Día de la Mujer Rural: las cuentas pendientes de una fecha que busca instalarse en el calendario
Desde 2008 se conmemora a nivel internacional luego de haber sido establecida por las Naciones Unidas con el objetivo de reconocer el rol de la Mujer Rural en su ámbito.
Por Luciana Pedernera
Nota publicada en Infoeme
El 15 de octubre de 2008 se conmemoró por primera vez el Día Internacional de la Mujer Rural, casi un año después de haber sido establecido por las Naciones Unidas. Esta fecha busca reconocer el trabajo de la mujer rural, su contribución al desarrollo en este entorno y su rol decisivo para erradicar la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria.
Aunque la fecha lleva más de una decena de años en el calendario internacional, las cosas han cambiado, pero aún falta un largo camino porque son muchas las deudas pendientes con la mujer rural y la ruralidad que las atraviesa.
Ellas viven ahí, donde la educación, la señal de teléfono, la conexión y acceso a internet, la seguridad, los caminos rurales, la salud, las capacitaciones y las fuentes laborales no están garantizadas. Viven en ese lugar donde reina el sonido de las hojas golpeadas por el viento, donde el cantar del gallo es advertencia de que el sol está saliendo -aunque el día comenzó hace algunas horas-, donde las distancias son largas y la soledad, más de una vez, abraza y trae nostalgia.
La agenda de trabajo de la mujer rural está llena a tiempo completo, pero sin reconocimientos. Son muy escasos los ejemplos donde las mujeres reciben remuneración económica por conducir el tractor, subir a la cosechadora, recorrer de a caballo, hacer yerra, cuidar la huerta, hachar leña, completar el tambo y un sinfín de actividades que se le atribuyen al hombre.
Sin embargo, su templanza, perseverancia y esfuerzo, hacen que todos los días elijan la ruralidad y luchen por mejorar su entorno. De a pie, en vehículos o de a caballo, con altas o bajas temperaturas y si la lluvia lo permite, son quienes recorren kilómetros para acercar a sus hijos a la escuela donde no sólo les proporcionan a ellos la posibilidad de relacionarse con sus pares sino que también ellas comparten -en algunos casos- cuatro horas al día con otras mujeres rurales.
Con la fuerza y energía de su cuerpo -no sólo acompañan las actividades de sus esposos- también acarrean baldes de agua hacia sus casas, hachan leña para la salamandra, cultivan la huerta, faenan animales y sobre la mesa -elaborado con sus propias manos- está el pan de cada día.
En el centro de la provincia de Buenos Aires, Olavarría es una de las ciudades más importantes al momento de hablar del campo y ese debería ser uno de los motivos por el que este 15 de octubre no debe pasar desapercibido.
Hoy se conmemora el día de quienes en su rol de docentes, peonas, tamberas, recolectoras, productoras, veterinarias, ingenieras, técnicas, comunicadoras, periodistas, profesoras, amas de casa, contadoras, administradoras, se hacen de fuerza, caminos, entereza, dedicación, ganas, sentimientos y conocimientos para contribuir al desarrollo de su comunidad y fomentar el arraigo.
Fotos: Facebook Mujeres Rurales en Red.
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
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Ellas viven ahí, donde la educación, la señal de teléfono, la conexión y acceso a internet, la seguridad, los caminos rurales, la salud, las capacitaciones y las fuentes laborales no están garantizadas. Viven en ese lugar donde reina el sonido de las hojas golpeadas por el viento, donde el cantar del gallo es advertencia de que el sol está saliendo -aunque el día comenzó hace algunas horas-, donde las distancias son largas y la soledad, más de una vez, abraza y trae nostalgia.
La agenda de trabajo de la mujer rural está llena a tiempo completo, pero sin reconocimientos. Son muy escasos los ejemplos donde las mujeres reciben remuneración económica por conducir el tractor, subir a la cosechadora, recorrer de a caballo, hacer yerra, cuidar la huerta, hachar leña, completar el tambo y un sinfín de actividades que se le atribuyen al hombre.
Sin embargo, su templanza, perseverancia y esfuerzo, hacen que todos los días elijan la ruralidad y luchen por mejorar su entorno. De a pie, en vehículos o de a caballo, con altas o bajas temperaturas y si la lluvia lo permite, son quienes recorren kilómetros para acercar a sus hijos a la escuela donde no sólo les proporcionan a ellos la posibilidad de relacionarse con sus pares sino que también ellas comparten -en algunos casos- cuatro horas al día con otras mujeres rurales.
Con la fuerza y energía de su cuerpo -no sólo acompañan las actividades de sus esposos- también acarrean baldes de agua hacia sus casas, hachan leña para la salamandra, cultivan la huerta, faenan animales y sobre la mesa -elaborado con sus propias manos- está el pan de cada día.
En el centro de la provincia de Buenos Aires, Olavarría es una de las ciudades más importantes al momento de hablar del campo y ese debería ser uno de los motivos por el que este 15 de octubre no debe pasar desapercibido.
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Fotos: Facebook Mujeres Rurales en Red.
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