Moha forrajera: las súper variedades que desafían a la incertidumbre climática
El INTA desarrolló tres cultivares mejorados y altamente adaptados, que además son los únicos fiscalizados de origen nacional.
El fenómeno de La Niña plantea un desafío para la producción de forraje del sistema ganadero del próximo verano por efecto de las limitadas condiciones hídricas.
Ante este panorama, el cultivo de moha se destaca como un recurso estratégico para estabilizar la producción forrajera debido principalmente a su excelente tolerancia ante las contingencias climáticas estivales.
La moha es un cultivo que ofrece alto potencial de producción de forraje con adecuada calidad nutricional en un corto período (55-70 días de siembra a cosecha). Además, ofrece un alto rendimiento porque no requiere habitualmente de gastos de protección ante enfermedades y plagas.
Se siembra de octubre a enero y permite incluirla en planes de rotación corto o de doble cultivo (por ejemplo, en combinación con un maíz de segunda para silaje).
En cuanto a los beneficios nutricionales para el ganado, es excelente para las dietas ricas en granos o cuando se pastorean forrajes muy tiernos y acuosos. Un factor adicional es que contribuye a estabilizar las fermentaciones ruminales.
VENTAJAS
Por estas propiedades, se posiciona como un recurso estratégico porque puede ser utilizada eventualmente como verdeo de emergencia para cubrir los baches estivales de producción de forraje propios de las pasturas, aunque su principal uso recomendado es mediante la confección de reservas que contribuyen a estabilizar la oferta forrajera a lo largo del año.
- Bajo costo de implantación y mantenimiento
- Corto período de ocupación del lote
- Alta competitividad del cultivo frente a las malezas de verano
- Alimento energético que aporta principalmente fibra efectiva
En línea con las estas ventajas estratégicas del cultivo de moha, el INTA ha desarrollado tres cultivares mejorados y altamente adaptados, que además son los únicos cultivares fiscalizados de origen nacional.
"A través de estos cultivares el INTA brinda a los productores una herramienta adicional para la toma de decisiones estratégicas que aumenten la rentabilidad, la estabilidad y la previsibilidad en sistemas de producción de carne y leche o bien sistemas mixtos donde conviven la agricultura con la ganadería intensiva" asegura el estudio.
Cultivares desarrollados por el INTANará INTA: es el cultivar más nuevo, se destaca por su máximo potencial de rendimiento forrajero (20-30% superior al resto de los cultivares de Argentina), debido principalmente a su ciclo más largo (10-15 días más tardío). Esto último le confiere además una mayor amplitud en cuanto a la ventana óptima de cosecha. Presenta excelente tolerancia al vuelco y sanidad. De alta adaptabilidad general y con capacidad de respuesta a mejoras de manejo. Finalmente, Nará INTA se diferencia del resto de las mohas por presentar coloración rojiza en diferentes órganos de la planta como así también semilla anaranjada.
Yaguané Plus INTA: cultivar derivado del tradicional cultivar Yaguané INTA, seleccionado por alta producción de materia seca y su amplia adaptación a los distintos sistemas productivos de Argentina. Es un cultivar especialmente desarrollado para la confección de heno con estructura de planta caracterizada por presentar pocos macollos y láminas anchas. Yaguané Plus INTA presenta una alta capacidad de responder a la mejora en las condiciones productivas (mayor fertilidad, precipitaciones, etc.) y, por lo tanto, es el cultivar mejor adaptado a los ambientes más Productivos.
Carapé Plus INTA: derivado del tradicional cultivar Carapé INTA, seleccionado por su mayor potencial y estabilidad de rendimiento en los ambientes menos productivos y por su mayor calidad forrajera. Es un cultivar mejor adaptado al pastoreo directo debido a su buena capacidad de rebrote, aunque también presenta una muy buena aptitud para la obtención de henos de alta calidad nutricional ya que presenta una rápida acumulación de materia seca, tallos finos y alta proporción de láminas.
Huella hídrica, un indicador ambiental productivo cada vez más presente
No tan conocido quizás como su pariente cercano "huella de carbono", la huella hídrica es un indicador ambiental que va ganando terreno entre los elementos a tener en cuenta para medir el impacto de la producción agropecuaria. Ingresá para conocer más acerca del tema en esta entrevista a la Ing. Verónica Charlon de INTA Rafaela y descargar un libro en PDF con estrategias de eficiencia ambiental.
Intensificación Ganadera, el tema de "La Ganadería que Viene 2025"
"Hasta dónde, hasta cuándo, hasta cuánto" son las preguntas que funcionarán como eje en la edición 2025 de uno de los eventos ganaderos más importantes del centro de la provincia. el 11, 12 y 13 de junio de 2025 serán tres días a pura ganadería;, con charlas de reconocidos disertantes, muestras dinámicas ganaderas y forrajeras, cursos gratuitos, una peña de bienvenida, un after de cierre y hasta un remate de hacienda, todo con entrada libre y gratuita.
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Se siembra de octubre a enero y permite incluirla en planes de rotación corto o de doble cultivo (por ejemplo, en combinación con un maíz de segunda para silaje).
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- Bajo costo de implantación y mantenimiento
- Corto período de ocupación del lote
- Alta competitividad del cultivo frente a las malezas de verano
- Alimento energético que aporta principalmente fibra efectiva
En línea con las estas ventajas estratégicas del cultivo de moha, el INTA ha desarrollado tres cultivares mejorados y altamente adaptados, que además son los únicos cultivares fiscalizados de origen nacional.
"A través de estos cultivares el INTA brinda a los productores una herramienta adicional para la toma de decisiones estratégicas que aumenten la rentabilidad, la estabilidad y la previsibilidad en sistemas de producción de carne y leche o bien sistemas mixtos donde conviven la agricultura con la ganadería intensiva" asegura el estudio.
Cultivares desarrollados por el INTANará INTA: es el cultivar más nuevo, se destaca por su máximo potencial de rendimiento forrajero (20-30% superior al resto de los cultivares de Argentina), debido principalmente a su ciclo más largo (10-15 días más tardío). Esto último le confiere además una mayor amplitud en cuanto a la ventana óptima de cosecha. Presenta excelente tolerancia al vuelco y sanidad. De alta adaptabilidad general y con capacidad de respuesta a mejoras de manejo. Finalmente, Nará INTA se diferencia del resto de las mohas por presentar coloración rojiza en diferentes órganos de la planta como así también semilla anaranjada.
Yaguané Plus INTA: cultivar derivado del tradicional cultivar Yaguané INTA, seleccionado por alta producción de materia seca y su amplia adaptación a los distintos sistemas productivos de Argentina. Es un cultivar especialmente desarrollado para la confección de heno con estructura de planta caracterizada por presentar pocos macollos y láminas anchas. Yaguané Plus INTA presenta una alta capacidad de responder a la mejora en las condiciones productivas (mayor fertilidad, precipitaciones, etc.) y, por lo tanto, es el cultivar mejor adaptado a los ambientes más Productivos.
Carapé Plus INTA: derivado del tradicional cultivar Carapé INTA, seleccionado por su mayor potencial y estabilidad de rendimiento en los ambientes menos productivos y por su mayor calidad forrajera. Es un cultivar mejor adaptado al pastoreo directo debido a su buena capacidad de rebrote, aunque también presenta una muy buena aptitud para la obtención de henos de alta calidad nutricional ya que presenta una rápida acumulación de materia seca, tallos finos y alta proporción de láminas.
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