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De San Antonio de Areco a Curuzú Cuatiá: 650 km en carro
A paso tranquilo, cuatro amigos, varios invitados, cuatro caballos y un carro casero armado entre risas y guitarreadas… ¿se te ocurre un mejor programa que éste? Ingresá para conocer más de esta aventura.
La idea empezó a dar vuelta en la cabeza y el corazón de los muchachos, acostumbrados a viajes largos a caballo, para llevar un pura sangre español de regalo a un amigo. Despues de varias experiencias previas, este año Andrés Solari, Lisandro Kruger, Miguel Pintado y Francisco Carballeda decidieron arrancar desde San Antonio de Areco (Bs As.) con rumbo a Curuzú Cuatiá (Corrientes)
Por delante tendrían unos 650km a recorrer en un carro de fabricación casera, ensamblado en medio de peñas, guitarreadas y cuentos camperos en las noches de Huanguelén. La tracción, a cargo de dos hermosas yuntas de tiro: dos caballos pura sangre españoles recién domados y dos yeguas, una criollita con una entrepesada.
"Todos los años hacemos un viaje montado, este es el cuarto que hacemos y en esta oportunidad decidimos hacerlo en carro con dos yuntas de pecho. El carro lo armamos nosotros, nos juntábamos a la noche a comer un asado, a pintar, a lijar, a soldar, reformamos un carrito playo y así que es un es un rejunte", nos contó a medio camino Andrés Solari, ingeniero agrónomo, cantor y aventurero.
Nos hizo saber del viaje uno de los invitados que los acompañó durante tres días, Juanchi Wallace que -según muestran los videos que recibimos- no solo es un destacado martillero y jugador de paleta, sino que también le da al bombo. Es que la música es parte esencial del proyecto de estos cuatro huanguelenses, y los invitados inevitablemente se contagian. En este viaje también los acompañaron Adrián Williams y Celestino Rodriguez.
"Vamos con dos guitarras y un bombo a todos lados. También con mis dos perros. Nos encanta el folklore y siempre que llegamos a algún lado que nos reciben, también una forma de agradecer es hacer un poco de música y compartir ese momento", comenta Andrés en relación a las paradas del viaje, que se caracteriza por muchas visitas a muchos amigos, en base a lo cual se arma la ruta durante varios meses.
Entre las tantas anécdotas que van a quedar de este viaje está el cruce del río Paraná, que les llevó unas tres horas y representó toda una odisea cargar el carro y los caballos en la barcaza. A poco más de una semana de viaje, actualmente se encuentran cruzando la provincia de Entre Ríos y cerca de Villaguay.
"Básicamente esto lo hacemos porque nos apasionan los caballos, todos tenemos vidas relacionadas con el campo, y nos apasiona compartir con amigos. Es muy lindo como la gente nos recibe en todos lados, conocer provincias distintas, lugares distintos gente que uno conoce en la huella. En Argentina hay una hospitalidad especial para la persona que anda sobre todo a caballo en la calle, así que eso le damos mucho valor. Nos han venido a recibir los chicos con banderitas a los pueblos que llegamos, se va corriendo un poco la bola de que venimos en viaje y salen a recibirnos… nos esperan con tortas fritas, con guiso, con lo que haya", comenta emocionado Andrés.
En Curuzú Cuatiá los espera un amigo al cual le van a regalar uno de los caballos españoles de la yunta de pecho y el regreso está previsto en el vehículo de apoyo que los acompaña, medida indispensable para solucionar cualquier inconveniente que pudiera surgir en la ruta.Se cargan en un camión el carro y los tres caballos, y amigos, mascotas y guitarras se vuelven en camioneta.
"La verdad es que para nosotros es una experiencia muy linda, frenamos un poco la pelota de la diaria y uno entra en otro ritmo, literalmente. Porque empezamos a viajar a pata de caballo y ya la cabeza también entra en ese ritmo. Claro que es lindo volver, allá nos esperan los afectos, las responsabilidades del trabajo, con esto te pegás una desenchufada bárbara y recargás las pilas. Por supuesto, el proyecto es seguir haciendo estas cosas, que no se corte, no importa tanto a dónde…. a cualquier lado, la consigna fundamental es poder hacer un viaje todos los años. Después a dónde, a qué lugar, esos ya son detalles, lo importante es no perder el envión y seguir haciéndolo", concluyó.
Día de Campo en Cabaña Lomas Pampas, que se prepara para su 35º Remate Anual
La familia Falabella abrió las puertas de su cabaña para compartir una jornada de campo con clientes y amigos, anticipando el 35° Remate Anual que se celebrará el 11 de septiembre en la Sociedad Rural de Olavarría
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Por delante tendrían unos 650km a recorrer en un carro de fabricación casera, ensamblado en medio de peñas, guitarreadas y cuentos camperos en las noches de Huanguelén. La tracción, a cargo de dos hermosas yuntas de tiro: dos caballos pura sangre españoles recién domados y dos yeguas, una criollita con una entrepesada.
"Todos los años hacemos un viaje montado, este es el cuarto que hacemos y en esta oportunidad decidimos hacerlo en carro con dos yuntas de pecho. El carro lo armamos nosotros, nos juntábamos a la noche a comer un asado, a pintar, a lijar, a soldar, reformamos un carrito playo y así que es un es un rejunte", nos contó a medio camino Andrés Solari, ingeniero agrónomo, cantor y aventurero.
Nos hizo saber del viaje uno de los invitados que los acompañó durante tres días, Juanchi Wallace que -según muestran los videos que recibimos- no solo es un destacado martillero y jugador de paleta, sino que también le da al bombo. Es que la música es parte esencial del proyecto de estos cuatro huanguelenses, y los invitados inevitablemente se contagian. En este viaje también los acompañaron Adrián Williams y Celestino Rodriguez.
"Vamos con dos guitarras y un bombo a todos lados. También con mis dos perros. Nos encanta el folklore y siempre que llegamos a algún lado que nos reciben, también una forma de agradecer es hacer un poco de música y compartir ese momento", comenta Andrés en relación a las paradas del viaje, que se caracteriza por muchas visitas a muchos amigos, en base a lo cual se arma la ruta durante varios meses.
Entre las tantas anécdotas que van a quedar de este viaje está el cruce del río Paraná, que les llevó unas tres horas y representó toda una odisea cargar el carro y los caballos en la barcaza. A poco más de una semana de viaje, actualmente se encuentran cruzando la provincia de Entre Ríos y cerca de Villaguay.
"Básicamente esto lo hacemos porque nos apasionan los caballos, todos tenemos vidas relacionadas con el campo, y nos apasiona compartir con amigos. Es muy lindo como la gente nos recibe en todos lados, conocer provincias distintas, lugares distintos gente que uno conoce en la huella. En Argentina hay una hospitalidad especial para la persona que anda sobre todo a caballo en la calle, así que eso le damos mucho valor. Nos han venido a recibir los chicos con banderitas a los pueblos que llegamos, se va corriendo un poco la bola de que venimos en viaje y salen a recibirnos… nos esperan con tortas fritas, con guiso, con lo que haya", comenta emocionado Andrés.
En Curuzú Cuatiá los espera un amigo al cual le van a regalar uno de los caballos españoles de la yunta de pecho y el regreso está previsto en el vehículo de apoyo que los acompaña, medida indispensable para solucionar cualquier inconveniente que pudiera surgir en la ruta.Se cargan en un camión el carro y los tres caballos, y amigos, mascotas y guitarras se vuelven en camioneta.
"La verdad es que para nosotros es una experiencia muy linda, frenamos un poco la pelota de la diaria y uno entra en otro ritmo, literalmente. Porque empezamos a viajar a pata de caballo y ya la cabeza también entra en ese ritmo. Claro que es lindo volver, allá nos esperan los afectos, las responsabilidades del trabajo, con esto te pegás una desenchufada bárbara y recargás las pilas. Por supuesto, el proyecto es seguir haciendo estas cosas, que no se corte, no importa tanto a dónde…. a cualquier lado, la consigna fundamental es poder hacer un viaje todos los años. Después a dónde, a qué lugar, esos ya son detalles, lo importante es no perder el envión y seguir haciéndolo", concluyó.
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