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El Estado se lleva $55,80 de cada $100 que genera el campo

Así lo indica el informe de junio de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA). En la provincia aumenta al 59,1%

La medición FADA de junio de 2018 marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 55,8% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Es decir, que de cada $100 de renta (ingresos menos costos) que genera una hectárea agrícola, $55,80 se lo llevan los distintos niveles de gobierno. 

Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 55,8%, la participación del Estado en soja es del 66,4%, maíz 40,6%, trigo 39,8% y girasol 51,4%. El principal punto a resaltar es la baja participación en trigo, impulsado principalmente por efecto del incremento de su precio. 

El indicador de este mes, es menor que el 64,1% de marzo de 2018, y sustancialmente menor que el 74,7% de junio de 2017. Este resultado es producto de que hay un factor negativo que hace subir el índice, la sequía, y cuatro factores que lo hacen bajar: la suba de precios, el incremento del dólar, la menor participación de la soja en el área sembrada y la baja de los derechos de exportación. 


Sequía 

Los cultivos de verano, de esta campaña 2017/18 que está finalizando, sufrieron una grave sequía durante la etapa crítica de crecimiento y altas temperaturas y humedad hacia los momentos previo a la cosecha. Estos eventos climáticos provocaron caídas de rindes y pérdidas de producción que han generado efectos negativos sobre el productor agropecuario, pero también sobre las economías del interior y la macroeconomía del país. 


En la campaña anterior se cosechó un total de 55 millones de toneladas de soja, y en noviembre de 2017 el Ministerio de Agroindustria estimaba una cosecha de 53 millones de toneladas para este año, la caída se debía principalmente a la migración de hectáreas de soja a hectáreas de maíz. Sin embargo, la última estimación del 7 de junio es de 36,3 millones de toneladas, un 30,9% menos que lo estimado originalmente. Por lo que las pérdidas alcanzarían las 16,7 millones de toneladas de soja, USD 6.630 millones a los precios FOB actuales. 


En el caso del maíz, el Ministerio estimaba 51,5 millones de toneladas en noviembre de 2017, y en el último informe estimó 42 millones de toneladas, una caída de 9,5 millones de toneladas, valuadas en USD 1.653 millones a los precios FOB actuales. 


Las pérdidas conjuntas de maíz y soja, totalizan las 26,2 millones de toneladas de granos, equivalentes a 935 mil viajes de camión menos y USD 8.283 millones. Aunque esta valuación se hace a precios actuales, también podría hacerse a los precios del año pasado, que son un 10% inferiores para los casos de soja y maíz. 


Precios 

Con respecto a junio de 2017, los precios internacionales subieron. El precio internacional de la soja subió un 10%, pasando de USD 360 a USD 397 por tonelada y el precio local para el disponible aumentó un 15%, de USD 240 a USD 296 por tonelada, lo que incluye el impacto de la reducción en los derechos de exportación. En el caso del maíz, los aumentos fueron equilibrados, incrementándose un 11% en ambos mercados, el disponible pasó de USD 147 a USD 164 por tonelada. 


Una parte de estos aumentos se debe al efecto sobre la producción de la sequía en Argentina, lo que a nivel local ayuda a los productores agrícolas a amortiguar el efecto negativo del clima. Sin embargo, sobre los productores pecuarios (leche, bovinos, porcinos, aviares, etc.), el efecto negativo es doble, al disponer de menos pasto y forrajes, y ser más caro el alimento de los animales para el resto del año.


Dólar 

Cuando el dólar evoluciona por encima de la inflación, genera un impacto positivo sobre los sectores exportadores, ya que hace incrementar los ingresos (en dólares) por encima de los gastos (que, en parte, son en pesos). Por ello, la devaluación del peso con respecto al dólar genera que se amplíe el valor de la producción, y eso hace bajar la participación del Estado en la renta agrícola. 


En los últimos 12 meses, la devaluación fue del 55,6%, duplicando la inflación del periodo. Gran parte de la suba del dólar se dio en los últimos 3 meses, periodo en el que se ha devaluado un 22%, posiblemente sea mayor a la publicación del presente informe. 


Por su lado, los costos totales se han incrementado un 13,8% con respecto a marzo y 30,1% con respecto a junio de 2017. Con mayor impacto de los costos de labores y fletes, que también fueron afectados por los incrementos de los costos de los combustibles. Además de los insumos que al estar dolarizados, suben conforme a sube el dólar. 


Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 59% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 41% están pesificados. El componente en pesos, también suele tener una alta relación con el dólar por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios que hay en una economía inflacionaria como la argentina; y porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado directamente al precio del petróleo y del dólar. 


En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 62% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 38%. 


Baja de los derechos de exportación 


En enero de este año, comenzaron a bajar un 0,5% por mes los derechos de exportación a la soja, por lo que han pasado del 35% en 2015, a 30% en 2016 y 2017, a 27% en junio de 2018. La baja de 3% que lleva el 2018, representa unos 12 dólares por tonelada.


Índices Provinciales: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Luis y La Pampa 


Mientras el índice FADA nacional es de 55,8%, Santa Fe registra el más alto con 59,5% y San Luis el más bajo con 52,8% de participación del Estado en la renta agrícola. Por su lado, Córdoba tiene una participación del 55,3%, Buenos Aires 59,1% y La Pampa 53,8%. 


Santa Fe registra la participación más alta en trigo y girasol, mientras que Buenos Aires, la más alta en soja y maíz. Al mismo tiempo, Buenos Aires registra el menor nivel en girasol, y Córdoba registra el menor nivel en soja, maíz y trigo. 


En estos resultados, se conjugan los rindes, los impuestos provinciales y locales y los fletes, que generan efectos distintos sobre cada uno de los cultivos. En los casos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa, se consideran los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol, utilizando sus participaciones en la superficie sembrada, para luego calcular los números de una hectárea promedio de cada provincia. Para el caso de San Luis, sólo se consideran soja y maíz, ya que explican el 95% del área. 


Puede resultar llamativo que San Luis tenga una participación del Estado en la renta sustancialmente menor a las otras provincias. La explicación para este dato está en la importancia del maíz en la provincia. Mientras que a nivel nacional hay 2 hectáreas de soja por cada una de maíz, en San Luis hay 0,8 hectáreas de soja por cada una de maíz, es decir, hay más maíz que soja. Como se mencionó más arriba, el maíz tiene 20 puntos porcentuales menos de participación del Estado en la renta que la soja, por lo que con una mayor ponderación de maíz en el indicador, el índice FADA para San Luis termina siendo sustancialmente más bajo que el resto. 


Para cada caso se utilizan los rindes promedio de los últimos 3 años, y los costos de producción de labores e insumos necesarios para esos rindes promedio en cada región. En cuanto a los fletes se estimaron para Buenos Aires 250 km., Córdoba 340 km., Santa Fe 120km., San Luis 580 km. y La Pampa 340 km. 


En cuanto a los impuestos nacionales, van en línea con el valor de la producción y con la rentabilidad en cada provincia, por lo que son más altos en términos absolutos en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, y más bajos en San Luis y La Pampa. Aquí se consideran el Impuesto a las Ganancias, Créditos y Débitos e IVA. El caso del IVA merece una aclaración, en muchos de los casos se generan saldos técnicos de IVA a favor, que no son de libre disponibilidad, por lo que constituyen un costo más. Los impuestos provinciales presentan divergencias. 


En el caso de Buenos Aires, significan unos $662 por hectárea, la mayor parte inmobiliario y el resto ingresos brutos. Pero al mismo tiempo, los partidos cobran sus propias tasas, la mayoría son tasas viales con un 70% de lo recaudado destinado a los caminos rurales y el otro 30% al municipio. Estas tasas significan, en promedio, unos $124 por hectárea, con las más diversas formas de cálculo y los más diversos valores. Así, entre municipales y provinciales, una hectárea promedio en Buenos Aires debe tributar $786, representando un 4,3% del valor de la producción.


Fuente: FADA

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Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 55,8%, la participación del Estado en soja es del 66,4%, maíz 40,6%, trigo 39,8% y girasol 51,4%. El principal punto a resaltar es la baja participación en trigo, impulsado principalmente por efecto del incremento de su precio. 

El indicador de este mes, es menor que el 64,1% de marzo de 2018, y sustancialmente menor que el 74,7% de junio de 2017. Este resultado es producto de que hay un factor negativo que hace subir el índice, la sequía, y cuatro factores que lo hacen bajar: la suba de precios, el incremento del dólar, la menor participación de la soja en el área sembrada y la baja de los derechos de exportación. 


Sequía 

Los cultivos de verano, de esta campaña 2017/18 que está finalizando, sufrieron una grave sequía durante la etapa crítica de crecimiento y altas temperaturas y humedad hacia los momentos previo a la cosecha. Estos eventos climáticos provocaron caídas de rindes y pérdidas de producción que han generado efectos negativos sobre el productor agropecuario, pero también sobre las economías del interior y la macroeconomía del país. 


En la campaña anterior se cosechó un total de 55 millones de toneladas de soja, y en noviembre de 2017 el Ministerio de Agroindustria estimaba una cosecha de 53 millones de toneladas para este año, la caída se debía principalmente a la migración de hectáreas de soja a hectáreas de maíz. Sin embargo, la última estimación del 7 de junio es de 36,3 millones de toneladas, un 30,9% menos que lo estimado originalmente. Por lo que las pérdidas alcanzarían las 16,7 millones de toneladas de soja, USD 6.630 millones a los precios FOB actuales. 


En el caso del maíz, el Ministerio estimaba 51,5 millones de toneladas en noviembre de 2017, y en el último informe estimó 42 millones de toneladas, una caída de 9,5 millones de toneladas, valuadas en USD 1.653 millones a los precios FOB actuales. 


Las pérdidas conjuntas de maíz y soja, totalizan las 26,2 millones de toneladas de granos, equivalentes a 935 mil viajes de camión menos y USD 8.283 millones. Aunque esta valuación se hace a precios actuales, también podría hacerse a los precios del año pasado, que son un 10% inferiores para los casos de soja y maíz. 


Precios 

Con respecto a junio de 2017, los precios internacionales subieron. El precio internacional de la soja subió un 10%, pasando de USD 360 a USD 397 por tonelada y el precio local para el disponible aumentó un 15%, de USD 240 a USD 296 por tonelada, lo que incluye el impacto de la reducción en los derechos de exportación. En el caso del maíz, los aumentos fueron equilibrados, incrementándose un 11% en ambos mercados, el disponible pasó de USD 147 a USD 164 por tonelada. 


Una parte de estos aumentos se debe al efecto sobre la producción de la sequía en Argentina, lo que a nivel local ayuda a los productores agrícolas a amortiguar el efecto negativo del clima. Sin embargo, sobre los productores pecuarios (leche, bovinos, porcinos, aviares, etc.), el efecto negativo es doble, al disponer de menos pasto y forrajes, y ser más caro el alimento de los animales para el resto del año.


Dólar 

Cuando el dólar evoluciona por encima de la inflación, genera un impacto positivo sobre los sectores exportadores, ya que hace incrementar los ingresos (en dólares) por encima de los gastos (que, en parte, son en pesos). Por ello, la devaluación del peso con respecto al dólar genera que se amplíe el valor de la producción, y eso hace bajar la participación del Estado en la renta agrícola. 


En los últimos 12 meses, la devaluación fue del 55,6%, duplicando la inflación del periodo. Gran parte de la suba del dólar se dio en los últimos 3 meses, periodo en el que se ha devaluado un 22%, posiblemente sea mayor a la publicación del presente informe. 


Por su lado, los costos totales se han incrementado un 13,8% con respecto a marzo y 30,1% con respecto a junio de 2017. Con mayor impacto de los costos de labores y fletes, que también fueron afectados por los incrementos de los costos de los combustibles. Además de los insumos que al estar dolarizados, suben conforme a sube el dólar. 


Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 59% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 41% están pesificados. El componente en pesos, también suele tener una alta relación con el dólar por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios que hay en una economía inflacionaria como la argentina; y porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado directamente al precio del petróleo y del dólar. 


En el caso del maíz, como los fertilizantes y semillas tienen más peso que en el caso de la soja, los costos dolarizados ascienden al 62% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 38%. 


Baja de los derechos de exportación 


En enero de este año, comenzaron a bajar un 0,5% por mes los derechos de exportación a la soja, por lo que han pasado del 35% en 2015, a 30% en 2016 y 2017, a 27% en junio de 2018. La baja de 3% que lleva el 2018, representa unos 12 dólares por tonelada.


Índices Provinciales: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Luis y La Pampa 


Mientras el índice FADA nacional es de 55,8%, Santa Fe registra el más alto con 59,5% y San Luis el más bajo con 52,8% de participación del Estado en la renta agrícola. Por su lado, Córdoba tiene una participación del 55,3%, Buenos Aires 59,1% y La Pampa 53,8%. 


Santa Fe registra la participación más alta en trigo y girasol, mientras que Buenos Aires, la más alta en soja y maíz. Al mismo tiempo, Buenos Aires registra el menor nivel en girasol, y Córdoba registra el menor nivel en soja, maíz y trigo. 


En estos resultados, se conjugan los rindes, los impuestos provinciales y locales y los fletes, que generan efectos distintos sobre cada uno de los cultivos. En los casos de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa, se consideran los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol, utilizando sus participaciones en la superficie sembrada, para luego calcular los números de una hectárea promedio de cada provincia. Para el caso de San Luis, sólo se consideran soja y maíz, ya que explican el 95% del área. 


Puede resultar llamativo que San Luis tenga una participación del Estado en la renta sustancialmente menor a las otras provincias. La explicación para este dato está en la importancia del maíz en la provincia. Mientras que a nivel nacional hay 2 hectáreas de soja por cada una de maíz, en San Luis hay 0,8 hectáreas de soja por cada una de maíz, es decir, hay más maíz que soja. Como se mencionó más arriba, el maíz tiene 20 puntos porcentuales menos de participación del Estado en la renta que la soja, por lo que con una mayor ponderación de maíz en el indicador, el índice FADA para San Luis termina siendo sustancialmente más bajo que el resto. 


Para cada caso se utilizan los rindes promedio de los últimos 3 años, y los costos de producción de labores e insumos necesarios para esos rindes promedio en cada región. En cuanto a los fletes se estimaron para Buenos Aires 250 km., Córdoba 340 km., Santa Fe 120km., San Luis 580 km. y La Pampa 340 km. 


En cuanto a los impuestos nacionales, van en línea con el valor de la producción y con la rentabilidad en cada provincia, por lo que son más altos en términos absolutos en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, y más bajos en San Luis y La Pampa. Aquí se consideran el Impuesto a las Ganancias, Créditos y Débitos e IVA. El caso del IVA merece una aclaración, en muchos de los casos se generan saldos técnicos de IVA a favor, que no son de libre disponibilidad, por lo que constituyen un costo más. Los impuestos provinciales presentan divergencias. 


En el caso de Buenos Aires, significan unos $662 por hectárea, la mayor parte inmobiliario y el resto ingresos brutos. Pero al mismo tiempo, los partidos cobran sus propias tasas, la mayoría son tasas viales con un 70% de lo recaudado destinado a los caminos rurales y el otro 30% al municipio. Estas tasas significan, en promedio, unos $124 por hectárea, con las más diversas formas de cálculo y los más diversos valores. Así, entre municipales y provinciales, una hectárea promedio en Buenos Aires debe tributar $786, representando un 4,3% del valor de la producción.


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