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Huella hídrica, un indicador ambiental productivo cada vez más presente

No tan conocido quizás como su pariente cercano "huella de carbono", la huella hídrica es un indicador ambiental que va ganando terreno entre los elementos a tener en cuenta para medir el impacto de la producción agropecuaria. Ingresá para conocer más acerca del tema en esta entrevista a la Ing. Verónica Charlon de INTA Rafaela y descargar un libro en PDF con estrategias de eficiencia ambiental.

Si alguna vez tuviste esa sensación de no querer "pasar por esta vida sin dejar huella", podés ir quedándote tranquilo: la actividad humana en todo sentido tiene un profundo impacto ambiental, objeto de un creciente número de indicadores denominados "huellas", que dan cuenta de la apropiación de recursos o presiones ejercidas sobre el ambiente.


Bastante conocida por todos es la huella de carbono, y poco a poco va ganando terreno en la conciencia pública a nivel global el tema que nos ocupa: la huella hídrica.Por supuesto que hay muchos más "huellones" en que podemos quedar colgados… huella energética, de biodiversidad, ecológica, de residuos, de nitrógeno, de suelo, etc. Pero no nos empantanemos.


Para conocer de primera mano acerca de la Huella Hídrica nos contactamos con una de las profesionales referentes en Argentina, la Ing. Verónica Charlon, investigadora en la EEA INTA Rafaela y especializada en gestión de agua, efluentes, tratamiento de residuos orgánicos y temas afines. 


"La huella hídrica es un indicador del uso de agua dulce, tanto directo por parte del consumidor -como por ejemplo agua de bebida-, cómo indirecto que se refiere al agua usada en la cadena de suministro o las etapas previas de la cadena de producción, desde la obtención de materias primas hasta la fabricación y distribución de productos", explica Charlon.


Tal como sucede con la huella de carbono, este indicador busca evaluar el impacto ambiental de la actividad humana, incluyendo por supuesto la producción agropecuaria, en pro de una mayor eficiencia en el uso de los recursos por parte de empresas, organizaciones y/o decisores.


"La huella hídrica considera el volumen total de agua utilizado en un producto, servicio o actividad a lo largo de su ciclo de vida. Para la evaluación lo primero es definir el producto, proceso o actividad cuya huella hídrica se va a medir, y los límites del ciclo de vida a tener en cuenta. Por ejemplo, todo el ciclo completo desde la obtención de las materias primas hasta el final de la vida útil del producto, o solo una etapa del proceso productivo" remarca.


Luego viene una de las etapas más interesantes del proceso, que es la categorización y contabilización del agua, donde se recolectan todos los datos de uso y consumo, y se desglosa en tres "colores" o tipos de agua:


  • Agua verde: El agua de lluvia almacenada en el suelo que es utilizada por las plantas en los procesos de cultivo. Es importante en la agricultura.
  • Agua azul: El agua que proviene de agua dulce subterránea o superficial (ríos, lagos, acuíferos) y que es utilizada en procesos de producción. Por ej. el riego en agricultura, el agua de bebida de los animales, agua para limpieza, etc.
  • Agua gris: El volumen de agua necesario para diluir los contaminantes generados durante un proceso de producción, manteniendo así los niveles de calidad del agua dentro de los estándares permitidos. La huella gris se calcula a partir de la cantidad de contaminantes que se generan en el proceso y de la capacidad del agua para asimilarlos, aplicando una fórmula.


"Luego de calcular el agua verde, agua azul y agua gris en función del tipo de actividad y la geolocalización de la producción, se suman para obtener la huella hídrica total del producto o proceso, que pueden ir como decíamos desde la producción misma de materias primas hasta el embalaje, transporte, etc, depende del ciclo de vida definido inicialmente", subraya. 

"A veces se confunde la Huella Hídrica con la Huella del Agua, que es un indicador estandarizado por la norma internacional ISO 14046, pero difieren en metodología y alcance de evaluación. La Hídrica se enfoca en el volumen total de agua utilizada en diferentes etapas de un proceso, y clasifica este consumo en agua verde, azul y gris, mientras que la otra ho solo mide el volumen de agua utilizado, sino que también se enfoca en cómo este consumo impacta sobre el ambiente, en términos de disponibilidad de agua, calidad del agua y la presión que el uso de agua genera sobre los ecosistemas", aclara.


Agua Virtual

Otro de los conceptos del que no habíamos escuchado antes de la entrevista a Verónica Charlon fue el de "Agua Virtual", que es el volumen de agua que se utiliza de forma indirecta para producir bienes y servicios. Es decir, es el agua necesaria en todo el proceso de producción, desde los insumos hasta el producto final, aunque no esté visible en el bien o servicio consumido. Por ejemplo, para producir un kilogramo de carne se necesita una gran cantidad de agua para alimentar al ganado, producir el forraje y procesar la carne, aunque el agua no esté directamente presente en el producto final.


En los años 90 es cuando surge el concepto de agua virtual para contabilizar el uso indirecto de agua en la producción de bienes y servicios. El Dr. Tony Allan impulsó el debate sobre el comercio de agua virtual como una estrategia para resolver problemas geopolíticos y evitar conflictos por el agua. Para países con escasez hídrica, importar productos que requieren grandes cantidades de agua en su producción (importar agua virtual) puede aliviar la presión sobre sus propios recursos hídricos. Al cuantificar los flujos de agua vinculados al comercio internacional de productos agrícolas y pecuarios, es posible identificar los movimientos de agua virtual a nivel global.


Según explica Charlon, en el ciclo del agua, el agua que se evaporó en una ubicación determinada, generalmente regresa a la superficie como lluvia en otro lugar. "Aunque el volumen total de agua en el ciclo hidrológico global permanece constante, su distribución cambia continuamente en océanos, continentes, regiones y cuencas. En consecuencia, la disponibilidad de agua en diferentes áreas del mundo puede variar ampliamente", indica.


El movimiento de agua virtual se comprende con claridad en la exportación de productos como la soja, por ejemplo, donde el agua utilizada para su cultivo (principalmente agua "verde", de lluvia), es transportada indirectamente cuando el producto se exporta. En regiones como nuestro país, donde la soja depende del agua verde, la producción puede verse afectada por la variabilidad climática. En áreas donde se emplea riego (agua azul), el agua extraída de fuentes superficiales o subterráneas también incrementa la huella hídrica del producto exportado, lo que puede generar presiones sobre los recursos hídricos locales, especialmente en zonas con escasez de agua.


¿Y el productor, qué hace con esto?

La gran pregunta, claro, es qué puede hacer el productor agropecuario para minimizar el impacto ambiental derivado del uso de agua, ya sea por vocación o conciencia ambiental, o bien apuntando a un producto diferenciado o esquivando una barrera paraarancelaria como en el caso de los productos libres de deforestación o con baja huella de carbono.


"Como primer paso es importante conocer la disponibilidad y la calidad de agua existente en la explotación agrícola o ganadera, es fundamental para garantizar un suministro adecuado y sostenible de agua para los cultivos, el ganado y otras actividades relacionadas", explica Verónica Charlon.


"Es conveniente registrar los lugares y/o actividades donde hay uso o necesidad de agua, para luego medir y/o estimar su consumo. Esto nos permitirá identificar aquella prácticas donde están los mayores consumos, detectar ineficiencias y comenzar a realizar una gestión adecuada del recurso agua", agrega.


Algunas prácticas y estrategias en el contexto del cambio climático y con la creciente demanda de agua que se pueden tener en cuenta son:

  • Gestión eficiente del agua de riego y consumo, para reducir las pérdidas por evaporación y escorrentía. También aprovechar el agua reciclada (provenientes de lavados y procesos).
  • Captación y almacenamiento de agua de lluvia, especialmente en zonas con problemas de acceso al agua por falta de cantidad y/o calidad (embalses, tanques, recolección de aguas pluviales en techos o estructuras)
  • Uso eficiente en ganadería, asegurándose de que los animales tengan acceso constante a agua limpia y fresca, optimizando su consumo ya que esto es determinante para la producción. El uso de sistemas de bebederos automáticos y tanques de agua bien gestionados y mantenidos puede reducir el desperdicio.
  • Monitoreo de la calidad y cantidad del agua mediante análisis periódicos de la calidad del agua (nitratos, sales, etc.) para garantizar que sea adecuada para riego, consumo animal y limpieza.
  • Monitoreo de caudales y niveles de agua conociendo la cantidad de agua disponible en fuentes como ríos, pozos para ajustar la demanda y evitar la sobreexplotación.


En este link puede descargarse un libro en que participó la Ing. Verónica Charlon sobre Indicadores Ambientales para Producción Animal, donde hay un Capítulo referido al AGUA
http://www.aapa.org.ar/libros/descargas/Indicadores-Ambientales.pdf

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Bastante conocida por todos es la huella de carbono, y poco a poco va ganando terreno en la conciencia pública a nivel global el tema que nos ocupa: la huella hídrica.Por supuesto que hay muchos más "huellones" en que podemos quedar colgados… huella energética, de biodiversidad, ecológica, de residuos, de nitrógeno, de suelo, etc. Pero no nos empantanemos.


Para conocer de primera mano acerca de la Huella Hídrica nos contactamos con una de las profesionales referentes en Argentina, la Ing. Verónica Charlon, investigadora en la EEA INTA Rafaela y especializada en gestión de agua, efluentes, tratamiento de residuos orgánicos y temas afines. 


"La huella hídrica es un indicador del uso de agua dulce, tanto directo por parte del consumidor -como por ejemplo agua de bebida-, cómo indirecto que se refiere al agua usada en la cadena de suministro o las etapas previas de la cadena de producción, desde la obtención de materias primas hasta la fabricación y distribución de productos", explica Charlon.


Tal como sucede con la huella de carbono, este indicador busca evaluar el impacto ambiental de la actividad humana, incluyendo por supuesto la producción agropecuaria, en pro de una mayor eficiencia en el uso de los recursos por parte de empresas, organizaciones y/o decisores.


"La huella hídrica considera el volumen total de agua utilizado en un producto, servicio o actividad a lo largo de su ciclo de vida. Para la evaluación lo primero es definir el producto, proceso o actividad cuya huella hídrica se va a medir, y los límites del ciclo de vida a tener en cuenta. Por ejemplo, todo el ciclo completo desde la obtención de las materias primas hasta el final de la vida útil del producto, o solo una etapa del proceso productivo" remarca.


Luego viene una de las etapas más interesantes del proceso, que es la categorización y contabilización del agua, donde se recolectan todos los datos de uso y consumo, y se desglosa en tres "colores" o tipos de agua:


  • Agua verde: El agua de lluvia almacenada en el suelo que es utilizada por las plantas en los procesos de cultivo. Es importante en la agricultura.
  • Agua azul: El agua que proviene de agua dulce subterránea o superficial (ríos, lagos, acuíferos) y que es utilizada en procesos de producción. Por ej. el riego en agricultura, el agua de bebida de los animales, agua para limpieza, etc.
  • Agua gris: El volumen de agua necesario para diluir los contaminantes generados durante un proceso de producción, manteniendo así los niveles de calidad del agua dentro de los estándares permitidos. La huella gris se calcula a partir de la cantidad de contaminantes que se generan en el proceso y de la capacidad del agua para asimilarlos, aplicando una fórmula.


"Luego de calcular el agua verde, agua azul y agua gris en función del tipo de actividad y la geolocalización de la producción, se suman para obtener la huella hídrica total del producto o proceso, que pueden ir como decíamos desde la producción misma de materias primas hasta el embalaje, transporte, etc, depende del ciclo de vida definido inicialmente", subraya. 

"A veces se confunde la Huella Hídrica con la Huella del Agua, que es un indicador estandarizado por la norma internacional ISO 14046, pero difieren en metodología y alcance de evaluación. La Hídrica se enfoca en el volumen total de agua utilizada en diferentes etapas de un proceso, y clasifica este consumo en agua verde, azul y gris, mientras que la otra ho solo mide el volumen de agua utilizado, sino que también se enfoca en cómo este consumo impacta sobre el ambiente, en términos de disponibilidad de agua, calidad del agua y la presión que el uso de agua genera sobre los ecosistemas", aclara.


Agua Virtual

Otro de los conceptos del que no habíamos escuchado antes de la entrevista a Verónica Charlon fue el de "Agua Virtual", que es el volumen de agua que se utiliza de forma indirecta para producir bienes y servicios. Es decir, es el agua necesaria en todo el proceso de producción, desde los insumos hasta el producto final, aunque no esté visible en el bien o servicio consumido. Por ejemplo, para producir un kilogramo de carne se necesita una gran cantidad de agua para alimentar al ganado, producir el forraje y procesar la carne, aunque el agua no esté directamente presente en el producto final.


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Según explica Charlon, en el ciclo del agua, el agua que se evaporó en una ubicación determinada, generalmente regresa a la superficie como lluvia en otro lugar. "Aunque el volumen total de agua en el ciclo hidrológico global permanece constante, su distribución cambia continuamente en océanos, continentes, regiones y cuencas. En consecuencia, la disponibilidad de agua en diferentes áreas del mundo puede variar ampliamente", indica.


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¿Y el productor, qué hace con esto?

La gran pregunta, claro, es qué puede hacer el productor agropecuario para minimizar el impacto ambiental derivado del uso de agua, ya sea por vocación o conciencia ambiental, o bien apuntando a un producto diferenciado o esquivando una barrera paraarancelaria como en el caso de los productos libres de deforestación o con baja huella de carbono.


"Como primer paso es importante conocer la disponibilidad y la calidad de agua existente en la explotación agrícola o ganadera, es fundamental para garantizar un suministro adecuado y sostenible de agua para los cultivos, el ganado y otras actividades relacionadas", explica Verónica Charlon.


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Algunas prácticas y estrategias en el contexto del cambio climático y con la creciente demanda de agua que se pueden tener en cuenta son:

  • Gestión eficiente del agua de riego y consumo, para reducir las pérdidas por evaporación y escorrentía. También aprovechar el agua reciclada (provenientes de lavados y procesos).
  • Captación y almacenamiento de agua de lluvia, especialmente en zonas con problemas de acceso al agua por falta de cantidad y/o calidad (embalses, tanques, recolección de aguas pluviales en techos o estructuras)
  • Uso eficiente en ganadería, asegurándose de que los animales tengan acceso constante a agua limpia y fresca, optimizando su consumo ya que esto es determinante para la producción. El uso de sistemas de bebederos automáticos y tanques de agua bien gestionados y mantenidos puede reducir el desperdicio.
  • Monitoreo de la calidad y cantidad del agua mediante análisis periódicos de la calidad del agua (nitratos, sales, etc.) para garantizar que sea adecuada para riego, consumo animal y limpieza.
  • Monitoreo de caudales y niveles de agua conociendo la cantidad de agua disponible en fuentes como ríos, pozos para ajustar la demanda y evitar la sobreexplotación.


En este link puede descargarse un libro en que participó la Ing. Verónica Charlon sobre Indicadores Ambientales para Producción Animal, donde hay un Capítulo referido al AGUA
http://www.aapa.org.ar/libros/descargas/Indicadores-Ambientales.pdf

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