Por la carga impositiva, sembrar soja ya no es viable en varias zonas de la provincia
Un relevamiento privado muestra que con retenciones, cepo al dolar y elevados impuestos, la rentabilidad en campo alquilado pasó a estar muy comprometida
l movimiento fue sin escalas: de celebrar un 2019 récord a nivel producción, con más de 135 millones de toneladas entre los cuatro principales cultivos, el campo pasó a sufrir un conjunto de variables que le jugaron en contra y que tiñeron de gris las proyecciones para este 2020 que ya arrancó.
Así, tras beneficiarse de un viento de cola que llevó los volúmenes a un pico histórico, ahora la brisa empieza a soplar de frente y consultoras especializadas están calculando a la baja las expectativas de cosecha para la nueva campaña.
Un clima menos benévolo, que podría afectar los rindes; el endurecimiento del cepo, que impide convertir los pesos en dólares al tipo de cambio oficial; las modificaciones a las alícuotas de los derechos de exportación, que pegan de lleno en la rentabilidad, y la amenaza de una mayor presión tributaria en territorio bonaerense por parte del gobierno de Axel Kicillof, están conformando un combo de variables que explican el malhumor que se está viviendo en el campo.
En medio de estas malas noticias, las lluvias que tuvieron lugar durante los últimos días, sumado a un acuerdo cada vez más cercano entre los Estados Unidos y China, que le dio un poco de ritmo alcista a los precios internacionales, son las dos variables que hoy mira el campo argentino como la única posibilidad de que mejore la rentabilidad.
"Hay mucho malestar, porque los números no están cerrando. En distintas proyecciones que hemos realizado para esta campaña obtuvimos que, en la mayoría de los casos, la rentabilidad es negativa si se trabaja en campo alquilado", plantea Guillermo Villagra, impulsor del pool de siembra Open Agro y director de la plataforma virtual de inversión ganadera BitCow.
El incremento de las alícuotas de los derechos de exportación, en el marco de la aplicación de la ley Solidaridad y Reactivación Productiva -que fueron elevadas hasta un 33% en el caso de la soja y hasta un 15% para otros granos, como maíz trigo y girasol-, llevará a que se siembren unas 845.000 hectáreas menos que en la anterior campaña, según uno de los escenarios potenciales que trazó días atrás la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
La entidad, además, hace una salvedad: dicha proyección se estimó asumiendo a la campaña anterior como un promedio en términos climáticos. Sin embargo, desde la Bolsa bonaerense, no descartan la posibilidad de un escenario menos benigno a nivel hídrico en los próximos meses, lo que se traduciría en una merma importante en los ingresos de los productores.
En este contexto, desde OpenAgro realizaron una proyección detallada de la rentabilidad que estaría ofreciendo un planteo de 100 hectáreas de soja, 100 de girasol y 100 de maíz, en campo alquilado. Y, en los tres casos, los números dan en rojo, por la influencia del clima, la suba de retenciones y la caída que sufrió la cotización de los granos en los últimos meses.
En el caso de la zona norte de la provincia de Buenos Aires (incluyendo localidades como Pergamino, Chacabuco y Junín) el "yuyito" demandaría un costo total de producción de u$s602 por hectárea. De ese total, el alquiler de la tierra explicaría el 53% del total, mientras que agroquímicos, labores y semillas se llevarían un 38%. A esa ecuación hay que sumarle ítems como seguros y costos administrativos.
Como contrapartida, el ingreso por hectárea de soja estarían rindiendo, de no agravarse el problema climático, unos u$s825.
Claro a esto hay que restarle luego los gastos de comercialización, incluyendo el flete (una de las variables que más pesa), sellos y gastos de acondicionamiento de los granos. En total, esos costos a pagar en cosecha ascienden a u$s258 que, sumados a los de producción (u$s602), totalizan un costo operativo total de u$s860.
Es decir, u$s35 por encima del ingreso bruto. Esto significa, según OpenAgro, que la rentabilidad sobre inversión (ROI), por hectárea, estáría arrojando un 6% negativo.
Ese mismo rojo es el que la consultora proyecta para el girasol, mientras que en el caso del maíz, que requiere de un mayor gasto de agroquímicos, el ROI arrojaría un nivel, también negativo, del 18%.
En término de divisas, y de cumplirse estas proyecciones, este hipotético productor estaría perdiendo u$s34 por hectárea de soja, u$s38 por la de girasol y u$s161 en el caso del maíz, según el actual esquema de retenciones.
"Los números realmente están muy ajustados en campos alquilados y en muchas zonas se pierde plata. En campo propio el número mejora, pero cuando se le agrega el costo de indiferencia de la tierra, la rentabilidad también pasa a ser negativa", advierte Villagra, quien agrega: "Ni hablar cuando te alejás de los puertos. El costo del flete deteriora aún más los números para el productor".
En tanto, en la zona oeste de la Provincia (Daireaux, Pehuajó, Coronel Suárez, etc.), el girasol ofrecería una rentabilidad sobre inversión positiva, del orden del 4%. Pero la ecuación para la soja sería peor que en el norte bonaerense, con un ROI negativo del 11%, mientras que en el caso del maíz el rojo sería del 17%.
Traducido en dólares: el productor perdería u$s57 por hectárea de soja cosechada y u$s134 en el caso del maíz, mientras que ganaría (previo al pago de impuestos) u$s21 por el girasol.
Introduzca el texto aquí ...
En este contexto, Villagra advierte que el proyecto para incrementar el impuesto inmobiliario rural en territorio bonaerense, que todavía no pudo prosperar en el Congreso, "no haría más que sumarle presión a los productores, porque esos costos luego se pasan al valor del alquiler".
Desde la Bolsa de Cereales señalan que la mayor presión impositiva se da en un contexto en el que los precios que se pagan por los granos en la Argentina no están en sus épocas de esplendor. Pero lo cierto es que se han venido recuperando. Y esto genera expectativas entre los productores, que esperan que se afiance el cambio de tendencia.
Hasta mediados de diciembre, el campo argentino se había visto perjudicado por una serie de factores disruptivos, con impactos distorsivos sobre cotizaciones y flujos comerciales, entre los que figuraban el conflicto comercial entre el mayor productor de alimentos, Estados Unidos, y el mayor consumidor, China.
Sin embargo, desde la Bolsa de Comercio de Rosario destacan que los precios de los granos en los mercados externos desarrollaron un gran "sprint" en las últimas jornadas gracias a las noticias que llegaron en torno a las negociaciones entre ambos países.
"Estados Unidos decidió no proceder con los arancelamientos programados para entrar en vigencia durante el domingo del 15% sobre productos chinos valuados en u$s160.000 millones, que incluían teléfonos celulares, computadoras portátiles, juguetes y ropa. China, a su vez, canceló su represalia que entraría en vigencia ese mismo día, que incluía entre otras cosas un arancelamiento del 25% para automóviles fabricados en EE.UU.", indican.
Así, dado que el gigante asiático es un gran demandante de materias primas y Estados Unidos, uno de los principales exportadores a nivel mundial, las cotizaciones en Chicago sintieron el impacto positivo y la soja acumula más de u$s25 por tonelada de ganancia desde comienzos de diciembre.
Sin embargo, entre los productores esto no alcanza para aliviar tensiones. Hay un dato clave: en Rosario, el precio que se paga por tonelada de soja pasó de $9.019 a $14.700 en los últimos 12 meses, una mejora del 63%, un nivel que se ubicó por encima del avance del dólar, que saltó un 59% respecto de fines de diciembre de 2018.
Sin embargo, hace un año no había cepo. En otras palabras, antes el productor podía ir con esos pesos al banco y obtener, por cada tonelada, el equivalente a u$s228.
Ahora, debe recurrir al circuito blue, donde obtendría el equivalente a u$s187 por cada tonelada, es decir, un 18% menos en moneda dura, si bien los analistas aclaran que los productores se desprenden de lo mínimo necesario para invertir en insumos.
En cuanto al clima, las lluvias de los últimos días evitaron un cuadro que pudo haber sido crítico en la zona núcleo.
Sin embargo, los productores todavía no festejan: los pronósticos de lluvias para los meses de enero, febrero y marzo, que resultan decisivos para determinar el rendimiento de los cultivos de la campaña gruesa, "tampoco son favorables", según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. De modo que está latente la posibilidad de que se produzca un alto nivel de estrés hídrico que afecte a la cosecha gruesa
En paralelo, entre los puntos que podrían ayudar a mejorar la rentabilidad, se espera que el Gobierno de Alberto Fernández finalmente avance con menores retenciones para los productores más chicos, tal como había prometido. Pero la realidad es que, hoy por hoy, nadie en el sector espera "milagros".
Fuente: iprofesional.com
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
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Así, tras beneficiarse de un viento de cola que llevó los volúmenes a un pico histórico, ahora la brisa empieza a soplar de frente y consultoras especializadas están calculando a la baja las expectativas de cosecha para la nueva campaña.
Un clima menos benévolo, que podría afectar los rindes; el endurecimiento del cepo, que impide convertir los pesos en dólares al tipo de cambio oficial; las modificaciones a las alícuotas de los derechos de exportación, que pegan de lleno en la rentabilidad, y la amenaza de una mayor presión tributaria en territorio bonaerense por parte del gobierno de Axel Kicillof, están conformando un combo de variables que explican el malhumor que se está viviendo en el campo.
En medio de estas malas noticias, las lluvias que tuvieron lugar durante los últimos días, sumado a un acuerdo cada vez más cercano entre los Estados Unidos y China, que le dio un poco de ritmo alcista a los precios internacionales, son las dos variables que hoy mira el campo argentino como la única posibilidad de que mejore la rentabilidad.
"Hay mucho malestar, porque los números no están cerrando. En distintas proyecciones que hemos realizado para esta campaña obtuvimos que, en la mayoría de los casos, la rentabilidad es negativa si se trabaja en campo alquilado", plantea Guillermo Villagra, impulsor del pool de siembra Open Agro y director de la plataforma virtual de inversión ganadera BitCow.
El incremento de las alícuotas de los derechos de exportación, en el marco de la aplicación de la ley Solidaridad y Reactivación Productiva -que fueron elevadas hasta un 33% en el caso de la soja y hasta un 15% para otros granos, como maíz trigo y girasol-, llevará a que se siembren unas 845.000 hectáreas menos que en la anterior campaña, según uno de los escenarios potenciales que trazó días atrás la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
La entidad, además, hace una salvedad: dicha proyección se estimó asumiendo a la campaña anterior como un promedio en términos climáticos. Sin embargo, desde la Bolsa bonaerense, no descartan la posibilidad de un escenario menos benigno a nivel hídrico en los próximos meses, lo que se traduciría en una merma importante en los ingresos de los productores.
En este contexto, desde OpenAgro realizaron una proyección detallada de la rentabilidad que estaría ofreciendo un planteo de 100 hectáreas de soja, 100 de girasol y 100 de maíz, en campo alquilado. Y, en los tres casos, los números dan en rojo, por la influencia del clima, la suba de retenciones y la caída que sufrió la cotización de los granos en los últimos meses.
En el caso de la zona norte de la provincia de Buenos Aires (incluyendo localidades como Pergamino, Chacabuco y Junín) el "yuyito" demandaría un costo total de producción de u$s602 por hectárea. De ese total, el alquiler de la tierra explicaría el 53% del total, mientras que agroquímicos, labores y semillas se llevarían un 38%. A esa ecuación hay que sumarle ítems como seguros y costos administrativos.
Como contrapartida, el ingreso por hectárea de soja estarían rindiendo, de no agravarse el problema climático, unos u$s825.
Claro a esto hay que restarle luego los gastos de comercialización, incluyendo el flete (una de las variables que más pesa), sellos y gastos de acondicionamiento de los granos. En total, esos costos a pagar en cosecha ascienden a u$s258 que, sumados a los de producción (u$s602), totalizan un costo operativo total de u$s860.
Es decir, u$s35 por encima del ingreso bruto. Esto significa, según OpenAgro, que la rentabilidad sobre inversión (ROI), por hectárea, estáría arrojando un 6% negativo.
Ese mismo rojo es el que la consultora proyecta para el girasol, mientras que en el caso del maíz, que requiere de un mayor gasto de agroquímicos, el ROI arrojaría un nivel, también negativo, del 18%.
En término de divisas, y de cumplirse estas proyecciones, este hipotético productor estaría perdiendo u$s34 por hectárea de soja, u$s38 por la de girasol y u$s161 en el caso del maíz, según el actual esquema de retenciones.
"Los números realmente están muy ajustados en campos alquilados y en muchas zonas se pierde plata. En campo propio el número mejora, pero cuando se le agrega el costo de indiferencia de la tierra, la rentabilidad también pasa a ser negativa", advierte Villagra, quien agrega: "Ni hablar cuando te alejás de los puertos. El costo del flete deteriora aún más los números para el productor".
En tanto, en la zona oeste de la Provincia (Daireaux, Pehuajó, Coronel Suárez, etc.), el girasol ofrecería una rentabilidad sobre inversión positiva, del orden del 4%. Pero la ecuación para la soja sería peor que en el norte bonaerense, con un ROI negativo del 11%, mientras que en el caso del maíz el rojo sería del 17%.
Traducido en dólares: el productor perdería u$s57 por hectárea de soja cosechada y u$s134 en el caso del maíz, mientras que ganaría (previo al pago de impuestos) u$s21 por el girasol.
Introduzca el texto aquí ...
En este contexto, Villagra advierte que el proyecto para incrementar el impuesto inmobiliario rural en territorio bonaerense, que todavía no pudo prosperar en el Congreso, "no haría más que sumarle presión a los productores, porque esos costos luego se pasan al valor del alquiler".
Desde la Bolsa de Cereales señalan que la mayor presión impositiva se da en un contexto en el que los precios que se pagan por los granos en la Argentina no están en sus épocas de esplendor. Pero lo cierto es que se han venido recuperando. Y esto genera expectativas entre los productores, que esperan que se afiance el cambio de tendencia.
Hasta mediados de diciembre, el campo argentino se había visto perjudicado por una serie de factores disruptivos, con impactos distorsivos sobre cotizaciones y flujos comerciales, entre los que figuraban el conflicto comercial entre el mayor productor de alimentos, Estados Unidos, y el mayor consumidor, China.
Sin embargo, desde la Bolsa de Comercio de Rosario destacan que los precios de los granos en los mercados externos desarrollaron un gran "sprint" en las últimas jornadas gracias a las noticias que llegaron en torno a las negociaciones entre ambos países.
"Estados Unidos decidió no proceder con los arancelamientos programados para entrar en vigencia durante el domingo del 15% sobre productos chinos valuados en u$s160.000 millones, que incluían teléfonos celulares, computadoras portátiles, juguetes y ropa. China, a su vez, canceló su represalia que entraría en vigencia ese mismo día, que incluía entre otras cosas un arancelamiento del 25% para automóviles fabricados en EE.UU.", indican.
Así, dado que el gigante asiático es un gran demandante de materias primas y Estados Unidos, uno de los principales exportadores a nivel mundial, las cotizaciones en Chicago sintieron el impacto positivo y la soja acumula más de u$s25 por tonelada de ganancia desde comienzos de diciembre.
Sin embargo, entre los productores esto no alcanza para aliviar tensiones. Hay un dato clave: en Rosario, el precio que se paga por tonelada de soja pasó de $9.019 a $14.700 en los últimos 12 meses, una mejora del 63%, un nivel que se ubicó por encima del avance del dólar, que saltó un 59% respecto de fines de diciembre de 2018.
Sin embargo, hace un año no había cepo. En otras palabras, antes el productor podía ir con esos pesos al banco y obtener, por cada tonelada, el equivalente a u$s228.
Ahora, debe recurrir al circuito blue, donde obtendría el equivalente a u$s187 por cada tonelada, es decir, un 18% menos en moneda dura, si bien los analistas aclaran que los productores se desprenden de lo mínimo necesario para invertir en insumos.
En cuanto al clima, las lluvias de los últimos días evitaron un cuadro que pudo haber sido crítico en la zona núcleo.
Sin embargo, los productores todavía no festejan: los pronósticos de lluvias para los meses de enero, febrero y marzo, que resultan decisivos para determinar el rendimiento de los cultivos de la campaña gruesa, "tampoco son favorables", según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. De modo que está latente la posibilidad de que se produzca un alto nivel de estrés hídrico que afecte a la cosecha gruesa
En paralelo, entre los puntos que podrían ayudar a mejorar la rentabilidad, se espera que el Gobierno de Alberto Fernández finalmente avance con menores retenciones para los productores más chicos, tal como había prometido. Pero la realidad es que, hoy por hoy, nadie en el sector espera "milagros".
Fuente: iprofesional.com
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades