Kernza ¿el trigo del futuro?
Los investigadores que lo desarrollaron consideran que es un gran paso para encontrar una solución a los problemas sociales y medioambientales
Kernza es una variedad de trigo que promueve la agricultura más sostenible pues lucha contra el cambio climático al tratarse de un grano perenne, a diferencia de la mayoría de granos comestibles, como el trigo o la cebada.
Arroz, trigo o maíz son el alimento diario de la gran mayoría de humanidad. Son cultivos que deben ser replantados cada año, lo que supone un gasto desorbitado de agua, fertilizantes y, también, pesticidas y herbicidas, para poder garantizar que esa porción de tierra continuará siendo productiva año tras año. Ese laboreo constante hace que el suelo se degrade lentamente, por eso en los últimos años se ha prestado especial atención a algunos de los granos perennes que se encuentran en la naturaleza.
Los investigadores del Land Institute en Kansas, un centro de investigación sin ánimo de lucro, son los que lideran estos trabajos sobre cultivos perennes y los que han desarrollado esta variedad de trigo perenne llamada Kernza que patentaron el 2003, un híbrido que se consigue al cruzar distintos trigos, con unos niveles más altos de ácido fólico, calcio, luteína, fibra, ácidos grasos omega-3, selenio y vitamina B-6 que el trigo integral, y con un contenido relativamente bajo de gluten.
El trigo Kernza, al tratarse de un cultivo perenne, desarrolla un profundo sistema de raíces, que penetran en el suelo con mucha más profundidad que las plantas anuales en busca de agua. Como resultado, puede ayudar a controlar la erosión del suelo y reducir el escurrimiento del agua. También a diferencia de las anuales, que agotan la materia orgánica del suelo y requieren mayores consumos de pesticidas y fertilizantes, esta variedad crece en mayor armonía con su ecosistema circundante, pues coexiste muy bien con especies de plantas nativas.
En la agricultura tradicional, el cultivo se reinicia cada año, se erradica completamente toda la vida vegetal sobre el suelo de un campo y se vuelve a empezar desde cero. En el caso de este grano, se trata de imitar lo que hace la propia naturaleza, como el trigo Kernza no muere después de la cosecha, las plantas crecen durante todo el año y continúan absorbiendo carbono.
El trigo Kernza tiene menos gluten que otros granos (sus niveles son similares a lo que contiene la harina de cebada) lo que lo convierte en un ingrediente difícil para el pan, que es como la mayoría de gente consume el trigo. Por otra parte, el tamaño de sus granos son una cuarta parte menores que los granos del trigo convencional, lo que dificulta su transformación en harina y su posterior comercialización pues el equipamiento industrial para moler trigo no sirve para el Kernza.
Además, para que sea rentable y medioambientalmente atractivo, tiene que ser un alimento que los consumidores quieran comer. Eso implica la necesidad de que sea delicioso, por eso chefs, panaderos y empresas de alcohol (básicamente cerveceras y destilerías de whisky) comienzan a explorar sus posibilidades alimentarias.
El restaurante ecológico The Perennial, en San Francisco, lo utiliza para elaborar sus panes. Una empresa de noodles de Minneapolis, hace fetuccinis de Kernza, que quedan de un intenso color amarillo y con un delicioso sabor a nuez. La destilería Ventura Spirits Company comercializa un whisky a base de este grano. Y Long Root Ale comercializa una cerveza con sabor a malta y un toque de pomelo, siendo el primer producto comercial hecho de Kernza. Magdalenas, panes y bebidas alcohólicas hechas de Kernza comienzan a circular en Estados Unidos. ¿Cuánto tardarán en llegar a nuestro país?
Son innegables los avances tecnológicos de la sociedad, pero es evidente que todavía nos falta mucho por explorar para aprovechar todo el potencial que representan los cultivos perennes como el del trigo Kernza. Según los investigadores que lo han desarrollado, pueden pasar más de diez años antes de que se haya perfeccionado como cultivo para reemplazar el trigo anual, pero impresiona pensar que es un paso importante para encontrar una solución a los problemas sociales y medioambientales, como el hambre, la contaminación o el calentamiento global.
El rumiante, actor indispensable en la economía circular
El Ing. Agr. Pedro Sueldo estará presente el jueves 13 de junio en La Ganadería que Viene 2024, presentando esta temática desde su rol de Coordinador Científico del área Rumiantes de Laboratorio Vetanco para Latinoamérica.
Transformarse en empresario, un paso hacia la sustentabilidad
La empresaria Gabriela Benac, titular de Lácteos Luz Azul es otra de las disertantes de La Ganadería que Viene 2024. Nos presentará su experiencia profesional que la llevó a transformar una empresa cerrada en una cadena de más de 70 franquicias, y dará tips sobre cómo hacerlo.
Preocupa la situación hídrica en Olavarría: hay casi 300.000 has. entre anegadas y encharcadas
Las lluvias recurrentes del otoño han generado un panorama productivo complicado en el partido. El Productor Lisandro Falabella y los ingenieros Alejandro Guiaquinta, Ricardo Silvestro, Matías Cariola y Orfel Fariña nos brindan un panorama sobre la situación de la ganadería, la agricultura y de la red vial rural respectivamente.
La Ganadería que Viene 2024, un evento ganadero para no perderse
La segunda edición de la jornada tendrá lugar en Olavarría los días 13 y 14 de junio de 2024, en dos sedes: la Sociedad Rural de Olavarría y Cabaña La Camila de Fernando Castillo. La temática será "Empresa Ganadera Sustentable, desde lo humano, lo económico y lo ambiental" y contará con destacados disertantes, con participación libre y gratuita.
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Kernza ¿el trigo del futuro?
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Kernza es una variedad de trigo que promueve la agricultura más sostenible pues lucha contra el cambio climático al tratarse de un grano perenne, a diferencia de la mayoría de granos comestibles, como el trigo o la cebada.
Arroz, trigo o maíz son el alimento diario de la gran mayoría de humanidad. Son cultivos que deben ser replantados cada año, lo que supone un gasto desorbitado de agua, fertilizantes y, también, pesticidas y herbicidas, para poder garantizar que esa porción de tierra continuará siendo productiva año tras año. Ese laboreo constante hace que el suelo se degrade lentamente, por eso en los últimos años se ha prestado especial atención a algunos de los granos perennes que se encuentran en la naturaleza.
Los investigadores del Land Institute en Kansas, un centro de investigación sin ánimo de lucro, son los que lideran estos trabajos sobre cultivos perennes y los que han desarrollado esta variedad de trigo perenne llamada Kernza que patentaron el 2003, un híbrido que se consigue al cruzar distintos trigos, con unos niveles más altos de ácido fólico, calcio, luteína, fibra, ácidos grasos omega-3, selenio y vitamina B-6 que el trigo integral, y con un contenido relativamente bajo de gluten.
El trigo Kernza, al tratarse de un cultivo perenne, desarrolla un profundo sistema de raíces, que penetran en el suelo con mucha más profundidad que las plantas anuales en busca de agua. Como resultado, puede ayudar a controlar la erosión del suelo y reducir el escurrimiento del agua. También a diferencia de las anuales, que agotan la materia orgánica del suelo y requieren mayores consumos de pesticidas y fertilizantes, esta variedad crece en mayor armonía con su ecosistema circundante, pues coexiste muy bien con especies de plantas nativas.
En la agricultura tradicional, el cultivo se reinicia cada año, se erradica completamente toda la vida vegetal sobre el suelo de un campo y se vuelve a empezar desde cero. En el caso de este grano, se trata de imitar lo que hace la propia naturaleza, como el trigo Kernza no muere después de la cosecha, las plantas crecen durante todo el año y continúan absorbiendo carbono.
El trigo Kernza tiene menos gluten que otros granos (sus niveles son similares a lo que contiene la harina de cebada) lo que lo convierte en un ingrediente difícil para el pan, que es como la mayoría de gente consume el trigo. Por otra parte, el tamaño de sus granos son una cuarta parte menores que los granos del trigo convencional, lo que dificulta su transformación en harina y su posterior comercialización pues el equipamiento industrial para moler trigo no sirve para el Kernza.
Además, para que sea rentable y medioambientalmente atractivo, tiene que ser un alimento que los consumidores quieran comer. Eso implica la necesidad de que sea delicioso, por eso chefs, panaderos y empresas de alcohol (básicamente cerveceras y destilerías de whisky) comienzan a explorar sus posibilidades alimentarias.
El restaurante ecológico The Perennial, en San Francisco, lo utiliza para elaborar sus panes. Una empresa de noodles de Minneapolis, hace fetuccinis de Kernza, que quedan de un intenso color amarillo y con un delicioso sabor a nuez. La destilería Ventura Spirits Company comercializa un whisky a base de este grano. Y Long Root Ale comercializa una cerveza con sabor a malta y un toque de pomelo, siendo el primer producto comercial hecho de Kernza. Magdalenas, panes y bebidas alcohólicas hechas de Kernza comienzan a circular en Estados Unidos. ¿Cuánto tardarán en llegar a nuestro país?
Son innegables los avances tecnológicos de la sociedad, pero es evidente que todavía nos falta mucho por explorar para aprovechar todo el potencial que representan los cultivos perennes como el del trigo Kernza. Según los investigadores que lo han desarrollado, pueden pasar más de diez años antes de que se haya perfeccionado como cultivo para reemplazar el trigo anual, pero impresiona pensar que es un paso importante para encontrar una solución a los problemas sociales y medioambientales, como el hambre, la contaminación o el calentamiento global.
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