Mujeres rurales separadas por los kilómetros, hermanadas por el arraigo
Ciclo de entrevistas de Luciana Pedernera sobre la vida y el rol de la mujer en el campo. Hoy: Silvana Lucrecia Pierce de Nasello
El jardín florece, ella florece, hoy a 18 kilómetros de Olavarría se encuentra ella Silvana Lucrecia Pierce de Nasello, la dulce brisa de este marzo otoñal acompaña, respirar un aire casi helado nos lleva a pensar que el invierno está más cerca nuestro de lo que pensamos, pero el sol hace de su magia y llena de color todo nuestro alrededor, da vida.
La música de fondo, por momentos el viento, de a ratos su risa y el erizar de la piel al revivir cada instante juntas. Silvana o Lucrecia para muchos, vive en el campo desde de que nació, hasta los 12 años en Recalde y desde entonces en la zona.
- "El campo es mi pasión no podría vivir en la ciudad, aquí nací y aquí vivo"
¿Mi infancia?
Casi sin titubear, con un gesto en sus manos tan acertado como su respuesta, reconoce una infancia linda y tranquila, recuerda como una aventura ir a la escuela N° 10 de Recalde, que estaba a 5 kilómetros de su casa, para llegar tenían que recorrer un camino muy feo que en épocas de lluvia era intransitable, su papá la llevaba en carro "y a mí no me gustaba ir en carro y cada vez que llovía era una discordia porque yo no quería ir en carro, pero era la única forma que tenia de llegar a la escuela". La escuela era su única obligación, algo que como muchos amaba, porque era su lugar de sociabilización, su momento de compartir, pero era su papá quien elegía como llevarla. Entre mucha charla y risas sorprendida dice:
- "No solo eso, sino que mi papa después como yo renegaba del carro se compró una Ford A que andaba bien en el barro, así que no se si era mejor la Ford A o el carro jajajaja"
Si hay que hablar de ella, la vamos a reconocer como única, sus gestos y su mirada imponente son eco de la dulzura que puede transmitir. Está en todos los detalles, como toda mamá, cada momento lo hace único e irrepetible. Su pelo oscuro se impone ante su piel que es similar o igual a una nube en días soleados, sus ojos sse esconden detrás de un marco negro de anteojos que la acompañan en todo momento. Asi única y radiante, recuerda su vida, sus días.
Los bailes populares, eran un acontecimiento muy importante para reunir a la comunidad, formaban parte de los eventos más esperados y de los cuales ella disfrutaba en su infancia y pre adolescencia. Luego cuando se muda a la zona de campo Belgrano por la Escuela N° 62, tiene el placer de pertenecer también a una comunidad arraigada y participativa, una comunidad "con buena gente", así es como lo define Lu.
Al terminar la primaria, llego la secundaria y todo se volvió más difícil, el traslado del campo a la ciudad, el proceso de cambio, ese despegar y el adaptarse a lo que no es tuyo, empezar a sentirte parte de un nuevo hogar un nuevo ambiente. Cada fin de semana si o si, aunque sus amigos de la escuela salieran y la invitaran a bailar ella no iba porque necesitaba respirar aire puro. Admite que solo fueron cinco años porque al terminar la secundaria empezó a estudiar maestra jardinera, pero no era su vocación así que volví al campo.
Tiempo después conoció a su marido, con quien se casó en 1992 con solo 21 años,
- "A mi marido lo conocí en un cumpleaños familiar, a pesar de que éramos vecinos, no nos conocíamos, no nos habíamos cruzado"
Ese dia quizá entendieron todo y más, charlaron, bailaron, cada cual volvió a su casa. Tuvieron que pasar cuatro años para que se volvieran a encontrar, desde ese reencuentro pasaron 27 años y un montón de experiencias compartidas, los esperaba una vida juntos.
Transita sus días como ama de casa, trata de levantarse a las ocho de la mañana los días que no tiene que salir, sino más temprano, los lunes y viernes que va a la ciudad. Realiza las tareas del hogar, ama cocinar, ser mamá y las plantas son su terapia.
Define cocinar, como una de las tareas que más le gusta, "a mí me gusta cocinar lo que sea, me encanta la cocina" su esposo pide milanesas "si por el fuera todos los días milanesas" y los chicos "mucha pasta". Hace de todo y a todo le pone mucho amor.
Hay una Lu mamá, que en principio opta por no definirse como es en ese rol, pero la voz de su marido a lo lejos completa su respuesta, "muy buena mama, demasiado encima de los chicos, pero para bien, por ahí demasiado paranoica y exagera un poco y ve más problemas de los que hay pero un ratito y después se le pasa peo siempre estuvo para todo lo que necesitaran los chicos, la verdad que como madre 10 puntos" después de inmenso reconocimiento se atreve a decir que es muy sobreprotectora y medio paranoica, pero porque sus hijos son su vida, ambos muy deseados, "Primero Fran y después él quería un hermanito y cuando le dimos la noticia dijo - por fin lo atrapamos- no sé qué idea tenia de cómo se buscaba un hermanito, y bueno vino Gio y los dos son mi vida, orgullosa estoy de ellos."
Ama las plantas, son su terapia, las plantas, allí se distrae en su mundo, "a mis regalas una planta o un gajito de una planta y me estas regalando oro".Visitar un hogar y ver vida, porque las plantas son eso y más, ahí está ella, intentando ser parte de ese hogar, tener con ella un pedacito de ese lugar, hablar de plantas y cargar gajitos, casi una profesión más que una terapia, "creo que herede un poco de mama de mis tías, es un hobby"
Ante mi pregunta de cómo ve a las mujeres rurales, su respuesta es tan fresca como sus expresiones, tan sincera como lo que ella es:
- "Mira yo creo que hay diferentes tipos de mujeres rurales, en mi caso yo acompaño a mi marido y estoy en el lugar que me gusta pero yo en las tareas que el hace casi que no colaboro en nada, mi tarea es más el de ama de casa que las tareas rurales, valoro mucho las mujeres que trabajan a la par del hombre en el campo porque es un trabajo duro y sacrificado pero por ahí no es tanto mi caso, si tengo que colaborar colaboro"
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
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La música de fondo, por momentos el viento, de a ratos su risa y el erizar de la piel al revivir cada instante juntas. Silvana o Lucrecia para muchos, vive en el campo desde de que nació, hasta los 12 años en Recalde y desde entonces en la zona.
- "El campo es mi pasión no podría vivir en la ciudad, aquí nací y aquí vivo"
¿Mi infancia?
Casi sin titubear, con un gesto en sus manos tan acertado como su respuesta, reconoce una infancia linda y tranquila, recuerda como una aventura ir a la escuela N° 10 de Recalde, que estaba a 5 kilómetros de su casa, para llegar tenían que recorrer un camino muy feo que en épocas de lluvia era intransitable, su papá la llevaba en carro "y a mí no me gustaba ir en carro y cada vez que llovía era una discordia porque yo no quería ir en carro, pero era la única forma que tenia de llegar a la escuela". La escuela era su única obligación, algo que como muchos amaba, porque era su lugar de sociabilización, su momento de compartir, pero era su papá quien elegía como llevarla. Entre mucha charla y risas sorprendida dice:
- "No solo eso, sino que mi papa después como yo renegaba del carro se compró una Ford A que andaba bien en el barro, así que no se si era mejor la Ford A o el carro jajajaja"
Si hay que hablar de ella, la vamos a reconocer como única, sus gestos y su mirada imponente son eco de la dulzura que puede transmitir. Está en todos los detalles, como toda mamá, cada momento lo hace único e irrepetible. Su pelo oscuro se impone ante su piel que es similar o igual a una nube en días soleados, sus ojos sse esconden detrás de un marco negro de anteojos que la acompañan en todo momento. Asi única y radiante, recuerda su vida, sus días.
Los bailes populares, eran un acontecimiento muy importante para reunir a la comunidad, formaban parte de los eventos más esperados y de los cuales ella disfrutaba en su infancia y pre adolescencia. Luego cuando se muda a la zona de campo Belgrano por la Escuela N° 62, tiene el placer de pertenecer también a una comunidad arraigada y participativa, una comunidad "con buena gente", así es como lo define Lu.
Al terminar la primaria, llego la secundaria y todo se volvió más difícil, el traslado del campo a la ciudad, el proceso de cambio, ese despegar y el adaptarse a lo que no es tuyo, empezar a sentirte parte de un nuevo hogar un nuevo ambiente. Cada fin de semana si o si, aunque sus amigos de la escuela salieran y la invitaran a bailar ella no iba porque necesitaba respirar aire puro. Admite que solo fueron cinco años porque al terminar la secundaria empezó a estudiar maestra jardinera, pero no era su vocación así que volví al campo.
Tiempo después conoció a su marido, con quien se casó en 1992 con solo 21 años,
- "A mi marido lo conocí en un cumpleaños familiar, a pesar de que éramos vecinos, no nos conocíamos, no nos habíamos cruzado"
Ese dia quizá entendieron todo y más, charlaron, bailaron, cada cual volvió a su casa. Tuvieron que pasar cuatro años para que se volvieran a encontrar, desde ese reencuentro pasaron 27 años y un montón de experiencias compartidas, los esperaba una vida juntos.
Transita sus días como ama de casa, trata de levantarse a las ocho de la mañana los días que no tiene que salir, sino más temprano, los lunes y viernes que va a la ciudad. Realiza las tareas del hogar, ama cocinar, ser mamá y las plantas son su terapia.
Define cocinar, como una de las tareas que más le gusta, "a mí me gusta cocinar lo que sea, me encanta la cocina" su esposo pide milanesas "si por el fuera todos los días milanesas" y los chicos "mucha pasta". Hace de todo y a todo le pone mucho amor.
Hay una Lu mamá, que en principio opta por no definirse como es en ese rol, pero la voz de su marido a lo lejos completa su respuesta, "muy buena mama, demasiado encima de los chicos, pero para bien, por ahí demasiado paranoica y exagera un poco y ve más problemas de los que hay pero un ratito y después se le pasa peo siempre estuvo para todo lo que necesitaran los chicos, la verdad que como madre 10 puntos" después de inmenso reconocimiento se atreve a decir que es muy sobreprotectora y medio paranoica, pero porque sus hijos son su vida, ambos muy deseados, "Primero Fran y después él quería un hermanito y cuando le dimos la noticia dijo - por fin lo atrapamos- no sé qué idea tenia de cómo se buscaba un hermanito, y bueno vino Gio y los dos son mi vida, orgullosa estoy de ellos."
Ama las plantas, son su terapia, las plantas, allí se distrae en su mundo, "a mis regalas una planta o un gajito de una planta y me estas regalando oro".Visitar un hogar y ver vida, porque las plantas son eso y más, ahí está ella, intentando ser parte de ese hogar, tener con ella un pedacito de ese lugar, hablar de plantas y cargar gajitos, casi una profesión más que una terapia, "creo que herede un poco de mama de mis tías, es un hobby"
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