Por josé Gamondi on Viernes, 18 Diciembre 2020
Categoría: Locales y Regionales

Los Keen: desde el Imperio Romano a San Jorge, una larga rastrillada

Daniel Lecointre nos remonta con este relato a los orígenes de su amado pueblo y nos deja algunos documentos e imágenes inéditas de su historia y sus fundadores

Por supuesto que se puede vivir tranquilamente sin saber cómo fue la vida, los sueños, los pesares de nuestro abuelo, o de aquella viejita que era la abuela. Se puede saborear una buena rodaja de jamón comprado en la despensa, pero sin dudas es muy distinto si a esa feta la cortas de un jamón casero, ¿Porque es distinto? Porque cada rebanada que le sacas tiene las cien anécdotas de esa -carneada- que hicimos con parientes y amigos, tiene historias. Y por supuesto que se puede vivir en un pueblo sin saber quiénes lo fueron haciendo. O en una calle que tiene el nombre de una persona, y no saber nada de él. No es nada malo, Solo que nos perdemos todo lo genial que tiene la vida, como la de cualquiera de nosotros. La vida de Jorge Keen fue un frasco lleno de golosinas, aquí va solo un puñadito de caramelos. Este es otro fragmento de lo que cuando vuelva la normalidad, será para mi escuela.

Lo que habrá sido esa mujer en acción. Lo que habrá sido tenerla en frente. Capas de cortar de un solo tajo la cabeza enfurecida de un soldado en la batalla, o dejarse vencer en el amor y caer mansa sobre la hierba o el muelle de un cuero curtido. Boudica se llamaba esta guerrera celta, comandaba un ejército de miles y miles de hombres para enfrentar a los romanos que habían ocupado su tierra, lo que hoy es Inglaterra.

Los historiadores de la época la describen con lujo de detalles, los generales Romanos también. Admiran su Capacidad y fiereza, montada en aquellos originales carros de guerra, que ya no se usaban en la táctica militar desde hacía más de mil años. Tuvo a raya durante años a esa máquina de guerra perfecta de gladiadores y cónsules, hasta que en los años de Nerón fue tomada prisionera y azotada, mientras decenas de centuriones violaban a sus dos hijas, delante de sus ojos de fuego.

No hará más larga la cosa. La vida increíble de esta guerrera es fácil encontrarla ahora en el telèfono o en alguna serie muy conocida y mucho mejor en los libros que escribieron los hombres que la conocieron, que la vieron actuar. Después en su país y en el mundo se transformó en un icono del feminismo, al enfrentar a ese ejército de hombres. El asunto es que los romanos se quedaron cuatrocientos años ocupando Inglaterra, matando a los hombres y abusando a sus mujeres. Después vinieron unos años de paz y prosperidad, hasta que cerca del año ochocientos los Vikingos se tientan y los arrasan otra vez. Por eso que la sangre originaria y pura es siempre un poco dudosa.

Hasta ahí, los ingleses fueron más esclavos que libres. Muchos años después, finales de mil ochocientos, vino la Reina Victoria, y el imperio más grande del orbe, basada en el ferrocarril y el telégrafo.

A todo esto, George Keen ya estaba aquí, en la Argentina, desde hacía muchísimos años. En 1818 puso un hotel en Buenos Aires, en la calle 25 de Mayo (esa fecha se había hecho famosa hacia poco). Él había nacido Birmingham, y el apellido de su mama era Pikering. En el hotel conoce a hombres y mujeres de mil lugares, entre ellos a los primeros ovejeros. La carne vacuna salada, de bajo valor, no podría en poco tiempo competir con la apreciada lana (una ley obligaba su uso en la confección de la ropa militar y policial, alfombrado de edificios, decorados de trenes etc. Por su condición de ignifuga). George, empezará a asociarse, endeudarse e invertir en tierra.

Al poco tiempo conoce a una niña muy bonita, Mary Yates, sus ojos miraban embobados toda su belleza y se enamoró. A ella le paso lo mismo. Se casan el 6 de octubre de 1821, ella tenía 18 añitos, el 27. Se ve que no tenían nada de aburridos, pues culpa de la desnudez que traen las siestas de verano, y la búsqueda de abrigo en las noches frías, en 25 años tuvieron 13 hijos, a pesar o a favor de los ya 47 años de Mary. El 25 de diciembre de 1833 nace el octavo, lo bautizaron Jorge Eduardo Keen, este es el hombre que andábamos buscando. Ya le tocara uno de estos relatos a Luis De Elia, el fundador de pueblos y colonias, una de ellas Villa Elisa en Entre Ríos, famosa por sus bellísimas termas.

Conté todo lo anterior para que veas San Jorge, las cosas que tuvieron que ocurrir en el mundo, como se fueron batiendo las sangres y el azar, entre amores y violaciones. Para que un día tomara carrera la cigüeña, volara bien alto y te depositara donde estas. (de paso nos mandamos un poco la parte y nos codeamos con los celtas y los romanos) Pero de todo eso estaba cargada la sangre de aquella gente, entre ellos, Jorge Keen.

Salteando años y detalles históricos, quedaran para más adelante, lo encontramos a Jorge en una pialada de potros, entre Lobos y Pedernales. Víctor Amador Núñez, (mi bisabuelo), era uno de los peones de su estancia y ese día se conocieron. A pesar que se llevaban 12 años y que había una jerarquía de por medio, enseguida se relincharon.

En alguna de esas recorridas por los campos, ahí nomás del rio Salado, Jorge le conto que tenía un hijo pequeño y que había perdido a su esposa. Víctor siempre disimuló y guardo como su secreto los quiebres de su patrón. Y así, los dos se fueron compartiendo las historias viejas de sus familias, y los sueños que los empujaban al futuro. La relación de Jorge con los empleado será muy estrecha y natural, de hecho algunos de ellos fueron padrinos de sus hijos. Mi abuela Enriqueta, hija de Víctor y mamá de mi papá y los tíos se bautizó en una pulpería (ver libro iglesia San José) con un vestidito que le regalaron los patrones. Y muchos años después lo uso mi prima, Laura Richon. Ellos conservan esa joya, ahí, pegadito a San Jorge. Por eso los recuerdos son frescos, naturales, cotidianos de mucho cariño y afecto hacia la familia Keen, sus patrones y amigos. Dios ha de querer que sobrevivamos a esta peste, y cuando ya no sea peligroso juntarnos así vemos juntos toda esas cartas, objetos, y documentos.

Víctor y su esposa vivía en la estancia, en una casita pegada al galpón. Un amanecer de primavera, salió a la puerta para saborear el primer mate bajo el alero y ver como pintaba el día. En eso estaba cuando vio que se abría la puerta de la habitación del patrón y una niña muy joven salía presurosa, tenía un vestidito suelto y estaba descalza. Miro para todos lados, luego corrió por la veredita larga del corredor y desapareció. Víctor la reconoció y solo le contó a Carolina, su mujer ``- Espero que esto no traiga problemas…es la hermana de…-´´ dijo y guardo el secreto para siempre, que no fue mucho tiempo, los sucesos posteriores le quitaron esa exclusividad.

LA EMOCION QUE SE SIENTE CUANDO UNO ENCUENTRA LOS DOCUMENTOS QUE CERTIFICAN AQUELLOS VIEJOS RELATOS


Desde muy chico, estos hombres y mujeres se me habían hecho personajes atractivos, irresistibles, como los de las historietas, aunque era la historia pura de nuestro lugar en el mundo. Le doy gracias al abuelo que guardo todos escritos, y a los tíos, que me lo contaron cien veces, aunque ya lo supiera de memoria. Leer esas cartas era toda una transgresión a la intimidad de aquellos hombres y mujeres.

Un día, buscando documentar los relatos orales, para darles el rigor indiscutible, entré a la iglesia San José de Olavarría. Y ahí encontré el certificado de aquellas noches de amor de Jorge y la niña descalza.Lo primero que halle,fue a ellos dos, anotando el nacimiento de un niño``- 1883,barón, de nombre Enrique…y dice: hijo `natural´ de Jorge Keen de 48 años y de Eloisa Bargas de 22. El acta sigue dando detalle tras detalle, uno más interesante que el otro-´´Yo había concurrido a la iglesia con un amigo, el cual hiso un comentario prejuicioso, como el que hubiéramos hecho cualquiera de nosotros ``-Esa es una aventura (en realidad uso otra palabra), El era un tipo con plata y ella la hermana del encargado…-´´ dijo, Y tenía razón… fue una flor de aventura, que duro más de 20 años, el tiempo que se tomaron para engendrar 13 hijos, ya todos legítimos, pues los padres se casaron, previa autorización de la iglesia Anglicana que había bautizado a Jorge. En realidad Enrique era el tercer hijo, ya tenían dos anteriores asentados en Azul, por eso dije que ella, (Eloisa) era una niña cuando el amor empezó.

Ya veremos las fantásticas historias de estos críos, hasta donde llegaron las hijas de un rubio y de una criolla, nacidas en el medio de las pampas. Algunas se casaron con príncipes italianos, otras en Nueva York y una con el embajador de Inglaterra. Ya en el otoño de su vida, Jorge, tiene con otra mujer, Sara Stewart, la hija número 15, Berta Mary Keen, casada con Marcelo Mezquita Luro, nieto de Pedro Luro, fundador de Mar del Plata. Miren en cuantos lugares del mundo se habrá nombrado a San Jorge

A partir de esos años, a Jorge y Víctor se le cambio la vida. Eloísa y Carolina vivían embarazadas. La partera ya era una más de la casa. Cordeles interminables sostenían como podían la infinidad de trapos, pañales y chiripas, pues entre dos mujeres fértiles y dos hombres cumplidores tuvieron simultáneamente 25 hijos. Además de los niños de las empleadas y el resto de la peonada, que tampoco eran mancos para el asunto. (Los primeros nacieron allá, pero a partir de 1884 ya nacen aquí, al lado de donde estoy escribiendo, entre ellas mi abuela Enriqueta.)

Fue en esos años que barajaron la idea de venir para estos lados, a carpirnos y prepararnos el lugar donde hoy vivimos. Aunque no era fácil, había que ser valientes. Hacía poco (agosto de 1875 o 76)el famoso –malón grande- (3500 lanzas extranjeras y nacionales) azota Azul y Olavarría entre otras. Dejo cientos de muertos en las calles, en los puestos, en los campos y mujeres con niños secuestradas, con el destino asegurado de ser violadas. Además se arriaron miles y miles de vacas, caballos y ovejas (cerca de 300000) Este ejército de guerreros paso acá cerquita nomas, atrás de Rocha, por la ruta 60. De ahí el nombre de -camino de los chilenos- Los conducía un poderoso cacique, estratega y diplomático, Manuel Namuncura, hijo de Cafulcura, venían de la zona del Arauco (chile). Estos Araucanos cruzaron la cordillera y luego de provocar la matanza casi todos los caciques Boroanos, en la famosa ``masacre de Masalle´´ (cerca de Epecuén) pasaron a ser la autoridad máxima de esas tierras. Y como todo imperio, necesitaba expandirse e imponerla autoridad. Su poderío militar era muy superior a las tolderías locales.

Pero las cosas estaban cambiando, Ya los diputados progresistas del país tras andino, mostraban su disconformidad con su propio gobierno ``no podemos como país ser cómplices y socios de estos asesinatos y contrabando incesante de ganado.´´ Chile es y será siempre nuestro querido país hermano, tenemos una historia común llena de gloria. Aquí ya habían descubierto que la zanja de Alsina no servía para nada. De todas maneras no es el objetivo de este relato tomar posición ni discutir. Ni decir quien tenía razón, si el paisano y el inmigrante que traían las vacas o el indio que se las llevaba para venderlas allá. En esa rueda imparable del mundo, siempre hubo uno anterior habitando la tierra desde hace miles de años y de más está decir que uno lo que más lamenta al conocer la historia son los sufrimientos causados de ambos lados.

Durante 300 de ellos, la Argentina terminaba un poco más acá de Lujan. El gran cacique se rindió creo que el 21 de marzo del 84. Con la cautiva Rosario Burgos tuvo a Ceferino. Embarcado en un vapor en Bahía Blanca llego a Bs As para reunirse con el presidente Roca. (Ver fotos de la comitiva al pie de la nota). Asistieron al teatro colon y tubo el cargo remunerado de coronel de la nación. Fue un gran político y es bueno estudiarlo desde su propia voz, hay muchas cartas de él dirigidas a distintos presidentes, políticos y obispos. El también sabía que no era originario de algunas tierras que pisaba.

Tampoco se, si todos, sin excepción, tendríamos que devolver el lugar donde hoy vivimos. O nuestra misión es hacernos cargo ahora de nuestros aborígenes del Chaco, Formosa y otras provincias, no en reservas y guetos, sino incorporarlos a nuestra sociedad y darles la mejor salud y educación, eso es lo que importa. Solo importa el futuro. Yo hice el secundario en Olavarría con amigos que tenían apellidos bien originarios, descendientes de los nativos locales, del bravo Catriel por ejemplo, hoy ya están mezclados entre nosotros y son hombres y mujeres de bien, exitosos.

El tío del abuelo del director de este diario y mío, de apellido Gamondi, vivió con una de las hijas de Catriel. Las dos Vivían cerca de Sierras Bayas. No tuvieron hijos, hubiera sido un hermoso choque de sangres distintas pero iguales.

Volviendo a los campos de Pedernales, Lobos y 25 DE Mayo, los Keen ya estaban preparando todo para venirse. Habían comprado estos campos y tenían que poblarlos, se trajinaba todo el día preparando los rodeos de vacas, la mayoría de raza Duran, las majadas interminables, quinientos caballos, (la patria se hiso a caballo) eran imprescindibles para el arado, los carros, las diligencias, las norias para sacar el agua y la silla de cada paisano. Junto con la compra de los campos estaba el compromiso de crear infinidad de pequeñas fracciones de tierra y las colonias. No se podía venir sin el herrero, el horticultor, el almacenero, el carpintero, parteras, médicos, o parecido, bolicheros, peluqueros, mercachifles, panaderos, etc. etc. Muchos de los pobres de aquellos años, son hoy los dueños de esos pedazos de tierra, de las casas, de los negocios, de la vida de San Jorge.

Y llego el día anterior de la partida. Víctor Núñez y Carolina, al igual que el resto, ya habían cargado los carros hasta el techo. Los baúles con la ropa, las camitas de las criaturas, los retratos, las herramientas, los recuerdos…hasta vaciar el rancho. Esa noche durmieron más abrazados que nunca, la incertidumbre y los miedos se soportan mejor si se comparten. ``- ¿Te diste cuenta mi amor, que quizá no volvamos más, que nos estamos yendo para siempre?-´´ dijo Víctor ``- Si, por eso cargue hasta las florcitas de la entrada, un retoño del laurel, y una bolsa con tierra…por si un día extrañas su olor-´´ le respondió Carolina, ya casi dormida. No sé si esa noche ya nos habrán imaginado. Cuando amaneció, parecía que el mundo se había enloquecido, todo estaba en movimiento. Las mujeres, los niños y los viejos conduciendo los carros. Los hombres, bien montados, agitandolos ponchos en toda la furia, ponían en marcha las tropas. Es que ya salían para este lado. 

El gran hallazgo son estas fotos donde puede verse a Jorge Keen, el fundador de San Jorge junto a Eloisa Bargas, la criolla que lo enamoró siendo aún una niña como dice el relato. El rostro del fundador del pueblo había sido desconocido hasta hoy por casi todos nosotros. 

Otro hallazgo. Una planilla del Censo de 1869 donde puede verse que en esa época se registraban los habitantes con nombre y apellido. Con Jorge Keen padre a la cabeza figuran varios de sus hijos (quienes luego fundaron las colonias y las estancias de la zona). Si miramos con ternura, ahí está en el Censo junto con ellos mi bisabuela, Carolina Fernández (sirvienta dice el texto), quien al año siguiente se casaría con Victor Nuñez, los protagonistas del relato anterior (La Cautiva de San Jorge)

Encontrarme en el Museo de Saavedra con este cencerro que seguramente sonó aquella madrugada en Pedernales  y  con la cabezada de los bastos de la montura de Jorge Keen me remonta a aquel largo viaje, cuando arriando tropas y familias enteras desde los campos de Lobos y 25 De Mayo llegaron a estas tierras, sin soñar tal vez que aquí sus nombres quedarían grabados para siempre. 

El gran cacique Manuel Namuncura, vestido de militar y con anteojos,

Namuncura y su familia, entre las que está la cautiva chilena Rosario Burgos, una de sus esposas y con quien tuvo a Ceferino., al llegar en 1884 en un vapor a Buenos Aires para reunirse con el presidente Roca.

Acerca de Daniel Lecointre

El autor es nacido, vive y trabaja en el campo, en la zona de San Jorge, Partido de Laprida. En su sentir y sus palabras, esto es así desde hace más de 120 años, por los tiempos en que su abuelo llegó a esos pagos. Para comunicarse con el autor pueden llamarlo al 2284 215445 (no lo intenten vía Whatsapp, el 4G y el Wi-fi no han pasado todavía por la tranquera de su campo). De vez en cuando revisa el correo electrónico (enviar e-mail) y algunas veces su perfil en Facebook 

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