Los cimarrones del Parque Provincial Ernesto Tonrquist
En el Parque Provincial Ernesto Tornquist, próximo a Sierra de la Ventana, habitan unos hermosos cimarrones que transitan sus días entre los pastizales y las rocas de las serranías. Son varias manadas compuestas por aproximadamente 300 caballos y aunque no hay datos registrados u oficiales sobre su procedencia, la historia cuenta que tienen su origen en una manada de lobunos que Emilio Solanet le regalara a Martin Tornquist.
Emilio Solanet fue médico veterinario, productor agropecuario, profesor universitario y dirigente político, pero lo más importante o quizá su labor más patriótica fuera la recuperación y perfeccionamiento de la raza Criollo Argentino. En 1912 trae a la Estancia El Cardal de Ayacucho desde Chubut "un lote de 84 yeguarizos entre yeguas y algunos padrillos comprados al cacique Tehuelche Juan Shacqmart o Sacamata", descendientes de aquellos caballos españoles llegados con los conquistadores que más tarde fueron adaptándose al suelo argentino. "Don Emilio presentó a la Sociedad Rural Argentina las pautas que debían regir la raza Criolla y logró demostrar desde su cabaña los resultados benéficos de orientar la selección según la capacidad para los trajines de la estancia y de la guerra". Además, fue Don Emilio quien le regaló dos caballos: Gato y Mancha, al profesor suizo Aimé Félix Tschiffely para que éste último realizara la gran proeza de unir Buenos Aires y Nueva York y demostrara las cualidades del caballo criollo argentino.
El parque provincial Ernesto Tornquist fue creado en 1937 por la Ley Provincial Nº5 421/1958 bajo el mandato del entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires Doctor Manuel Antonio Fresco. Comenzó con 583 hectáreas, de un campo conocido como "La Blanqueada" donde nace el Río Sauce Grande, donadas al estado en1936 por su propietario Martín Tornquist. Así es como, al parecer, acabaron aquellos caballos tehuelches en el Parque Tornquist.
El área protegida es representativa del Pastizal Pampeano Serrano en el Sistema de Ventania, por lo que los caballos representan un serio problema para la conservación de la biodiversidad ya que el parque fue creado para proteger una muestra de pastizal serrano. El problema radica en que los caballos nunca fueron manejados y esto derivó en que interfieran seriamente con el cumplimiento de los objetivos del área. Por otra parte las empresas de turismo locales los incluyen en los atractivos de la comarca serrana y los turistas se llevan gratos recuerdos cuando los ven en sus recorridos
"La situación está en un punto crítico"
El doctor en Biología Alberto Scorolli (UNS) estimó que nuevamente hay una superpoblación que amenaza al ecosistema serrano y a los propios equinos. Se hará un nuevo estudio con vistas a crear un plan de manejo.
Catorce años después de la última intervención para retirarlos del ecosistema serrano, los caballos cimarrones han vuelto a convertirse en un problema grave para el Parque Provincial Ernesto Tornquist.
"No tenemos números exactos, pero estimamos que hoy la población de equinos salvajes es de unos 30 animales cada 100 hectáreas, lo que constituye un riesgo tanto para la reserva natural como para ellos mismos. La situación está en un punto crítico", dijo a La Nueva. el doctor en Biología y profesor de la UNS Alberto Scorolli.
El profesional lidera un equipo de investigación que en los próximos cinco años relevará a los caballos salvajes del parque, analizará su estado general, evaluará el daño que están provocando al ecosistema serrano y propondrá posibles alternativas para retirarlos de su ubicación actual. El trabajo de campo lo efectuará el licenciado en Ciencias Biológicas Franco Bostal, becario doctoral del Conicet.
La iniciativa se inscribe en un proyecto más abarcativo, dirigido por el doctor en Biología Sergio Zalba (UNS), un especialista en la materia: Manejo de Especies Exóticas Invasoras en Áreas Naturales Protegidas.
"El objetivo final es presentar un plan de manejo de equinos para el parque provincial que perdure en el tiempo, tenga la aceptación de la población y nos dé previsibilidad", señaló Scorolli.
Para el biólogo, hay fuertes sospechas de que la población de caballos salvajes en la reserva está llegando "a un límite peligroso".
"El último manejo con extracción de ejemplares se hizo en 2007. En aquel momento había unos 400 animales. Se generó entonces un protocolo sanitario y de extracción, y mediante un acuerdo entre el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense y el Ejército Argentino se llegó a retirar unos 220, la mayoría de los cuales fue al Comando de Remonta y Veterinaria de la fuerza", recordó Scorolli.
Varios de los ejemplares se encontraban en grave estado de salud, por lo cual en aquel entonces, por criterio de veterinarios equinos, se dispuso el sacrificio de unos 80.
Aquella medida no fue bien recibida por entidades protectoras de caballos (como la Asociación Civil Cimarrón Equino) y algunos vecinos, lo que derivó en un conflicto que ocasionó que la extracción fuera suspendida.
"En 2007 tuvieron lugar las últimas acciones de manejo y luego no se hizo nada más. Para 2016 el número de caballos cimarrones había vuelto a crecer hasta unos 450, y ahora estimamos que debe estar en 600 o más. Estamos llegando a una situación límite", advirtió el especialista.
"Los caballos se adaptan muy bien a este ecosistema de clima templado y buenas pasturas. Además, su único depredador es el puma, de los cuales hay pocos ejemplares", explicó.
En cuanto a los perjuicios de esta peligrosa superpoblación, Scorolli aclaró que son varios.
"El Parque Provincial tiene unas 6.700 hectáreas totales, pero el sector de la reserva donde están los equinos ocupa unas 2.500. Esto arroja en situaciones límites una carga de hasta 35 animales cada 100 hectáreas; en estas condiciones, es muy probable que falte el alimento y en poco tiempo muchos ejemplares terminen muriendo por falta de alimento", señaló.
"El otro aspecto es la afectación del medio ambiente autóctono. No sólo hablamos del pastizal pampeano y numerosas plantas endémicas, sino también de especies animales que podrían verse perjudicadas por la alteración de su medio de vida, como aves de pastizal", añadió.
"Alterar la estructura vegetal del parque también podría provocar cambios en la cuenca del río Sauce Grande, de la cual hoy toman agua Bahía Blanca y Punta Alta", completó Scorolli.
Consenso con las autoridades y la gente
El profesional remarcó que, por todos estos motivos, urge contar con un plan de manejo de la especie y de extracción de ejemplares.
"Un aspecto central del trabajo, más allá del relevamiento, será buscar y consensuar alternativas para retirar a los equinos. Para eso es clave que sepamos qué medidas cuentan con el consenso de la población y qué medidas no", dijo.
"En un par de años ya vamos a tener una idea de la magnitud del problema. Teniendo en claro que la solución no debería pasar, en la medida de lo posible, por el sacrificio de los animales, debemos contemplar otras alternativas como la cesión a privados mediante un sistema sumamente transparente", agregó Scorolli.
Desde su punto de vista, los animales se podrían entregar tanto a individuos como a escuelas de equinoterapia "o cualquier entidad que garantice un trato digno al animal".
"En la determinación del protocolo de extracción y cesión será fundamental conocer la opinión de la gente. Por eso proponemos hacer encuestas online, entrevistas en el parque, charlas y mesas de debate con guardaparques y técnicos. El plan de manejo tiene que salir con un amplio nivel de consenso", enfatizó.
Fuentes: LA NUEVA / SIERRADELAVENTANA.COM.AR
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
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Emilio Solanet fue médico veterinario, productor agropecuario, profesor universitario y dirigente político, pero lo más importante o quizá su labor más patriótica fuera la recuperación y perfeccionamiento de la raza Criollo Argentino. En 1912 trae a la Estancia El Cardal de Ayacucho desde Chubut "un lote de 84 yeguarizos entre yeguas y algunos padrillos comprados al cacique Tehuelche Juan Shacqmart o Sacamata", descendientes de aquellos caballos españoles llegados con los conquistadores que más tarde fueron adaptándose al suelo argentino. "Don Emilio presentó a la Sociedad Rural Argentina las pautas que debían regir la raza Criolla y logró demostrar desde su cabaña los resultados benéficos de orientar la selección según la capacidad para los trajines de la estancia y de la guerra". Además, fue Don Emilio quien le regaló dos caballos: Gato y Mancha, al profesor suizo Aimé Félix Tschiffely para que éste último realizara la gran proeza de unir Buenos Aires y Nueva York y demostrara las cualidades del caballo criollo argentino.
El parque provincial Ernesto Tornquist fue creado en 1937 por la Ley Provincial Nº5 421/1958 bajo el mandato del entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires Doctor Manuel Antonio Fresco. Comenzó con 583 hectáreas, de un campo conocido como "La Blanqueada" donde nace el Río Sauce Grande, donadas al estado en1936 por su propietario Martín Tornquist. Así es como, al parecer, acabaron aquellos caballos tehuelches en el Parque Tornquist.
El área protegida es representativa del Pastizal Pampeano Serrano en el Sistema de Ventania, por lo que los caballos representan un serio problema para la conservación de la biodiversidad ya que el parque fue creado para proteger una muestra de pastizal serrano. El problema radica en que los caballos nunca fueron manejados y esto derivó en que interfieran seriamente con el cumplimiento de los objetivos del área. Por otra parte las empresas de turismo locales los incluyen en los atractivos de la comarca serrana y los turistas se llevan gratos recuerdos cuando los ven en sus recorridos
"La situación está en un punto crítico"
El doctor en Biología Alberto Scorolli (UNS) estimó que nuevamente hay una superpoblación que amenaza al ecosistema serrano y a los propios equinos. Se hará un nuevo estudio con vistas a crear un plan de manejo.
Catorce años después de la última intervención para retirarlos del ecosistema serrano, los caballos cimarrones han vuelto a convertirse en un problema grave para el Parque Provincial Ernesto Tornquist.
"No tenemos números exactos, pero estimamos que hoy la población de equinos salvajes es de unos 30 animales cada 100 hectáreas, lo que constituye un riesgo tanto para la reserva natural como para ellos mismos. La situación está en un punto crítico", dijo a La Nueva. el doctor en Biología y profesor de la UNS Alberto Scorolli.
El profesional lidera un equipo de investigación que en los próximos cinco años relevará a los caballos salvajes del parque, analizará su estado general, evaluará el daño que están provocando al ecosistema serrano y propondrá posibles alternativas para retirarlos de su ubicación actual. El trabajo de campo lo efectuará el licenciado en Ciencias Biológicas Franco Bostal, becario doctoral del Conicet.
La iniciativa se inscribe en un proyecto más abarcativo, dirigido por el doctor en Biología Sergio Zalba (UNS), un especialista en la materia: Manejo de Especies Exóticas Invasoras en Áreas Naturales Protegidas.
"El objetivo final es presentar un plan de manejo de equinos para el parque provincial que perdure en el tiempo, tenga la aceptación de la población y nos dé previsibilidad", señaló Scorolli.
Para el biólogo, hay fuertes sospechas de que la población de caballos salvajes en la reserva está llegando "a un límite peligroso".
"El último manejo con extracción de ejemplares se hizo en 2007. En aquel momento había unos 400 animales. Se generó entonces un protocolo sanitario y de extracción, y mediante un acuerdo entre el ministerio de Asuntos Agrarios bonaerense y el Ejército Argentino se llegó a retirar unos 220, la mayoría de los cuales fue al Comando de Remonta y Veterinaria de la fuerza", recordó Scorolli.
Varios de los ejemplares se encontraban en grave estado de salud, por lo cual en aquel entonces, por criterio de veterinarios equinos, se dispuso el sacrificio de unos 80.
Aquella medida no fue bien recibida por entidades protectoras de caballos (como la Asociación Civil Cimarrón Equino) y algunos vecinos, lo que derivó en un conflicto que ocasionó que la extracción fuera suspendida.
"En 2007 tuvieron lugar las últimas acciones de manejo y luego no se hizo nada más. Para 2016 el número de caballos cimarrones había vuelto a crecer hasta unos 450, y ahora estimamos que debe estar en 600 o más. Estamos llegando a una situación límite", advirtió el especialista.
"Los caballos se adaptan muy bien a este ecosistema de clima templado y buenas pasturas. Además, su único depredador es el puma, de los cuales hay pocos ejemplares", explicó.
En cuanto a los perjuicios de esta peligrosa superpoblación, Scorolli aclaró que son varios.
"El Parque Provincial tiene unas 6.700 hectáreas totales, pero el sector de la reserva donde están los equinos ocupa unas 2.500. Esto arroja en situaciones límites una carga de hasta 35 animales cada 100 hectáreas; en estas condiciones, es muy probable que falte el alimento y en poco tiempo muchos ejemplares terminen muriendo por falta de alimento", señaló.
"El otro aspecto es la afectación del medio ambiente autóctono. No sólo hablamos del pastizal pampeano y numerosas plantas endémicas, sino también de especies animales que podrían verse perjudicadas por la alteración de su medio de vida, como aves de pastizal", añadió.
"Alterar la estructura vegetal del parque también podría provocar cambios en la cuenca del río Sauce Grande, de la cual hoy toman agua Bahía Blanca y Punta Alta", completó Scorolli.
Consenso con las autoridades y la gente
El profesional remarcó que, por todos estos motivos, urge contar con un plan de manejo de la especie y de extracción de ejemplares.
"Un aspecto central del trabajo, más allá del relevamiento, será buscar y consensuar alternativas para retirar a los equinos. Para eso es clave que sepamos qué medidas cuentan con el consenso de la población y qué medidas no", dijo.
"En un par de años ya vamos a tener una idea de la magnitud del problema. Teniendo en claro que la solución no debería pasar, en la medida de lo posible, por el sacrificio de los animales, debemos contemplar otras alternativas como la cesión a privados mediante un sistema sumamente transparente", agregó Scorolli.
Desde su punto de vista, los animales se podrían entregar tanto a individuos como a escuelas de equinoterapia "o cualquier entidad que garantice un trato digno al animal".
"En la determinación del protocolo de extracción y cesión será fundamental conocer la opinión de la gente. Por eso proponemos hacer encuestas online, entrevistas en el parque, charlas y mesas de debate con guardaparques y técnicos. El plan de manejo tiene que salir con un amplio nivel de consenso", enfatizó.
Fuentes: LA NUEVA / SIERRADELAVENTANA.COM.AR
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
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