El girasol recupera protagonismo en la campaña 2018/19
Recobra protagonismo de la mano de su demostrada estabilidad frente a condiciones climáticas adversas y atractivos márgenes en los planteos agrícolas.
En la campaña 2003/04, Argentina perdió su segundo lugar en el ranking mundial de productores de girasol por detrás de la Unión Europea para caer al 4to puesto, al ser superada por Rusia y Ucrania. Sin embargo, el principal revés para el cultivo se da a partir de la campaña 2007/08 cuando las condiciones comerciales inclinan fuertemente la balanza en favor de la soja, desplazando al girasol hacia las áreas más marginales donde esta última no reúne las condiciones necesarias para su siembra.
La caída en la superficie destinada a girasol se mantuvo prácticamente hasta el 2013/14, cuando se quiebra la tendencia decreciente y vuelve a recuperar espacio en los planteos productivos, aunque muy lejos aún de repetir el hectareaje de hace 10 años atrás. En la actual campaña 2017/18, sin embargo, las siembras de girasol en Argentina mostraron un revés al caer un 9% respecto al año anterior, cubriendo un total de 1,7 millones de hectáreas.
Resulta destacable, sin embargo, que a pesar de la mencionada caída en el área sembrada el cultivo mostró una gran capacidad de resiliencia frente a la peor sequía de los últimos 50 años, logrando un rendimiento promedio en línea con las mejores marcas del pasado, en 21,1 quintales por hectáreas.
Ello permitió que la producción se mantenga invariable en 3,5 millones de toneladas.
Del lado de la demanda, se espera que el volumen de procesamiento, en el mejor de los casos, repita el volumen del año pasado. Sucede que entre enero y septiembre inclusive la Secretaría de Agroindustria informa oficialmente que se han procesado 2,6 millones de toneladas, cuando en los primeros 9 meses del año pasado ya se habían industrializado un total de 2,76 millones de toneladas. De este modo, cerrar a diciembre con un volumen de crushing de 3,2 Mt requerirá procesar en el último trimestre alrededor de 600.000 toneladas, marca que se ha logrado alguna vez en el pasado pero que no se repite desde hace seis años. Sin embargo, la caída que se descuenta en el procesamiento de soja podría dar lugar a una recuperación de esta fuente de absorción, por lo que de momento se mantiene la esperanza.
En relación a las exportaciones como semilla, éstas apenas representan un 2% de la demanda total del grano en nuestro país, previéndose embarques por algo más de 56.000 toneladas, en tanto que otros usos domésticos consumirían otras 86.000 toneladas (incluyendo el consumo de girasol confitero). Así las cosas, el stock final podría comenzar a recuperarse después de un lustro muy ajustado, aunque aún por debajo de la marca de 1 millón de toneladas.
La producción de aceite y harina de girasol, bajo los supuestos presentados, podría rondar 1,35 millones de toneladas respectivamente. En el caso de los subproductos la participación de la exportación es más alta: alrededor del 56% del aceite y el 63% de la harina de girasol tiene como destino el mercado externo. En Argentina el consumo humano de aceite de girasol es alto en relación a otros países, explicando que su consumo aparente sea más alto en términos relativos.
A nivel mundial, el aceite de girasol se encuentra entre los 5 aceites más consumidos. Este ránking está liderado por el aceite de palma que captura el 34% del mercado, y lo siguen en orden de importancia el aceite de soja, de colza y de girasol.
Si bien el aceite de palma tiene un precio accesible y además ofrece variadas posibilidades de utilización (en cocina, cosméticos, farmacología, industria, productos de limpieza, etc.), no se lo considera saludable proyectándose para el largo plazo un mayor peso relativo del óleo obtenido a partir del girasol.
En relación a las perspectivas para el nuevo ciclo, las probadas muestras que dio el cultivo de estabilidad frente a condiciones adversas y márgenes favorables han apuntalado una recuperación del área sembrada a 1,75 millones de hectáreas, 50.000 más que el año anterior, gracias especialmente a su predilección en el oeste de la región núcleo (norte de La Pampa y oeste de la provincia de Buenos Aires). Si bien a la fecha recién se lleva sembrado alrededor de la mitad del área de intención y es muy temprano para ajustar las proyecciones, tomando como base de cálculo el rinde tendencial, la producción argentina 2018/19 podría alcanzar los 3,8 millones de toneladas, el volumen en una década.
En línea con la previsión de una oferta más holgada y en un contexto de precios debilitados a nivel mundial, las compras por adelantado de girasol 2018/19 se mantienen por detrás de lo que se llevaba comercializado a esta altura de los dos últimos años. Entre la industria y la exportación llevan asegurados unas 186.000 toneladas, un 36% por debajo del año anterior y un 26% por debajo de lo adquirido de girasol nuevo a octubre de 2016.
En relación a los precios, si bien el complejo girasol venía mostrando un extraordinario pulso alcista hasta comienzos de septiembre, desde entonces y de la mano de la volatilidad cambiaria la tendencia se ha revertido. En la última semana, sin embargo, los valores del girasol se recuperaron y el precio de referencia de la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario alcanzó el jueves los $9.200, que representan una variación de 4,5% respecto de la semana anterior. En dólares, el aumento semanal fue del 5%, cerrando el jueves a US$ 260,6.
Cuando apenas empieza a vislumbrarse la nueva campaña 2018/19 de girasol, si bien el escenario de precios a la fecha no apunta necesariamente a subas extraordinarias, sí queda claro que el cultivo continúa recuperando protagonismo en los planteos agrícolas de nuestro país, de la mano de la excelente performance que ha demostrado frente a escenarios climáticos adversos y márgenes de producción que aún se mantienen atractivos.
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades
ÚLTIMAS NOTICIAS
El girasol recupera protagonismo en la campaña 2018/19
Recobra protagonismo de la mano de su demostrada estabilidad frente a condiciones climáticas adversas y atractivos márgenes en los planteos agrícolas.
En la campaña 2003/04, Argentina perdió su segundo lugar en el ranking mundial de productores de girasol por detrás de la Unión Europea para caer al 4to puesto, al ser superada por Rusia y Ucrania. Sin embargo, el principal revés para el cultivo se da a partir de la campaña 2007/08 cuando las condiciones comerciales inclinan fuertemente la balanza en favor de la soja, desplazando al girasol hacia las áreas más marginales donde esta última no reúne las condiciones necesarias para su siembra.
La caída en la superficie destinada a girasol se mantuvo prácticamente hasta el 2013/14, cuando se quiebra la tendencia decreciente y vuelve a recuperar espacio en los planteos productivos, aunque muy lejos aún de repetir el hectareaje de hace 10 años atrás. En la actual campaña 2017/18, sin embargo, las siembras de girasol en Argentina mostraron un revés al caer un 9% respecto al año anterior, cubriendo un total de 1,7 millones de hectáreas.
Resulta destacable, sin embargo, que a pesar de la mencionada caída en el área sembrada el cultivo mostró una gran capacidad de resiliencia frente a la peor sequía de los últimos 50 años, logrando un rendimiento promedio en línea con las mejores marcas del pasado, en 21,1 quintales por hectáreas.
Ello permitió que la producción se mantenga invariable en 3,5 millones de toneladas.
Del lado de la demanda, se espera que el volumen de procesamiento, en el mejor de los casos, repita el volumen del año pasado. Sucede que entre enero y septiembre inclusive la Secretaría de Agroindustria informa oficialmente que se han procesado 2,6 millones de toneladas, cuando en los primeros 9 meses del año pasado ya se habían industrializado un total de 2,76 millones de toneladas. De este modo, cerrar a diciembre con un volumen de crushing de 3,2 Mt requerirá procesar en el último trimestre alrededor de 600.000 toneladas, marca que se ha logrado alguna vez en el pasado pero que no se repite desde hace seis años. Sin embargo, la caída que se descuenta en el procesamiento de soja podría dar lugar a una recuperación de esta fuente de absorción, por lo que de momento se mantiene la esperanza.
En relación a las exportaciones como semilla, éstas apenas representan un 2% de la demanda total del grano en nuestro país, previéndose embarques por algo más de 56.000 toneladas, en tanto que otros usos domésticos consumirían otras 86.000 toneladas (incluyendo el consumo de girasol confitero). Así las cosas, el stock final podría comenzar a recuperarse después de un lustro muy ajustado, aunque aún por debajo de la marca de 1 millón de toneladas.
La producción de aceite y harina de girasol, bajo los supuestos presentados, podría rondar 1,35 millones de toneladas respectivamente. En el caso de los subproductos la participación de la exportación es más alta: alrededor del 56% del aceite y el 63% de la harina de girasol tiene como destino el mercado externo. En Argentina el consumo humano de aceite de girasol es alto en relación a otros países, explicando que su consumo aparente sea más alto en términos relativos.
A nivel mundial, el aceite de girasol se encuentra entre los 5 aceites más consumidos. Este ránking está liderado por el aceite de palma que captura el 34% del mercado, y lo siguen en orden de importancia el aceite de soja, de colza y de girasol.
Si bien el aceite de palma tiene un precio accesible y además ofrece variadas posibilidades de utilización (en cocina, cosméticos, farmacología, industria, productos de limpieza, etc.), no se lo considera saludable proyectándose para el largo plazo un mayor peso relativo del óleo obtenido a partir del girasol.
En relación a las perspectivas para el nuevo ciclo, las probadas muestras que dio el cultivo de estabilidad frente a condiciones adversas y márgenes favorables han apuntalado una recuperación del área sembrada a 1,75 millones de hectáreas, 50.000 más que el año anterior, gracias especialmente a su predilección en el oeste de la región núcleo (norte de La Pampa y oeste de la provincia de Buenos Aires). Si bien a la fecha recién se lleva sembrado alrededor de la mitad del área de intención y es muy temprano para ajustar las proyecciones, tomando como base de cálculo el rinde tendencial, la producción argentina 2018/19 podría alcanzar los 3,8 millones de toneladas, el volumen en una década.
En línea con la previsión de una oferta más holgada y en un contexto de precios debilitados a nivel mundial, las compras por adelantado de girasol 2018/19 se mantienen por detrás de lo que se llevaba comercializado a esta altura de los dos últimos años. Entre la industria y la exportación llevan asegurados unas 186.000 toneladas, un 36% por debajo del año anterior y un 26% por debajo de lo adquirido de girasol nuevo a octubre de 2016.
En relación a los precios, si bien el complejo girasol venía mostrando un extraordinario pulso alcista hasta comienzos de septiembre, desde entonces y de la mano de la volatilidad cambiaria la tendencia se ha revertido. En la última semana, sin embargo, los valores del girasol se recuperaron y el precio de referencia de la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario alcanzó el jueves los $9.200, que representan una variación de 4,5% respecto de la semana anterior. En dólares, el aumento semanal fue del 5%, cerrando el jueves a US$ 260,6.
Cuando apenas empieza a vislumbrarse la nueva campaña 2018/19 de girasol, si bien el escenario de precios a la fecha no apunta necesariamente a subas extraordinarias, sí queda claro que el cultivo continúa recuperando protagonismo en los planteos agrícolas de nuestro país, de la mano de la excelente performance que ha demostrado frente a escenarios climáticos adversos y márgenes de producción que aún se mantienen atractivos.
“La fina viene muy bien pero para que se concrete en los rindes es clave el monitoreo continuo”
El ingeniero agrónomo Ricardo Silvestro, de la firma Rindes y Cultivos DAS, analiza la campaña de trigo y cebada. Explica cómo los vaivenes de clima afectaron a los cultivos y la importancia de las aplicaciones preventivas para controlar enfermedades