AbrigA, una solución para los productores de ovinos
Buscando dar respuesta a un problema complejo, el proyecto apunta a valorizar la lana que el mercado textil descarta, a la vez que generar mejores condiciones ambientales y habitacionales
El escaso valor de la lana rústica proveniente de ovejas criadas para consumo de carne es un problema de vieja data. Más allá de algunos vaivenes, la necesidad de esquilar por cuestiones sanitarias ha llevad en ocasiones a que los productores tengan que entregar un gran porcentaje, sino toda, a los esquiladores. Esto, de más está decir, desalienta completamente a quienes lelvan adelante los esquemas ovinos.
AbrigA es un proyecto que no solo apunta a dar solución a esto, sino que además integra otras problemáticas que van desde la cuestión ambiental hasta el asilamiento térmico y acústica de viviendas y otros espacios.
"El proyecto surgió cuando cursaba la maestría en sustentabilidad en arquitectura y urbanismo en la UBA, y empecé a estudiar el tema del uso de la lana como aislación térmica. A través de Michelle Blanchard, que me puso en contacto con instituciones ruralistas, pude acceder a la información de dónde encontrar esa lana rústica sin valor comercial para la industria textil, que es sobre todo en provincia de Buenos Aires y no en la patagonia", explicó a ZonaCampo.com.ar la Arq. Alejandra Núñez Berté, que lleva adelante el desarrollo técnico del proyecto.
El equipo de AbrigA se completa con el Arq. Alejandro Maggi y el Ing. Zoot. Ernesto Benavídez, que se encargan del desarrollo comercial y territorial respectivamente, de un proyecto que naciendo como una inquietud en medio de una cursada se transformó primero en tesis de maestría y luego en una propuesta que encontró gran recepción en diferentes ámbitos públicos y privados.
"Es un claro ejemplo de transferencia de conocimiento, pasando a transformarse en un proyecto de triple impacto a partir de la decisión en 2019 de darle forma como para presentarlo en concursos, junto a Alejandro que es compañero mío de la maestría en sustentabilidad, y Ernesto a quien conozco desde hace muchos años", mencionó Núñez.
El primer producto sobre el cual se está trabajando son lo mantos aislantes térmicos y acústicos para la construcción, con lana de oveja de descarte. Con ello no solo se apunta a convertir lo que prácticamente es un "desperdicio" de la industria ganadera en un aislante para mejorar la eficiencia energética de las construcciones y el confort interior, sino que además el proceso industrial y el uso de energía asociados son de baja complejidad e impacto. Ello confluye en la obtención de un sistema de bio aislación para utilizar en muros y techos, natural, sostenible, renovable y reciclable.
"AbrigA es una aislación amigable respecto de todos los actores de la cadena productiva de la oveja hasta el usuario final. Por mencionar algunas de las ventajas aparte de la sustentabilidad y la reducción de hasta un 80% de la huella de carbono, la lana de oveja mejora la calidad del aire interior por su capacidad de capturar permanentemente formaldehido, es autoextinguible, no emite compuestos orgánicos ni humos tóxicos, y los valores de resistencia térmica son iguales o superiores a los de las otras aislaciones existentes en el mercado. De más está decir, la lana se transforma en un producto con valor comercial para el productor, que antes era nulo o incluso le daba pérdida" aseguró.
El proyecto acualmente ha avanzado hasta la etapa de lograr el producto mínimo viable y la planificación de pruebas para la producción industrializada, que se vieron interrumpidas por el contexto de pandemia aunque ya se cuentan con las muestras necesarias. Además de los aislantes genéricos se está trabajando también en una línea con mayor valor agregado en términos de diseño, paneles de aislación acústica de lana y fieltros de lana.
"Seguimos en contacto con la Mesa Ovina Nacional y la de la Provincia de Buenos Aires, recolectando información ubicar dónde se encuentra la lana de más de 28 micras, y así acercar el proyecto a los distintos puntos de acopio de la provincia de Buenos Aires", expresó Nuñez Berté.
"Alentamos siempre trabajar con una esquila certificada para que puedan ir definiendo lotes de este tipo de lana que hoy por hoy no tiene un manejo estandarizado. Mientras tanto seguimos esperando que se liberen un poco las restricciones de la pandemia para desarrollar las pruebas industriales, que nos van a permitir ir ajustando cada vez más el tema de los costos y la producción", concluyó.
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
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AbrigA es un proyecto que no solo apunta a dar solución a esto, sino que además integra otras problemáticas que van desde la cuestión ambiental hasta el asilamiento térmico y acústica de viviendas y otros espacios.
"El proyecto surgió cuando cursaba la maestría en sustentabilidad en arquitectura y urbanismo en la UBA, y empecé a estudiar el tema del uso de la lana como aislación térmica. A través de Michelle Blanchard, que me puso en contacto con instituciones ruralistas, pude acceder a la información de dónde encontrar esa lana rústica sin valor comercial para la industria textil, que es sobre todo en provincia de Buenos Aires y no en la patagonia", explicó a ZonaCampo.com.ar la Arq. Alejandra Núñez Berté, que lleva adelante el desarrollo técnico del proyecto.
El equipo de AbrigA se completa con el Arq. Alejandro Maggi y el Ing. Zoot. Ernesto Benavídez, que se encargan del desarrollo comercial y territorial respectivamente, de un proyecto que naciendo como una inquietud en medio de una cursada se transformó primero en tesis de maestría y luego en una propuesta que encontró gran recepción en diferentes ámbitos públicos y privados.
"Es un claro ejemplo de transferencia de conocimiento, pasando a transformarse en un proyecto de triple impacto a partir de la decisión en 2019 de darle forma como para presentarlo en concursos, junto a Alejandro que es compañero mío de la maestría en sustentabilidad, y Ernesto a quien conozco desde hace muchos años", mencionó Núñez.
El primer producto sobre el cual se está trabajando son lo mantos aislantes térmicos y acústicos para la construcción, con lana de oveja de descarte. Con ello no solo se apunta a convertir lo que prácticamente es un "desperdicio" de la industria ganadera en un aislante para mejorar la eficiencia energética de las construcciones y el confort interior, sino que además el proceso industrial y el uso de energía asociados son de baja complejidad e impacto. Ello confluye en la obtención de un sistema de bio aislación para utilizar en muros y techos, natural, sostenible, renovable y reciclable.
"AbrigA es una aislación amigable respecto de todos los actores de la cadena productiva de la oveja hasta el usuario final. Por mencionar algunas de las ventajas aparte de la sustentabilidad y la reducción de hasta un 80% de la huella de carbono, la lana de oveja mejora la calidad del aire interior por su capacidad de capturar permanentemente formaldehido, es autoextinguible, no emite compuestos orgánicos ni humos tóxicos, y los valores de resistencia térmica son iguales o superiores a los de las otras aislaciones existentes en el mercado. De más está decir, la lana se transforma en un producto con valor comercial para el productor, que antes era nulo o incluso le daba pérdida" aseguró.
El proyecto acualmente ha avanzado hasta la etapa de lograr el producto mínimo viable y la planificación de pruebas para la producción industrializada, que se vieron interrumpidas por el contexto de pandemia aunque ya se cuentan con las muestras necesarias. Además de los aislantes genéricos se está trabajando también en una línea con mayor valor agregado en términos de diseño, paneles de aislación acústica de lana y fieltros de lana.
"Seguimos en contacto con la Mesa Ovina Nacional y la de la Provincia de Buenos Aires, recolectando información ubicar dónde se encuentra la lana de más de 28 micras, y así acercar el proyecto a los distintos puntos de acopio de la provincia de Buenos Aires", expresó Nuñez Berté.
"Alentamos siempre trabajar con una esquila certificada para que puedan ir definiendo lotes de este tipo de lana que hoy por hoy no tiene un manejo estandarizado. Mientras tanto seguimos esperando que se liberen un poco las restricciones de la pandemia para desarrollar las pruebas industriales, que nos van a permitir ir ajustando cada vez más el tema de los costos y la producción", concluyó.
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
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