una buena alternativa, pero es porque es la que menos insumos requiere. Todos los insumos agropecuarios están dolarizados, de punta a punta, desde el pasto a la producción de grano, agroquímicos, fertilizantes. Y el precio de la carne, históricamente, está pesificado, por más que acompañe un poco. La cría se vuelve rentable porque no tenés gastos, no porque sea rentable en sí, y siempre y cuando sea extensiva, porque si empezás a intensificar necesitás insumos, e incrementás los riesgos, ahí cambia todo, no sabés cómo va a terminar el precio final de lo que producís", enfatiza.
"Básicamente, creo que hay retención para cuidar capital y apuesta a la cría para bajar costos y riesgos. El negocio sigue adelante porque permite cubrirse, no porque sea rentable. Si bien el ternero acompaña más, en situaciones como éstas, si tomamos en cuenta el dólar "real", el kilo de ternero no llega a un dólar, no da margen", concluye Alem.
Redacción: Miguel Viñuales (ZonaCampo)
Imagen de portada: José Luis Gamondi (ZonaCampo)
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
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¿Y después de la pandemia, qué?
A raíz de una publicación del Mercado Ganadero de Rosario, consultamos a dos profesionales y productores locales en busca de una respuesta de primera mano a un interrogante que nos hacemos todos.
Hace algunos años, un productor amigo tuvo un accidente de auto no demasiado grave con su familia, cuando viajaba una mañana de niebla hacia Buenos Aires. Me dejó un mensaje que siempre tengo presente.
Pasando el peaje de Hinojo, una mala maniobra hizo que diera contra el separador de la autopista, rayando y abollando todo el lateral de un cero kilómetro pocos meses antes. La secuencia fue bien lineal… mala maniobra, leve accidente, detenerse en la banquina, asegurarse que todos estuvieran bien, sacarlos del auto y tranquilizarlos, y recién después "empezar a put…" por los daños al vehículo.
Siempre lo recuerdo, porque frente a la fatalidad, espontáneamente se dejan ver la prioridades. Nadie se fija en el auto antes que en la familia, pero una vez que sabemos que lo importante está todo bien, nos damos el gusto de descargarnos por los daños materiales. Y de alguna manera, con la pandemia sucedió lo mismo, especialmente gracias a que la actividad agropecuaria nunca se discontinuó. Pudiendo trabajar, todos nos abocamos a resolver el día a día mientras esperamos un poco a ver qué pasaba con el mundo y con las personas, y recién después empezar a planificar como seguir.
Lo cierto es que ya pasó bastante tiempo, y la situación obliga. Queda claro que el mundo cambió, la cosa llegó para quedarse, y - tranquilos o no, a salvo o no-, llegó el momento de salir a ver "cuán abollado quedó el auto". Entonces surge inevitablemente la pregunta que titula esta nota.
Hace unos días, desde el Rosgan (Mercado Ganadero de Rosario) se expresó que todos los sectores de la ganadería iban sufrir golpeados por la situación global, ya que cuando todo parecía venir viento en popa, la demanda de carnes se vino a pique. El mercado europeo y China disminuyeron y/o discontinuaron la compra, y el mercado local modificó sus hábitos debido a la emergencia sanitaria. La brecha entre dólar libre y oficial también impacta.
En este marco, el precio del ternero se revalorizó, mientras, que el gordo no acompaña tanto, por lo cual los especialistas de Rosgan señalaron que la cría es el planteo que ofrece los mejores resultados y menor nivel de exposición ante variaciones en las relaciones de compra. En busca de conocer cómo se siente esta situación de primera mano, no tanto en un análisis técnico puro, sino desde la óptica de quien está todos los días conviviendo con la situación, entrevistamos virtualmente al ingeniero agrónomo Agustín Lecointre, de la vecina localidad de General Lamadrid, y al veterinario, productor y cabañero Eduardo Alem (Cabaña Udalem), de Olavarría.
"Acá en la zona, muchos productores recriadores, lo que pudieron hacerlo, han vendido una parte y se han quedado con terneros. Frente a la incertidumbre, conozco varios de la zona de cría de la región, comprando rollos para mantenerlos y ver qué pasa. No te puedo precisar los números, en relación a la zafra normal de marzo abril, ya que por ahí es un porcentaje bajo que no impacte tanto en la oferta ", explica Lecointre.
"El ternero acompaña el dólar, siempre ha sido así. Cuando hay una suba, lo que primero copia es la cría y recría, después el gordo y por último la vaca. Creo que el gordo se va a mantener o subir un poquito hasta agosto septiembre, que es cuando empieza a salir toda la recría que se compró en marzo abril, el gordo liviano, para consumo, y hay otro pico en noviembre, porque empieza a bajar la oferta. Pero qué es lo que va a pasar realmente, creo que nadie tiene la respuesta", concluye.
"Es difícil emitir una opinión consistente en relación a todo este tema, he hablado con muchos analistas serios, les he preguntado lo mismo. Creo que hoy se da una demanda de terneros y vientres por una cuestión de refugio, el que tiene alguna reserva se cubre con patas, para no quedarse con pesos, es por eso que no se consiguen campos para alquilar. A veces escuchás que dicen que, si el negocio es tan malo, porqué no se consiguen campos para alquilar. El negocio ganadero sigue teniendo una renta muy ajustada, pero no se consiguen campos por refugio, no por rentabilidad", agregó Eduardo Alem
"Se dice que la cría hoy es una buena alternativa, pero es porque es la que menos insumos requiere. Todos los insumos agropecuarios están dolarizados, de punta a punta, desde el pasto a la producción de grano, agroquímicos, fertilizantes. Y el precio de la carne, históricamente, está pesificado, por más que acompañe un poco. La cría se vuelve rentable porque no tenés gastos, no porque sea rentable en sí, y siempre y cuando sea extensiva, porque si empezás a intensificar necesitás insumos, e incrementás los riesgos, ahí cambia todo, no sabés cómo va a terminar el precio final de lo que producís", enfatiza.
"Básicamente, creo que hay retención para cuidar capital y apuesta a la cría para bajar costos y riesgos. El negocio sigue adelante porque permite cubrirse, no porque sea rentable. Si bien el ternero acompaña más, en situaciones como éstas, si tomamos en cuenta el dólar "real", el kilo de ternero no llega a un dólar, no da margen", concluye Alem.
Redacción: Miguel Viñuales (ZonaCampo)
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