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Que no nos paralice la rabia

La rabia paresiante es una enfermedad mortal que afecta al ganado y eventualmente al hombre. Recomendaciones de SENASA

La rabia paralitica o paresiante es una enfermedad infecciosa, epidémica, regional, cíclica, mortal, causada por el virus rábico (Rhabdovirus, género Lisavirus), transmitida por el vampiro común (Desmodus rotundus) que afecta, principalmente, a bovinos, equinos, en menor frecuencia a otras especies domésticas, al hombre y a algunos animales silvestres.


Se trata de una zoonosis. El contacto con animales rabiosos implica riesgo de contagio para el hombre, por ejemplo, cuando se intenta medicarlos por vía oral, durante la faena o cuando se intenta desobstruir manualmente el esófago al suponer que los problemas que se observan en el animal son provocados por una obstrucción alimentaria.


Toda aquella persona que haya estado en contacto con un animal con rabia paresiante, debe concurrir al centro de salud más cercano y pedir que lo evalúe un médico, así como también aquellos agredidos por animales (murciélagos, vampiros, perros, gatos u otros animales silvestres).


Por su relevancia para la salud pública y la sanidad animal la presencia o sospecha de la enfermedad debe ser denunciada de inmediato, ante el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), al igual que la existencia de posibles refugios de vampiros, para que se implementen las medidas correspondientes.


Vampiro

El vampiro común, Desmodus rotundus, suele encontrarse en huecos de árboles grandes, cuevas, canales de riego, casas abandonadas, galpones, pozos de agua, alcantarillas grandes, etc. Su presencia en estos lugares se reconoce por la materia fecal negra-rojiza y muy maloliente.


El vampiro se alimenta de la sangre de los animales modiéndolos en lugares que les resulta difícil espantarlos, como detrás de las orejas, la cruz, la base de la cola, la ubre, los pezones, etc. Si el vampiro está incubando rabia se la contagia de esta forma al ganado.


La rabia paralítica

"Se presenta en forma de brotes que perduran no más de 18 meses, con períodos Interepidémicos sin la enfermedad, de por lo menos 3 o 4 años. Los síntomas clínicos en el ganado aparecen después de un período de incubación de 30 días aproximadamente y comienza con inquietud, falta de apetito, tendencia a aislarse y frecuentes vocalizaciones con un tono de voz diferente al habitual", explica el médico veterinario Gabriel Russo, del Programa de Rabia del Senasa.


"Luego se observa depresión, deshidratación, dificultad postural y ambulatoria. La parálisis es progresiva y la muerte llega después de 3 a 7 días de comenzados los síntomas clínicos", completa el experimentado profesional.


Diagnóstico

"El diagnóstico de la rabia comprende dos etapas complementarias. La primera corresponde al diagnóstico presuntivo o sospecha de la enfermedad efectuada por el veterinario en el campo, y la segunda al diagnóstico de laboratorio con el que se confirma o se descarta la enfermedad", agrega Russo.


Endemia

En la Argentina, la rabia paresiante es una enfermedad endémica en las provincias de Misiones, Corrientes, Chaco, Santiago del Estero y Formosa, y parte de las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Córdoba y Santa Fe.


Este año se detectaron casos de rabia paresiante en localidades de Santa Fé, Chaco, Misiones, Corrientes, La Rioja y Córdoba y se trabaja en dos sospechas en la provincia de Jujuy (se tomaron muestras para análisis en laboratorio).

Ante un solo caso positivo, el organismo estatal comienza su tarea de control con la interdicción de los establecimientos agropecuarios comprendidos en un área determinada a fin de evitar que animales enfermos o que estén incubando rabia entren en contacto con personas.

Asimismo establece la vacunación y revacunación (entre 20 y 30 días posteriores a la primera y revacunando al año.) obligatoria del ganado en el área bajo control.

También, bajo supervisión del Senasa, se deben enterrar o incinerar los cadáveres de animales con rabia, tomando todos los recaudos necesarios.

Al mismo tiempo el Senasa atiende denuncias y responde consultas relacionadas con la enfermedad, releva y controla los refugios de vampiros y realiza charlas informativas ante productores, veterinarios y población en general. 

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Se trata de una zoonosis. El contacto con animales rabiosos implica riesgo de contagio para el hombre, por ejemplo, cuando se intenta medicarlos por vía oral, durante la faena o cuando se intenta desobstruir manualmente el esófago al suponer que los problemas que se observan en el animal son provocados por una obstrucción alimentaria.


Toda aquella persona que haya estado en contacto con un animal con rabia paresiante, debe concurrir al centro de salud más cercano y pedir que lo evalúe un médico, así como también aquellos agredidos por animales (murciélagos, vampiros, perros, gatos u otros animales silvestres).


Por su relevancia para la salud pública y la sanidad animal la presencia o sospecha de la enfermedad debe ser denunciada de inmediato, ante el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), al igual que la existencia de posibles refugios de vampiros, para que se implementen las medidas correspondientes.


Vampiro

El vampiro común, Desmodus rotundus, suele encontrarse en huecos de árboles grandes, cuevas, canales de riego, casas abandonadas, galpones, pozos de agua, alcantarillas grandes, etc. Su presencia en estos lugares se reconoce por la materia fecal negra-rojiza y muy maloliente.


El vampiro se alimenta de la sangre de los animales modiéndolos en lugares que les resulta difícil espantarlos, como detrás de las orejas, la cruz, la base de la cola, la ubre, los pezones, etc. Si el vampiro está incubando rabia se la contagia de esta forma al ganado.


La rabia paralítica

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"Luego se observa depresión, deshidratación, dificultad postural y ambulatoria. La parálisis es progresiva y la muerte llega después de 3 a 7 días de comenzados los síntomas clínicos", completa el experimentado profesional.


Diagnóstico

"El diagnóstico de la rabia comprende dos etapas complementarias. La primera corresponde al diagnóstico presuntivo o sospecha de la enfermedad efectuada por el veterinario en el campo, y la segunda al diagnóstico de laboratorio con el que se confirma o se descarta la enfermedad", agrega Russo.


Endemia

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